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Avance: ´Democracia severa´ de Francisco Rubiales

Avance de algunos pasajes del último libro de Francisco Rubiales que en breve será presentado.

DEMOCRACIA SEVERA

Los fracasos del Estado son incontables y van desde no haber  sido capaces de crear sociedades de hombres y mujeres libres hasta  la instauración de la violencia y de la guerra como método para dirimir conflictos y desavenencias. Tan solo durante el siglo XX, una etapa de la Historia que será reconocida como la del «auge del Estado », los gobiernos asesinaron a decenas de millones de sus propios ciudadanos en represiones, limpiezas étnicas y luchas contra la llamada «subversión», además de haber sido también responsables de las decenas de millones de muertes en los campos de batallas. El siglo XXI se ha iniciado con un Estado que tiene abiertas terribles vías de agua. En Italia, los jóvenes cantan canciones de apoyo a la mafia y a la Camorra, a las que muchos consideran organizaciones más justas y decentes que el mismo Estado italiano, mientras que en Grecia la gente se lanzó a las calles y eligió para el gobierno a una izquierda radical que prometía un mundo nuevo. Es un Estado solitario y cercado, que sólo sobrevive porque está defendido por las fuerzas policiales y cientos de miles de servidores. Como consecuencia de esa esquizofrenia política, social y cultural, surgen partidos políticos extremistas y populistas con propuestas insólitas a las que muchos desesperados prestan apoyo. Las manifestaciones de protesta son reprimidas y los que piensan demasiado o tienen ideas distintas a las que defienden los gobernantes son marginados y hasta reprimidos, casi siempre de manera encubierta, sin que esos dramas injustos sean conocidos por una opinión pública engañada y confundida adrede por el poder.
El Estado tiene cáncer terminal como institución, pero casi nadie lo admite porque nadie ha preparado un repuesto o porque los poderosos viven muy a gusto con este modelo, que ellos han aprendido a monopolizar y a ordeñar.
La principal consecuencia del drama del Estado es que las legiones de descontentos, de resistentes y hasta de salvajes enemigos del orden instituido crecen a diario en una etapa convulsa e inquietante.

«Resulta incomprensible y constituye una herejía en democracia que los políticos no sean controlados y supervisados por los ciudadanos»

Mientras que los partidos políticos, si son grandes y de ámbito nacional, pueden llegar a tener unos pocos cientos de miles de afiliados, la sociedad civil está integrada por millones de personas, muchas de las cuales no se sienten ni identificadas, ni representadas por esos partidos que han monopolizado el poder.
La Sociedad civil debe tener sus propios representantes en las instituciones, sobre todo en aquellas que son de interés general y público, donde la presencia sectaria y arbitraria de los partidos sólo causa perjuicios.
La representatividad de la sociedad civil debe asumirse en democracia hasta sus últimas consecuencias, lo que haría posible que los simples ciudadanos que no tengan el respaldo de un partido pudieran presentarse a las elecciones, amparados por su pertenencia a la sociedad civil.
Es la sociedad civil y no los partidos la que debe controlar el sistema político y la economía, entre otras razones porque poner a políticos controlando la política o la economía es como colocar al lobo al cuidado de las ovejas.
Resulta incomprensible y constituye una herejía en democracia que los políticos no sean controlados y supervisados por los ciudadanos, que son los «soberanos» del sistema».

