The news is by your side.

Adiós paro de 2017, hola precariedad 2018

Leí en algún sitio que Enero se llama así en honor del dios Jano, el de las dos caras. No al estilo de lo que nos viene a la mente cuando hablamos de gente con dos caras, sino porque representa los finales y los comienzos. Por ello mira hacia atrás y hacia delante. Pues bien, en este mes que despide lo que ha sido y confía en lo que puede llegar a ser, repasemos como fue el empleo en Andalucía, para intentar vaticinar por donde discurrirá 2018.

Lo fascinante de días como hoy en que se conocen los datos de paro es observar los malabarismos que nuestros representantes políticos realizan. En esencia la cosa va de incluir en la misma frase una celebración por lo bien que va todo gracias a la dedicación del amado barra amada líder, y lo bien que podría ir si no fuera por la pésima gestión que hace el otro. Nunca debe desaprovecharse la oportunidad de tirarse los datos de paro a la cabeza.

 

De la reducción del desempleo en España durante 2017 (290.193 parados menos), veinte de cada cien era andaluz.

 

Si hacemos abstracción de la publicidad, Andalucía – y aquí va la buena noticia- no solo ha reducido el paro este mes y este año; también es donde más ha bajado. De la reducción del desempleo en España durante 2017 (290.193 parados menos), veinte de cada cien era andaluz. El año termina en Andalucía con un descenso de 57.713 desempleados. Hay un pero, siempre lo hay. La nuestra es la Comunidad con mayor volumen de paro. Es, por tanto, más fácil pillar un andaluz saliendo del desempleo que, por ejemplo, un vasco.

La segunda objeción la aportan las cifras relativas de descenso del paro. En Andalucía cae un 6,54% este año. Está bien, pero es inferior a la media nacional situada en el 7,84%.

En resumen, uno de cada cuatro parados españoles es andaluz y, en mi opinión, eso no cambiará en 2018. Con todo, lo importante, debería ser no tanto el ritmo de reducción del paro como la calidad del empleo que se cree. Podríamos sacar una enseñanza del cuento infantil de los tres cerditos, antes de que la corrección política nos obligue a que sea de los tres cerditos, las tres cerditas, y un lobo necesariamente franquista. Lo importante es construir con buenos materiales, no acabar pronto y que se te venga abajo con el primer viento. Es importante recuperar el empleo y, más aún, como hacerlo. En este aspecto Andalucía está reduciendo el paro gracisa a empleos no cualificados en sectores como Hostelería, Transporte o Comercio.

Para entender lo importante de promover el empleo cualificado, potenciar la innovación y mejorar la educación para que prepare para los empleos del futuro, observemos los datos de afiliación y contratación. El total de afiliados a la Seguridad Social subió en Andalucía 100.201 personas y se registraron 4.996.358 contratos de trabajo. Conclusión: se necesitaron 50 contratos para aumentar un afiliado a la Seguridad Social. Solo el 4% de los contratos laborales registrados durante 2017 en la Comunidad fueron indefinidos y eso es la mitad de la tasa nacional.

 

Por tanto, 2017 ha sido un año en el que el viento ha jugado a favor, pero el empleo creado en Andalucía es débil y mucho de él puede estar llamado a desaparecer con la robotización, o peor aún uberizados.

 

La consecuencia más reconocible de esa alta temporalidad es menores salarios, que vaticinan un futuro de menores pensiones. Pero hay más. La reactivación del consumo, convertido en motor de ese crecimiento tan espectacular del que presume el Presidente del Gobierno, proceda de los ahorros pues los sueldos no lo permiten. Vamos, que los regalos de Navidad de los niños terminaremos de pagarlos el día del cumpleaños, y si este cae en la segunda mitad del año.

Por tanto, 2017 ha sido un año en el que el viento ha jugado a favor, pero el empleo creado en Andalucía es débil y mucho de él puede estar llamado a desaparecer con la robotización, o peor aún uberizados. La palabra suena a moderna, en una economía colaborativa, que suena a un más moderno todavía y no es más que la precarización adaptada a los nuevos tiempos. Innovación no debe ser sinónimo de explotación laboral.

Ha sido, pues, un año en el que se ha recuperado empleo, pero no en el que haya habido una sustancial mejora del bienestar social. Eso se conseguirá con mejores salarios; lo que implica empleos más cualificados en sectores con mayor productividad; que, a su vez, requiere menos temporalidad para que los trabajadores estén vinculados a la empresa y su devenir y encuentren incentivos en una mayor formación.