The news is by your side.

Amargas victorias y dulces derrotas

Benito Fdez 2
Benito Fernández

He dejado pasar conscientemente varios días para hacer mi particular anáisis de las recientes elecciones generales del 26 de junio. Oídas las cientos de opiniones de los tertulianos de siempre, leidas decenas de columnas de los llamados expertos polítólogos y escuchadas con atención las versiones de los protagonistas, es hora de que me moje y presente a mis lectores mi modesta disección de lo ocurrido el pasado domingo. Ante todo decir que, una vez más y son ya muchas, los expertos en demoscopia volvieron a cagarla no solo meses, semanas y días antes de la cita con las urnas sino, y es lo más asombroso, en las llamadas encuestas a pie de urna que se hacen públicas una hora antes de que se conozcan los primeros resultados fiables. Invertir, como invierten algunos medios, una millonada en dichos sondeos es tirar tontamente el dinero y hacer un pan como unas tortas y bordar el ridículo más absoluto.

Dicho esto quiero citar una frase de Napoleón Bonaparte y que se hizo famosa cuando la repitió siglo y medio después el presidente estadounidense, John Fitzgerald Kennedy: “La victoria tiene cien padres, pero la derrota es huérfana”. Al final ha ocurrido como ocurre siempre que hay elecciones. Solo ha bastado contemplar a los distintos líderes políticos españoles, candidatos de sus partidos a presidir el próximo Gobierno, analizar los resultados del 26-J. Ni Pedro Sánchez ni Pablo Iglesias ni Albert Rivera, todos ellos perdedores de miles de votos respecto a los anteriores comicios, entonaban el mea culpa y ponían sus cargos a disposición de sus respectivos patidos después de comprobar como el enemigo común, que no era otro que el PP de Mariano Rajoy, era la única fuerza que ascendía en votos y escaños pese a lo mal que lo ha hecho durante los últimos cinco años de Gobierno. Pues menos mal que ha sido un desastre, porque si lo hubiese hecho medianamente bien, Rajoy y los del PP se perpetúan hasta la próxima generación. Hombre es verdad que hay victorias amargas y dulces derrotas. Y si la primera le corresponde de momento a Rajoy, la segunda, después del susto de los sondeos a pie de urna que confirmaban el sorpasso de Unidos Podemos al PSOE, la pérdida de solo cinco escaños le pudo saber a gloria a Pedro Sánchez y a cuerno quemado a Pablo Iglesias. Solo bastaba ver sus caras en las comparecencias.

rajoy_26J_web

 

Así que menos lobos, Caperucita que volver a batir al PSOE en unas autonómicas, como lo hizo en su momento Javier Arenas, sigue siendo una lejana utopía para los eufóricos peperos.

De todas formas no hay que confundirse de protagonistas como lo están haciendo algunos segundones que se están poniendo medallas que no le corresponden. Vamos a ver. Le pese aquien le pese, aquí ha habido un único ganador y se llama Mariano Rajoy, y tres perdedores, Sánchez, Iglesias y Rivera. Lanzar las campanas al vuelo como lo están haciendo el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno o el ex alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, pensando que su pírrica victoria en Andalucía o Sevilla supone el fin de la era Susana es soñar con las nubes. Porque igual que Moreno no ha sido el artífice de la victoria del PP en Andalucía, tampoco Susana Díaz ha sido la responsable de la derrota del PSOE en su feudo sino su secretario general, Pedro Sánchez. Ni los protagonistas son los barones de Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha, ni las elecciones generales se pueden comparar con las autonómicas, sobre todo en Andalucía, Así que menos lobos, Caperucita que volver a batir al PSOE en unas autonómicas, como lo hizo en su momento Javier Arenas, sigue siendo una lejana utopía para los eufóricos peperos.

Ahora solo queda esperar si los responsables políticos se han enterado de lo que ocurrió en España el pasado domingo. Aunque la gran mayoría de los españoles parece tenerlo medianamente claro, de momento todos continúan en sus trece igual que el pasado mes de enero. Sánchez negándose al Gobierno de coalición propuesto por el presidente en funciones con su famosa frase de “que parte del no es la que no entiende Rajoy”; Iglesias, fracasado el supuesto sorpasso, tratando de llevarse a su redil al PSOE para conseguir hacerlo desaparecer como ha hecho con Izquierda Unida, y Rivera empeñado en que, pese a los resultados, Rajoy deje su puesto para que Ciudadanos pacte con el PP. Vamos que Rajoy debería dimitir, pero él, que ha perdido ocho escaños en solo seis meses, no. No está mal la propuesta.

Me da la impresión de que todo esto es puro postureo y que una vez pasado el mes de agosto o incluso puede que antes, los principales partidos llegarán a un acuerdo para que gobierne el PP aunque sea en minoría y con la espada de Damocles de una posible moción de censura pendiente sobre la cabeza de Rajoy. Lo que no es probable que elijan, por más que sigan repitiendo las mismas consignas que hace seis meses, es que lleguemos al sin sentido de unas terceras elecciones. A ninguno de ellos le convienen y menos que a ellos al país que dicen representar. Aunque también es verdad que los intereses de este país y de sus habitantes han sido bastante poco tenidos en cuenta por los protagonistas de esta todavía Historia Interminable. Todos tenemos ya ganas que se escriba cuanto antes el “y colorín colorado, este cuento se ha acabado”. Al menos hasta dentro de tres o cuatro años.