Francisco Rubiales
Democracia severa
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'Paco Rubiales, puro olfato' por Miguel Angel Robles*
A la edad a la que la mayoría de periodistas empezamos a afilar nuestras primeras armas en los medios (y hoy quizás a redondearlas en gabinetes institucionales), Paco Rubiales (Villamartín, Cádiz, 1948) ya había sido editorialista del diario Madrid y había cubierto la guerra del Yön Kippur en el Líbano. Antes de los treinta se había curtido como corresponsal en México y como delegado de Efe en la Cuba de Fidel Castro. No suficientemente escarmentado, se hizo cargo de la delegación de EFE para toda Centroamérica, en Panamá, donde llegó a asesorar al General Omar Torrijos para la firma de los míticos tratados con el presidente Carter para la recuperación del Canal. Con treinta y dos años, fue llamado para liderar la delegación de EFE en Roma, en la Italia de Sandro Pertini. Tres años después regresó a Madrid, primero como director comercial de la red mundial de la Agencia EFE y después como director de sus Servicios Informativos Especiales. De modo que sí, lo más probable es que estemos ante una leyenda viva del periodismo, como me lo describió al presentármelo nuestro común amigo Pepe Álvarez. Aún no había llegado a los cuarenta cuando su álbum de fotos familiar parecía más el de un alto diplomático que el de un periodista y tenía artículos publicados en medios como The Washington Post, The New York Times, Miami Herald o Corriere della Sera. Y sin embargo, en ese punto de su biografía al que hemos llegado, lo que hizo Paco Rubiales no fue seguir avanzando en su carrera periodística, a pesar de que no le faltaron ofertas para hacerlo, también desde fuera de EFE, sino eso que ahora llamamos “reinventarse”, y que es lo que suele hacerse cuando las circunstancias nos obligan a ello. En su caso fue al contrario, él se reinventó justo cuando había llegado a la cúspide, en el mejor momento de su trayectoria profesional, y lo hizo quizás tirado un poco por la posibilidad de volver a su tierra, pero yo creo que sobre todo lo hizo por olfato. Sí, por encima de todo, Paco es olfato, y no sólo periodístico. Olfato para las noticias, olfato para los negocios, olfato para la política, olfato para la vida, olfato para las personas. Olfato no indio sino gaditano capaz de adivinar lo que viene cuando aún se encuentra a kilómetros de distancia. El mismo olfato que le sirvió para difundir desde EFE noticias que daban la vuelta al mundo fue el que le llevó a pasarse al mundo de la comunicación empresarial en el año 1985, y en Andalucía, cuando la única cultura de comunicación que conocían las empresas andaluzas era la publicitaria, y eso las más avanzadas. Lo hizo primero como director de Comunicación de la Expo 92, luego como asesor de instituciones y grandes empresas y finalmente como emprendedor, claro que entonces esa palabra casi ni se conocía, y hablar de emprendedores en Andalucía era algo tan friki como hablar de comunicación corporativa. Pues bien, Paco se hizo emprendedor cuando a nadie se lo ocurría hacerlo, y menos yéndole bien. Y, para colmo, se hizo empresario de la comunicación, que era como hacerse empresario de la felicidad, algo que a los directivos y empresarios les podía sonar bien, pero que no tenían ni remota idea de cómo podía ayudarles a ganar dinero. Así que Paco fundó Euromedia Comunicación y, movido de su olfato, hizo cosas aún más raras. Cuando el concepto de sociedad civil apenas se escuchaba, y en Andalucía no existía ningún foro, Paco se inventó Encuentros 2000, que dirigió durante casi diez años. Más tarde, su olfato le dijo que la innovación y la tecnología iban a dar mucho que hablar, y creó el primer foro y también la primera revista especializada en innovación y tecnología que se hacían en Andalucía. Y cuando el movimiento de indignación ciudadana no había cristalizado en ningún 15M, ni en el bipartidismo se habían abierto las grietas por las que se colaron Podemos y Ciudadanos, Paco Rubiales tenía un blog donde ya se hablaba de la casta de los políticos y había publicado tres ensayos cuyos títulos son de por sí suficientemente elocuentes de sus dotes casi proféticas: Democracia Secuestrada; Políticos, los nuevos amos; y Periodistas sometidos. Los perros del Poder. De modo que habrá que estar atento a Democracia Severa. Más allá de la indignación (Tecnos, 2015), porque seguro que en este libro también hay olfato, y probablemente sus ideas vuelvan a ser el anticipo de algo gordo que viene. Por lo demás, y junto al olfato, lo que más me gusta de Paco es que no mira por encima del hombro, ni hace esa cosa tan ranciamente andaluza de juzgar a la gente por el origen y el apellido. Paco es un andaluz atípico (o moderno) para el que no hay otro pedigrí que el del mérito y el talento, y además siempre va de frente. Si a esto se le añade que sabe de relojes y de vinos, y sobre todo de lo que es la amistad y la confianza, yo le puedo perdonar hasta que sea bético. Y este es el momento de parar, porque hay cosas que un tío no puede decir de su jefe en público, y menos si son buenas, por una mera cuestión de dignidad.

*Miguel Ángel Robles es en la actualidad socio-director general de Euromedia Comunicación, y lleva trabajando con Paco Rubiales desde hace 18 años.