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Andalucía y el paro en 2016

Javier_Menezo
Javier Menezo*

Sin cortar ninguna cinta inaugural y, lo que es más extraño, sin tirar petardos, con lo que aquí gusta, la recuperación en las cifras de paro registrado empezó en octubre de 2013. Ese mes, por primera vez desde el inicio de la crisis, hubo un descenso interanual.

Ese mes cambió, también, el argumentario de los responsables políticos. Sin solución de continuidad. En septiembre culpa de otros, desde octubre mérito propio. En el Gobierno Central se acabó la herencia recibida. En Andalucía se empezó a decir que el paro se reduce más que en el resto de España. Esta frase, que puede ser verdad, deja un poso como de “ fijaos que bien hacemos las cosas”. O más allá. Repasen, si desean, esos arrobados mensajes vertidos sin recato alguno, sobre quien entienden autora personal de este milagro. A un pequeño análisis sobre qué hay de cierto en ello, destino este artículo.

 

Repasen, si desean, esos arrobados mensajes vertidos sin recato alguno, sobre quien entienden autora personal de este milagro.

 

Volviendo a donde estábamos. A octubre de 2013 y ese cambio de tendencia en la evolución del paro. No fue la repanocha, cierto, pero ocurrió. En España se redujo en un 0,5% y resultó que ocho de cada diez de esos parados menos era andaluz. El desempleo bajó en España gracias a Andalucía.
Avanzando llegamos a diciembre de 2016. El desempleo cae este año en España un 9,5% con 390.000 parados menos. Cerca de 80.000 de ellos son andaluces, el 20% del descenso. Quienes dicen que somos la Comunidad donde más desciende el número de desempleados tienen razón. Pero la afirmación lleva trampa. Es en términos absolutos. Una especie de parados a granel. En términos relativos la cosa cambia. El desempleo baja en la Comunidad un 8,3%. Sólo por encima de Extremadura, Canarias y Navarra. A esta última eso le importará más bien poco pues tiene los niveles de paro más bajos de España. De ahí que importe el dato relativo. Si Andalucía tuviera 7.000 parados, bajar en 30 tendría infinitamente más valor que los 80.000 de ahora.

Habrán oído también que tres de cada diez parados menos registrados en diciembre eran andaluces. Cierto. Como lo es que la mitad del descenso anual del paro andaluz se ha producido este mes. ¿Por qué? La recogida de aceituna en Córdoba y Jaén, la campaña navideña y las contrataciones de los planes de empleo de la Junta, sabiamente planificados en el último trimestre. ¿No hay parados necesitados de empleo en marzo? Sí, pero para diciembre ya estarían nuevamente sellando la demanda. Analizar este tipo de planes excede del propósito de este artículo, pero se ha demostrado fehacientemente la nula efectividad de estas políticas para reinsertar desempleados en el mercado laboral. Si alguien cree que si, puede preguntarse donde trabajan ahora los participantes del año pasado.

 

De ahí que importe el dato relativo. Si Andalucía tuviera 7.000 parados, bajar en 30 tendría infinitamente más valor que los 80.000 de ahora.

 

Al final resulta que si históricamente el 23% de los parados españoles era andaluz, ahora podemos decir, con orgullo, que el 23% de los parados es andaluz. Osea, como siempre. En el conjunto de España aún debe reducirse el desempleo un 74% para recuperar el nivel de 2007. En Andalucía ese porcentaje es de, exactamente, el mismo. Nada extraño puede haber en ello. Quienes crean la mayor parte del empleo son las empresas -también en Andalucía- y las normas más importantes que pueden condicionar el mercado laboral son estatales. No quiere decir que la Comunidad no pueda hacer nada. Puede y debe. Llevará tiempo, pero no es imposible. Ayudaría empezar por desterrar el capitalismo de amiguetes, los cazasubvenciones, los ventajistas. Miren este ejemplo: acudía a un gimnasio cuyos propietarios, al final me entere, recibían mensualmente una cuantiosa subvención por atender personas con discapacidad. No vi ni una. Esa subvención, ese ingreso asegurado, le era suficiente para desentendernos a todos los demás. Al final cerró.

Hay, por tanto, un 74% más de paro que cuando se inició la crisis. La mitad de los parados lleva al menos un año sin trabajo. Uno de cada cuatro más de dos. El grueso de ellos es mayor de 40 años, con un nivel de formación bajo. La conclusión es que miles de ellos no volverán al mercado laboral. No bastarán, por tanto, las políticas económicas ni las activas de empleo -que espero mejor que los comentados planes- requerirá también políticas sociales. Para comprender mejor la situación de los parados andaluces analizaré una de ellas, el nivel de protección por desempleo.
La protección por desempleo es competencia estatal. Es, por tanto, casi similar en toda España. Casi, porque para Andalucía y Extremadura, el Estado -todo él, las cotizaciones e impuestos de todos los españoles- contempla dos modalidades de protección por desempleo específicas. El subsidio agrario y la renta agraria. ¿Está mal? No, porque existe un desempleo agrícola con características diferentes al resto de España. Pero, a veces, cuando se pide que todos tengan los mismos beneficios vivan donde vivan se olvida que esa regla quiebra aquí y en el tema de protección por desempleo cuyos fondos salen de la caja única.

 

Analizar este tipo de planes excede del propósito de este artículo, pero se ha demostrado fehacientemente la nula efectividad de estas políticas para reinsertar desempleados en el mercado laboral.

 

El porcentaje de parados andaluces que cobra algún tipo de ayuda es superior al resto de España. Aquí lo cobra el 61% de los desempleados. La media española es del 52%. Pero, si miramos un poco más, vemos que un parado andaluz es, junto con los de Extremadura, los que menos cobran de paro. La causa está en que uno de cada cinco perceptores es un desempleado del medio rural cobrando el subsidio agrícola. Si, ese que guarda relación con el famoso PER. El resto nos da la medida del deterioro de esta protección derivada del agotamiento de las prestaciones y de las reformas en el sistema de protección.

Es significativo que sólo uno de cada diez parados andaluces inscritos como tal en las oficinas de empleo cobre prestación contributiva. Procede directamente de haber trabajado y en la que más se cobra. Que la reciba un 12% de todos los parados andaluces indica que hay personas, muchas, que hace más de dos años que no trabajan. Indica, también, que el empleo que se crea es tan precario que cuesta reunir un año trabajado para así cobrarla. El resto de los beneficiarios recibe subsidios. Como mucho 426€, y son frecuentes los subsidios de 100€. Esto nos habla de ese paro de larga duración, de los que no van a volver a trabajar y a los que no se les ofrece solución. No sé si para ellos, es muy tranquilizador oír que “Andalucía es donde más baja el paro”.

 

*Javier Menezo es Abogado y Funcionario.