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Andalucía indepe

Los de la República independiente de Gordillo y Cañamero, agrupados en lo que han denominado Asamblea Nacional Andaluza, quieren declarar la independencia de Andalucía. Que se rían de esta tierra quienes lean y les vean en esa ridícula declaración de intenciones parece una contribución bastante nefasta a la elevación de la moral de la tropa que madruga cada día en las ocho provincias del sur de España.

 

Les da envidia de ese caminar tan fotografiado y exhuberante con el que la moda política actual provee a catalanes, y dentro de poco lo hará de nuevo con los vascos. Y les han pedido cita para hacer su presentación en público cerca de su experiencia y tirón mediático. Su envidia por el secesionismo  catalán y vasco es nuestra vergüenza. Dicho sea sin ambages. A ver si acaban unos con sus DUI y sus cosas que ya mismo empiezan los otros con su ibarretxadas y oteguistmos. En Andalucía se dejan ver poco estos chicos, que van de intelectuales agrarios, de un apego a veces inventado a nuestra historia patriotica.

 

Estos neo indepes de la hoz y el martillo del Sur piden, además de independizar a las ocho provincias andaluzas de las Castillas y demás tierras de España, la anexión de una parte de Murcia, del Algarve portugués y del Rif de Marruecos. Son sus paisos catalans, pero más al sur de dicha tropa. No me negarán que no le íbamos a dar trabajo a los topógrafos y a los geógrafos para ponerse de acuerdo en trazar la línea del cielo de Triana, Huelva, Almería y el Puerto de Santa María. De Ceuta y Melilla no han advertido nada. Se supone que entrará en en el lote sin discusión, tal y como Gibraltar, sin más negociación que enseñarle los dientes al rey de Marruecos y bailarle por bulerías o tanguillos a Theresa May, si es que con las chirigotas de Cádiz (del Selu, el Canijo o Manolito Santander) no se hubiera podido cerrar el acuerdo, previamente.  

 

Y es que el eje sobre el que gira la vida política de Andalucía, que se llama PSOE aunque hay quien prefiere ir al grano y denominarlo Susana, es el que marca el paso y propone la conducta de los demás aros que buscan anillarse a ese poste. O no. Quien marca los tiempos aquí, hace ya más de cuarenta años, mal que nos pese a muchos, es el PSOE-A. Juan Marín podríamos reconocerle, como mucho, ser el manijero de las agujas del reloj de la política de hoy, el que pone en hora los retrasos de Susana. Pero será fumigado por la serpiente del olvido en cuanto se atisbe un hueco en el que escapar de su necesario abrazo. Los demás actores de la política andaluza intentan distanciarse o adherirse, según les convenga, a ese eje por el cual creen poder llegar a tocar el mástil de la bandera que propone ser gobierno.

 

A JuanMa Moreno no pueden buscarlo, cómplice, en la rebelión constitucional que pretenden los jornaleros en paro de Marinaleda y su campiña ideológica.

 

Si bien los socialistas del SOC, de comunistas maneras, buscan su estelada blanquiverde cada vez que alguien avisa de que se acerca un periodista, también hay quienes desde la otra orilla del Guadalquivir de la política, lejos de recuelos anisados de antigua usanza, con el aquarius de limón con hielo, buscan su propio espacio. Es el mismo que no quieren dejarse ocupar quienes llevan con la hegemonía electoral en esta tierra tanto tiempo o más que Jordi Hurtado haciéndose una de Cifras y Letras en La 2.

 

A JuanMa Moreno no pueden buscarlo, cómplice, en la rebelión constitucional que pretenden los jornaleros en paro de Marinaleda y su campiña ideológica. Ni sería prudente, por poco creíble, verlo varear olivos en reclamación de la eliminación de las peonadas para acceder al subsidio. No tardaría Susana en hacerlo también, si lo viera, por cierto.  No vayamos a que colara.  

 

Lo único que podría lograr JuanMa es lo que ha logrado: la cobra de Susana al beso que le proponía JuanMa. Se la tenía jurada, y él se lo ha servido en bandeja de plata.

 

Al líder del centro derecha andaluz, adherido a la España constitucional como es de esperar, se le ha ocurrido eso más profundo de proponerle al PSOE de Susana ir juntos a la aprobación del presupuesto del año que viene. Ha sorprendido a propios y extraños esa estrategia de enjundia política escasa, toda vez que se ha hecho cuando ya todos sabíamos que C´s y Susana tenían el acuerdo hecho para aprobar las cuentas andaluzas sin la necesidad de que vengan más arrieros a empujar ese carro de tanta carga. Lo único que podría lograr JuanMa es lo que ha logrado: la cobra de Susana al beso que le proponía JuanMa. Se la tenía jurada, y él se lo ha servido en bandeja de plata.

 

La jugada de proponer acuerdos con el PSOE para sacar adelante el presupuesto de la Junta ha dejado mal a quien no tiene nada. Quien lo tenía todo, pues con ello resta; y el otro se queda con las ganas de aparecer en coyunda furtiva. El hecho de intentar aparecer como el capitán del consenso, en política, puede llevar a quien aspira a gobernar a ser una fotocopia de quien gobierna. Y, ya se sabe por experiencia acreditada, que quien ha de escoger con su voto, a la hora de la verdad, siempre preferirá optar por el original más que por a la copia. Es una lección de primero de política en ejercicio.  

 

La pregunta es sí no era eso lo que esperaba JuanMa. Si acaso esperaba de la lideresa andaluza otra reacción que no fuera algo parecida a ese desdén, tan propio de la soberbia de la de Triana. Especialmente visto desde la confianza que a Susana le da tener su proyecto acordado y amarrado con el ciudadano Juan Marín, el rey de todas las salvaciones del PSOE en esta legislatura.

 

Que Andalucía merece políticas buenas, tanto como buenos políticos. A la altura de sus ciudadanos. Simplemente eso, a la altura.  Y que las estrategias sean por su progreso. Nos lo merecemos. Al fin y al cabo, los electores somos quienes pagamos la fiesta. Qué menos, pues.