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A Susana le salen mal las fusiones (sanitarias)

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Pepe Torrente

El entredicho en el que están poniendo la política de fusión hospitalaria de Susana Díaz tanto los manifestantes granadinos, en masa, la que ha paralizado la justicia en Huelva, como la serie de casuísticas deleznables que nos avergüenzan en otras provincias de Andalucía, ha puesto en el primer plano de la actualidad la amplia política de recortes con la que han venido practicando su política los socialistas, auto publicitada con vehemencia sobre las bases de la “Andalucía al máximo, imparable”.

El caso es que la bandera del liderazgo de la señora presidenta, más pendiente de agotar al secretario general Pedro Sánchez en su mandato e intenciones antiespañolas, que de prosperar con la razón en la nueva oferta hospitalaria de Granada o Huelva como es su obligación, se ha puesto en la picota. Y con calificación de muy deficiente y mejorable.

Eso sí, cae el desánimo sólo entre la militancia fiel y constante, la que está alejada del puestecico, puesto que entre los acrisolados escribas y portavoces del entorno de San Telmo, nadie se atreve a decirle a la señora presidenta que así, no. Se guardan bien, no les conviene.

La confusión no sólo llegó al informativo respectivo de Canal Sur TV que, en el escaso tiempo que va desde el noticiario del mediodía al de la tarde, encontró a 30.000 manifestantes más de Granada, que habían escondido en el recuento del primer informativo autonómico de la televisión pública suya, a la que llaman La Nuestra. Éstos aparecieron por la tarde. Ya serenos y viendo el escándalo que provocó tan parcial sectarismo informativo, no tuvieron más remedio que sacarlo del oscuro olvido.

Las musas se ausentaron entre los altos cargos directivos de la administración sanitaria andaluza cuando tuvieron que salir a explicarse. Para mostrar su reacción, y demostrar su falta de empatía con la gente, decidieron salir tras la cosa esa tan rara que hubo en Granada llamada impresionante manifestación contra Susana (por lo poco acostumbrados que estamos a ver algo así en esta tierra del régimen socialí), a decir que ni un paso atrás, que lo hecho es lo mejor y que la gente se manifestó poco menos que porque desconocía la situación. Demostraron que su sordera y su lejanía de la gente no era transitoria, sino más bien crónica.

La confusión no sólo llegó al informativo respectivo de Canal Sur TV que, en el escaso tiempo que va desde el noticiario del mediodía al de la tarde, encontró a 30.000 manifestantes más de Granada, que habían escondido en el recuento del primer informativo.

En ese halo de petulante soberbia, ha dejado sellada la justicia de Huelva una prueba más del desapego entre el gobierno y la ciudadanía, al poner sonrojo en el gobierno andaluz tras sentenciar que la fusión de allí se ha hecho a espaldas de los profesionales. Exactamente lo mismo, ni más ni menos, que lo realizado en la fusión hecha en Granada. Porque los directivos que por obligación apoyan lo que hay han preferido imponer porque sí, a pesar de no ser favorable a sus tesis la opinión mayoritaria de los profesionales.

Susana, entre los escasos huecos que le dejaba la crisis de Ferraz, en la que ella misma hizo de alquimista jefe, tuvo que rendir cuentas de su humilde condición de progresista en funciones en el último debate sobre el estado de la comunidad, y reconocer allí que la fusión no se había hecho bien. Pidió disculpas, en español de Triana, pero tras decirlo, todo seguía igual, todo sigue tal cual estaba. O sea, otro engaño más en la muesca de su disparador de cinismo. Es lo habitual.

Pero asombra la amplitud del disparador reseñado, al ver cómo son capaces de justificar la última cita con la justicia como investigado del alcalde de Granada, apelando a la excusa del trámite administrativo, para ayudar al ciudadano Juan Marín a no exagerar el postureo. Qué tiempos aquellos de este verano pasado cuando una citación idéntica como investigado de Pepe Torres e Isabel Nieto se usaron como acusadores declarativo de su culpa, nada presunta en este caso, sólo por ser quienes eran, del PP, los convocados ante el juez instructor.

Es lo que tiene la plenipotenciaria manera de verlo desde el régimen que todo lo mira. Intentan que les compremos, con toda la caradura posible, que la libertad de expresión será válida siempre según quien sea el que se exprese. Toda una declaración de totalitarismo oficial. Que la presunción de inocencia se presumirá siempre según convenga. Y si no me creen, sólo hay que seguir al portavoz oficial del gobierno de Susana Díaz, o a los demás portavoces también, en sus ratos libres.

Algún día les llegará la hora, ¿no cree Ud., amable lector?