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Arenas se va, pero se queda

Pepe Fdez
Pepe Fdez

Quien haya creído en estos días que Javier Arenas se ha ido para no seguir manejando resortes importantes de poder interno en el PP andaluz está muy equivocado. Han sido muchos años, muchas complicidades y muchas derrotas las que ha padecido la militancia con el líder natural de la derecha andaluza al frente. Y eso une mucho. La inmensa mayoría de cuadros y cargos públicos, precisamente, le deben su carrera política al Arenas que un día les aupó.

Javier Arenas, por tanto, mantiene su particular autoridad moral intacta tras los muchos cambios sufridos por el partido desde que dejó la presidencia en 2012. Todo ha ido a peor. Y eso sucede, entre otras cosas, porque quienes le han sustituido al frente del PP-A no han sido capaces de convertirse en líderes. Ahí está Juan Ignacio Zoido, huyendo a Madrid ante un electorado sevillano indignado por sus cuatro años de nada de nada como alcalde. O a Juanma M. Bonilla, el actual presidente, cuya capacidad de liderazgo está siendo ampliamente cuestionada internamente donde, sotto voce, se empieza a hablar de la necesidad de un cambio que nazca con fuerza desde las bases del partido vía congreso abierto, no porque lo digan Rajoy, Soraya o Arenas.

[blockquote style=»1″]Investido como la cuarta autoridad del Estado, Arenas seguiría ejerciendo una gran influencia en las filas del partido en Andalucía y la Torre Norte de la Plaza de España en Sevilla se convertiría nuevamente en punto de peregrinaje semanal de media Andalucía. Como en los viejos tiempos.[/blockquote]

Oficialmente Bonilla no está en estas guerras. Lo suyo es el permanente análisis de cuanto hace o se dice de Susana Díaz. Cree que retransmitiendo a los ciudadanos cuantas veces coge la presidenta el Ave para jorobar a Sánchez en Madrid, ya ha cumplido con su labor como jefe de la oposición.

Si Moreno Bonilla trabajase con la seriedad y el rigor que se le supone como jefe de filas del primer partido en la oposición, antes entrometerse en la guerra civil socialista, donde puede recibir  algún sopapo que otro, debiera haber realizado un  análisis real de los asuntos abordados en los consejos de Gobierno de lo que llevamos de Legislatura.

Aportando esos datos y procediendo al análisis de lo realizado en estos meses, ojo tras casi un año de parálisis política en Andalucía, el PP estaría poniendo negro sobre blanco una crítica política de calado contra la gestión del PSOE y su máxima dirigente en Andalucía y que en muchas parcelas padecen miles de andaluces. Por cierto, gestión de la que también son responsables los diputados andaluces de Ciudadanos que con tanto ahínco se han empleado en estos meses para apoyar al gobierno socialista.

[blockquote style=»1″]Javier Arenas, por tanto, mantiene su particular autoridad moral intacta tras los muchos cambios sufridos por el partido desde que dejó la presidencia en 2012.[/blockquote]

Pero el líder malagueño del PP andaluz no parece que esté para estas minucias con las que perder  su escaso tiempo disponible. Manteniendo dos cargos públicos parlamentario andaluz y senador – Juanma Moreno Bonilla parece estar más preocupado en estos días por el futuro de Arenas en Madrid que por el malestar que se percibe entre militantes y votantes andaluces del PP. Sí, porque no es lo mismo que don Javier esté calentando el escaño de senador como hasta ahora a que se apoltrone en la presidencia de la Cámara Alta. Si sucede esto último, quien que ha crecido durante cuatro décadas en el ejercicio de la vieja política, investido como la cuarta autoridad del Estado, seguiría ejerciendo una gran influencia en las filas del partido en Andalucía y la Torre Norte de la Plaza de España en Sevilla se convertiría, nuevamente, en punto de peregrinaje semanal de media Andalucía.  Como en los viejos tiempos. Gatopardismo puro.