Pepe Fernández/ El Sismógrafo.- Si echan un vistazo a las noticias del día se darán cuenta de inmediato de las caras de alegría –sin fronteras– que algunos de nuestros políticos con responsabilidades de gobierno tienen a raíz de los datos del paro conocidos este miércoles.
Una vez más, como si de una diabólica montaña rusa se tratase, hemos vuelto a bajar en Andalucía de la cifra del millón de parados y nuevamente suenan los campanarios del poder, aunque esta vez los campaneros emplean más energía en el repicar, seguramente porque habrá urnas abiertas en unos días.
Que las cifras del paro han bajado es una verdad objetiva que nadie puede discutir, como tampoco se puede discutir que estamos solo a diez mil parados del millón y que siguen ahí fuera 990.000 personas condenadas a no poder trabajar y sobrevivir con dignidad. Ya ni siquiera hablamos del empleo precario, ni de los sueldos esclavistas, ni de los contratos de dos o tres horas a la semana. Hablamos del naufragio de una clase media que antes vivía, pagaba su hipoteca y ahora no.
Sánchez Maldonado, como consejero responsable de la cartera de Empleo, ha sido uno de los que más ha demostrado su alegría. Maldonado destaca que en este noviembre «histórico», Andalucía «es la comunidad donde más baja, con diferencia” y que «debemos extremar los esfuerzos para reducir el desempleo con una apuesta decidida por las políticas que fomenten el empleo, una apuesta que está reflejada en los Presupuestos Generales de Andalucía para el próximo año, con más de 2.037 millones de euros destinados directamente al empleo y al desarrollo económico, y un gasto en políticas activas de empleo que duplica al realizado en el año anterior”.
Desde el otro gobierno, el de Madrid, su delegado en Andalucía, Antonio Sanz, también se ha subido a la torre a hacer sonar las campanas. Para el político gaditano obtener en noviembre una bajada récord de parados como esta es gracias a las reformas (laboral) de Rajoy “que siguen dando resultados”.
A todo esto, para adornar los discursos triunfalistas cada vez que bajan las cifras del paro, se recurre a la estadística de estos años y se remarca que es el mes de noviembre de los últimos años en que más ha bajado el desempleo. Literatura al fin y al cabo para un millón de paisanos y paisanas que seguirán los lunes al sol en esta Andalucía imparable y que ya debe ir por la quinta modernización oficial.
En todo caso, adiós al millón de parados, ojalá no vuelva esa cifra tan redonda, y a ver si se mantiene la dinámica de bajada en las estadísticas oficiales venideras. Porque en las vidas de los afectados por esta lacra sigue y seguirá instalada, parece que por mucho tiempo, esa sensación de abandono por parte de una sociedad en la que se creían integrados, contribuyentes y a veces felices.
Pepe Fernández
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