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Animal de compañía

Pero ¿es o no el pulpo un animal de compañía? 

Al final de la primavera de 2014, cuando estábamos saliendo de la crisis, pareció que la abdicación de don Juan Carlos en su hijo don Felipe iba a traer a España un ambiente más reposado y predecible,  que  el que habíamos sufrido en años anteriores. El monarca saliente  lo explicaba así: “merece pasar a primera línea una generación más joven”, que era algo sobre lo que la mayoría coincidíamos. No éramos pocos los que pensábamos que ese relevo anticipado en el Trono sosegaría la relación entre el pueblo español y la Corona. Un nexo que se había ido deteriorando a consecuencia de sucesivos escándalos relacionados con la Familia Real, de entre los que destacaba el largo proceso judicial del caso Nòos.

 

Una situación que conmocionaba a toda España y que muchos percibían como una especie de “Corte de los Milagros” de los escenarios novelescos de Víctor Hugo.

 

El punto culminante de esa triste historia fue cuando, tras reponerse de un accidentado viaje de caza a Botsuana, el Rey se vio obligado a comparecer ante las cámaras, todavía con muletas, para desgranar aquel inaudito mensaje: “lo siento mucho; me he equivocado y no volverá a ocurrir”.

En ese momento, la opacidad de la Corona había sido tocada de muerte. Todos hemos visto después cómo el cuñado del nuevo Rey ha entrado en prisión por el caso Nòos. Cómo la infanta Cristina ha sido condenada al pago de una multa por su responsabilidad civil a título lucrativo, por su participación en la empresa Aizoon. Y, ahora, cuando parecía que acabábamos de digerir todo ello, se filtran a los medios las presuntas declaraciones de Corinna zu Sayn Wittgenstein, quien ya estuvo en el meollo de aquel viaje a Botsuana (entre otros), y que dejan al Rey Juan Carlos a la altura del betún. Corinna, antigua amiga íntima del monarca, describe al ahora Emérito como poseedor de cuentas en Suiza y comisionista en gestiones internacionales a las que estaba obligado como jefe del estado. Así como de utilizarla (entre otros “servicios”) de testaferro para ocultar patrimonio en el extranjero.

 

Estamos, por tanto, ante un asunto gravísimo del que no se adivina su posterior desarrollo.

 

Naturalmente, esto está siendo aprovechado para promover una campaña contra la monarquía en España. Se oyen voces cualificadas pidiendo a la Fiscalía General del Estado la apertura de una investigación, que potencialmente afectaría muy negativamente a la Corona y, por tanto, a Felipe VI. Algo, en definitiva, que podría incluso devenir en una crisis de estado. De ahí que la ministra portavoz, Isabel Celaá, intentando levantar un cordón sanitario alrededor del monarca, haya avanzado, en la rueda de prensa posterior al consejo de ministros del pasado viernes, que las afirmaciones de Corinna: afortunadamente no afectan al jefe del Estado, Su Majestad el Rey Felipe VI; son grabaciones antiguas y, por lo tanto, ni las consideramos».Amén. Pero ¿es o no el pulpo un animal de compañía?