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Andalucía tiene un plan

Javier_Menezo
Javier Menezo*

Año 2007, Sevilla. Empresarios, agentes sociales y Consejero de Economía firman un nuevo plan económico para Andalucía denominado “Estrategia para la Competitividad 2007 -2013”. Se crearían 750.000 empleos. El plan estaba dentro de otro plan, el IV Acuerdo de Concertación – es decir, que antes hubo otros tres- y sucedía al plan siglo XXI. Al final del periodo se perdieron 500.000 puestos de trabajo. No será porque no había planes.

Que siempre haya un plan firmado y otro preparado para la firma; sin conocer valoración de resultados de los anteriores; y usando expresiones muy parecidos me convierte en escéptico ante el nuevo plan. Efectivamente, hay otro y se firmó la semana pasada. Es uno para la reindustrialización. Para recupera el empleo perdido por la crisis, aumentar un 20% el número de empresas de entre 10 y 50 trabajadores y reducir la temporalidad laboral en un 10%. Con loable precaución, el plan añade que su puesta en marcha requiere la implicación de todos los actores políticos, económicos y sociales. Si falla, tenemos culpable: la falta de implicación.

La firma ha pasado un tanto desapercibida. Lástima, porque estuvo la Presidenta de la Comunidad. Alguien -yo no- pensaría que es un acto más en su interminable preparación para presentarse a las primarias socialistas.

 

Que siempre haya un plan firmado y otro preparado para la firma; sin conocer valoración de resultados de los anteriores; y usando expresiones muy parecidos me convierte en escéptico ante el nuevo plan.

 

Nadie duda que Andalucía necesita una meta. Modernizar su estructura económica y superar el cumulo de ineficiencias que convertido el paro en una característica más de Andalucía. Como el sol o las tapas. Más, para hacer este cesto hay que pensar con qué mimbres se cuenta.

Reindustrializar, innovar, exportar necesita trabajadores que reúnan las habilidades que esas actividades requieren. Y aquí la primera en la frente: Andalucía tiene un elevadísimo número de parados estructurales. Personas desempleadas desde hace varios años, sin cualificación. ¿Hay que olvidarse de esos desempleados? Al olvidarles, acabaría coexistiendo oferta de empleos cualificados y paro elevado. Pensemos en esto: una localidad donde sus habitantes fabricaban ladrillos. Se para la obra pública y la privada. No hacen falta ladrillos. Un edil con empuje e ideas frescas decide acabar con el desempleo y promociona una empresa de móviles. ¿Podrá el que hacía ladrillos fabricar móviles?

El problema es que Andalucía necesita calidad de empleo y cantidad de empleo. El año recién finalizado ha sido buenísimo para el empleo. Tal es así que al conocerse los datos de la Encuesta de Población Activa se ha ido al resumen anual. El año termina con 413.900 nuevos empleos en España, 25.000 más en Andalucía. Lo importante no eso, en realidad. Lo que la EPA dice, también, es que la creación de empleo se ralentiza. En los tres meses finales de 2016, en Andalucía el empleo aumentó en 4.000 personas. Con planes de empleo de la Junta, con la campaña de Navidad y con la de la Aceituna. El descenso del paro fue, sobre todo, de personas que dejaron de buscar trabajo.

Esta necesidad de muchos empleos se hace urgente cuando vemos el número de ocupados en relación con la población en edad de trabajar. Son 40 de cada 100; ocho puntos menos que en el mejor momento, el año 2007. Somos con Extremadura, la Comunidad con la tasa de empleo más baja. Hay otras, como Baleares o Madrid que están en el 57%, y la media europea supera el 70%. ¿Puede progresar una Comunidad en la que solo trabaja el 40% de su población mayor de 16 años?

 

Con planes de empleo de la Junta, con la campaña de Navidad y con la de la Aceituna. El descenso del paro fue, sobre todo, de personas que dejaron de buscar trabajo.

 

El plan busca, también, reducir la temporalidad. Loable. Puesto que la legislación laboral es competencia estatal, entiendo que se hará aprovechando la firma de los empresarios. No descartemos la idea de subvencionar le empleo. Siempre está ahí. No hay político que se resista a una medida así. Y no hay un solo estudio que vincule subvención y creación de empleo.

No nos dispersemos. Andalucía debería reducir la temporalidad laboral. Actualmente es del 30%, diez puntos más que la media española. Vamos, quitas la Administración y poco más, y los contratos indefinidos son la nota exótica. Para lograrlo volvemos a lo mismo: el tipo de actividad. Está la agricultura. Está el turismo, con una campaña excepcional favorecida por lo que pasaba por ahí fuera. Nos meteríamos en un bucle: un plan de reindustrialización y tendría que repetir el artículo.

No es fácil. No tanto como firmar un plan. Lo primero es la formación. Preparar a los desempleados, y a los que no quieren terminar estándolo, para los empleos del futuro. Ya sabemos que el informe PISA no tenía otro objetivo que atacar Andalucía. Ya lo dijo la Consejera: se eligieron los peores centros ¿Dónde van los pobres? No llegó tan lejos, menos mal. Pero la clave está ahí. No puedes montar un plan, con sus grafiquitos de colores, sus cifras redondas, olvidando que precariedad, falsos autónomos, temporalidad, empleos poco cualificados donde se trabaja a destajo y paro de larga duración son la realidad de nuestra Comunidad. La que esperaba fuera de la sala donde firmaron el plan.

 

*Javier Menezo es Abogado y Funcionario