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Ahora es tarde, Susana

Antonio Varflora
Antonio Varflora

No es difícil imaginar lo que debe de sentir el jefe de la oposición andaluza –llámenle Juanma– al comprobar que señeros columnistas del centroderecha califican ya sin rodeos ni disimulos como “mujer de Estado” a la presidenta de la Junta, Susana Díaz. Luego, más adelante, volveremos sobre la derivada andaluza del debate político nacional abierto tras las elecciones del 20 de diciembre. Aunque, bien mirado, dicho debate transita de manera obligada por el Sur, ya que la presidenta Díaz parece lanzada sin piedad sobre la yugular del secretario general socialista, Pedro Sánchez, en un espectáculo tan inédito como posiblemente pornográfico. O lamentable, por usar el calificativo empleado por el secretario de Acción Política del PSOE, Patxi López. Y es que, en efecto, ha supuesto una irresponsabilidad supina el haber abierto en canal al segundo partido más importante del país apenas cuatro días después de celebrarse los comicios y cuando quedan aún tres meses para saber cómo quedará definitivamente el Gobierno de España, o si hay que repetir elecciones. En realidad, si la señora Díaz, en vez de por la codicia, se dejara guiar por la coherencia, lo que debería recomendar a su partido es lo mismo que ella exigió tras las elecciones andaluzas de marzo, es decir, apoyar a la formación más votada aun cuando sea por la vía de la abstención. Sin embargo, su planteamiento, tramposo, a lo único que conduce es a cobrarse en bandeja la cabeza de Sánchez. Y da la sensación de que poco le importa en este empeño –¿personal?– el estar quemando bastantes naves de su partido. Insisto, cuando resta todavía todo por negociar.

[blockquote style=»1″]Que se sepa, Susana Díaz nada dijo cuando el PSC decidió coaligarse con Esquerra Republicana de Cataluña en noviembre de 2003. Y calló también de manera estrepitosa cuando su muy amigo y expresidente Zapatero proclamó, desde la tribuna de un mitin, que aceptaría lo que surgiese del parlamento catalán.[/blockquote]

Que se sepa, Susana Díaz nada dijo cuando el PSC decidió coaligarse con Esquerra Republicana de Cataluña en noviembre de 2003. Y calló también de manera estrepitosa cuando su muy amigo y ex presidente Zapatero proclamó, desde la tribuna de un mitin, que aceptaría lo que surgiese del parlamento catalán. En cuanto al famoso derecho a decidir, tampoco consta que Díaz protestase en ningún momento ante su correligionaria Carme Chacón. Al contrario, bien que la ayudó a acceder a la Secretaría General del PSOE. ¿O ya nadie se acuerda de aquel “Sevilla con Chacón” en el gélido febrero de 2012? Y sí, es cierto que, llegada a la presidencia de la Junta, algo matizó y mucho provocó, pagando a los medios para que nadie recuerde esta hemeroteca. Ahora bien, tampoco es menos cierto que hasta hace muy pocas semanas han seguido sus frecuentes fotos junto a Zapatero y su constante reivindicación de una reforma constitucional.

Por tanto, ¿qué pretende Susana Díaz? ¿Acaso propone a su partido que permita gobernar al PP, formación más votada? No. Porque, según ella, a pesar de que la Junta ha recibido 29.000 millones de euros del Gobierno central, Rajoy ha “provocado mucho daño y sufrimiento a la gente”. ¿Acaso plantea prudentemente esperar, y, llegado el caso, aportar más detalles de la reforma constitucional de la que ha venido hablando estos últimos meses y años? Pues tampoco. Es más, desde el pasado 20-D, ni Díaz ni ninguno de sus allegados habla ya de reformar la Constitución. Ni de revisar el Cupo Vasco o repensar la financiación de Cataluña, lo cual también fue dicho por la presidenta andaluza en precampaña. Mas ahora, ni mu. Y aquí, en Andalucía, ¿ha suprimido ya el error de salto en el Impuesto de Sucesiones, promesa de su discurso de investidura? Para nada. Y así seguimos los andaluces, pagando más que nadie cuando un familiar se nos muere. Además, ¿para qué? Si los domesticados Ciudadanos del señor Marín tampoco van a protestar demasiado.

[blockquote style=»1″]El único objetivo de Susana Díaz es defenestrar a Pedro Sánchez. Y ha inventado – ¡antes de que comience ningún tipo de negociación entre los partidos y cuando ni siquiera el Rey ha llamado a consulta a los candidatos! – un supuesto intento de Sánchez de pactar con Podemos.[/blockquote]

No. El único objetivo de Susana Díaz es defenestrar a Pedro Sánchez. Y ha inventado –¡antes de que comience ningún tipo de negociación entre los partidos y cuando ni siquiera el Rey ha llamado a consulta a los candidatos!– un supuesto intento de Sánchez de pactar con Podemos. Pero, ¿acaso no es Podemos quien ha permitido la investidura de alcaldes socialistas en las muy andaluzas ciudades de Sevilla, Córdoba o Jerez de la Frontera? Verán, el despropósito es tal que el muy leal y susanista Rodríguez Villalobos, presidente de la Diputación y del PSOE de Sevilla, ha llegado a decir que si Podemos quita lo del referéndum en Cataluña los socialistas pactarían mañana mismo con los de Iglesias y Errejón. Sin duda, una incontinencia y una urgencia verbales del señor Villalobos que, a lo mejor, alguien le recuerda pasado mañana.

Porque el problema del PSOE, y por ende de Susana Díaz, es que ya van tarde. Zapatero, el gran amigo de la presidenta andaluza, situó a los socialistas muy cerca de la pancarta sindical y al borde del precipicio nacionalista. Y el votante socialista de hoy nada tiene que ver con el de 1982, que es el que recuerda equivocadamente el imaginario de Díaz, incapaz de comprender –al fin y al cabo tardó once años en acabar Derecho– que su partido inició hace más de un lustro la senda de la auto marginación. Por eso, ahora, cualquier posibilidad de repunte electoral pasa por recuperar mediante algún tipo de seducción –de simulación, si quieren– el voto del joven desencantado o del nacionalista que no quiere excesivas aventuras pero sí una actualización constitucional. Pablo Iglesias, que es un insensato muy listo, lo sabe, y con su guiño soberanista (fácilmente subsumible y reconducible en una reforma de la Constitución), ha dejado a los pies de los caballos en Cataluña, en el País Vasco, en Galicia, en Baleares y en Valencia a cualquier PSOE liderado por Susana Díaz. Como también ha lanzado hábilmente un mensaje a la Corona para que lea con exactitud el resultado electoral, el cual ha sido el que es. También, entre otras razones, por la incompetencia manifiesta de Mariano Rajoy.

[blockquote style=»1″]Así pues, si la señora Díaz quiere demostrar ser una mujer de Estado, que diga claramente al PSOE que apoye la lista más votada.[/blockquote]

Así pues, si la señora Díaz quiere demostrar ser una mujer de Estado, que diga claramente al PSOE que apoye la lista más votada. Y, si no, que respete los plazos de las negociaciones para la investidura y deje de desestabilizar al segundo partido de este país, que es muy necesario, pero con riesgo de quedar tercero, o cuarto, si acude a una hipotética repetición electoral internamente dividido y con un electorado desorientado. Todo lo demás es un intento descarado e impúdico de reinvención y oportunismo para el que, como en la canción de Rocío Jurado, ahora es tarde, señora. Aunque el aplauso fácil de cierta derecha mediática sí contribuya transitoriamente a apuntalar el socialismo andaluz para mayor frustración y desesperación del irrelevante Moreno Bonilla.