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Berrea política

Tras las elecciones llegan las demostraciones de poder, la selección de los más preparados y el pertinaz y estridente discurso gutural de los líderes

Pedro Pitarch / Opinión.- El pueblo ha hablado el 20-D. La berrea comenzó en el mismo instante en que se dieron a conocer los resultados. Traigo esa figura en recuerdo a la extraordinaria serie de televisión El hombre y la Tierra, de Félix Rodríguez de la Fuente, en la que los episodios dedicados a la berrea del venado son sensacionales. Reflejan las luchas entre los más aptos, las demostraciones de poder de éstos, la selección de los más preparados y el pertinaz y estridente discurso gutural de los líderes para encandilar o disuadir. Y encuentro que algo similar, una gran berrea política, se está desarrollando ahora en el escenario de nuestro extenso bosque político nacional.

Porque con inusitada diligencia y teatralidad, los líderes políticos están exhibiendo músculo, marcando territorio, especulando con las posibilidades propias y ajenas y berreando (sin ánimo de ofensa en el término) sus intenciones y pronósticos, mirando hacia la formación del Gobierno de la legislatura que comienza. Al no existir mayoría absoluta de ningún partido, hay que negociar y pactar. Un inusual ejercicio en estos pagos que no va tanto de aritméticas y convicciones, como de confianzas y lealtades. Porque el votante tiene derecho a confiar en que el votado sea leal con lo ofrecido en su campaña electoral. O, en otros términos, que el votado sea leal con sus votantes. Ese binomio, confianza-lealtad, apareja el riesgo del error o, si se quiere, del fraude moral que se produce cuando el votado, a la hora de negociar, sitúa la lealtad a sus particulares objetivos sobre la que debe al voto recibido.

El PP, como partido más votado, aspira a colocar en la presidencia del Gobierno a su candidato, Mariano Rajoy. Éste, para ser investido en primera votación (mayoría absoluta), necesitaría añadir 53 votos a los 123 del PP. A la vista del reparto de escaños, difícilmente los lograría. Solo el voto positivo del PSOE al señor Rajoy podría investir a éste en primera vuelta. Más que improbable; descartada. En segunda o posterior votación cabrían más posibilidades de investidura (mayoría simple, más síes que noes). El señor Rajoy necesitaría la abstención del PSOE y de Ciudadanos para poder ser investido con los meros votos de su partido. Hipótesis que tendría posibilidad de materializarse después de la berrea, en la fase de negociación y pacto. 

[blockquote style=»1″]Es muy improbable que el Comité Federal del PSOE, que se reunirá el lunes 28 de diciembre, dé al señor Sánchez carta blanca sobre política de pactos.[/blockquote]

El secretario general del PSOE, don Pedro Sánchez, aparece ansioso de intentar formar Gobierno si el señor Rajoy no obtuviera la investidura. Contando con el voto negativo del PP y con la abstención de Ciudadanos (C’s), el PSOE necesitaría al menos los votos afirmativos de Podemos (P’s) para que el señor Sánchez fuese investido. Posibilidad remota a la vista de la línea roja trazada por esta formación, propiciando un referéndum catalán de autodeterminación. A no ser que el PSOE entrara en la ciénaga anteriormente descrita de anteponer la lealtad hacia sus propios objetivos, sobre la que debe al voto recibido. Es muy improbable que el Comité Federal del PSOE, que se reunirá el lunes 28 de diciembre, dé al señor Sánchez carta blanca sobre política de pactos.

P’s ya está en campaña para nuevas elecciones, lo que sería probablemente el caso si ninguno de los anteriores, Rajoy o Sánchez, lograsen la investidura. Un indeseable escenario, pero que no parece desagradar en P’s, en base a un supuesto incremento de sus expectativas electorales. Como se ha dicho anteriormente, la postura podemita a favor de un referéndum de autodeterminación en Cataluña, parece excluir al PSOE como socio. Aunque P’s podría desprenderse de tal pretensión y volver a cambiar sus objetivos declarados. Como partido populista y neocomunista P’s ha mostrado gran habilidad para modular su discurso en función de la audiencia y/o la conveniencia del momento. P’s, dígase claramente, no es un aliado fiable.

[blockquote style=»1″]En mi particular visión, la opción Rajoy tendría entonces todas las papeletas de la rifa, gracias a las CUP. ¡Qué guasa! [/blockquote]

El comedido resultado electoral de C’s no le permite a este partido jugar el papel de bisagra. Situado ideológicamente entre el PP y el PSOE, sus mejores opciones se concentran en promover el diálogo entre todos los que respetan la Constitución, en tratar de adecentar la democracia y en facilitar con su voto o su abstención la formación de Gobierno, bien por el PP o bien por el PSOE.   

Simultáneamente con la berrea política estamos en periodo de digestión de los resultados del 20-D. Todo por sus pasos. Aunque el tema podría dispararse en base a lo que suceda en Cataluña próximamente. Si finalmente el señor Artur Mas, quedándose con todas sus vergüenzas al aire, lograra que las CUP permitieran su investidura, la situación podría acelerarse. Porque al revigorizarse el proceso revolucionario independentista con un nuevo gobierno de la Generalidad, con todos los independentistas dentro de él, sería más que urgente y necesario acelerar las negociaciones para poder formar Gobierno en Madrid antes del fin de enero. En mi particular visión, la opción Rajoy tendría entonces todas las papeletas de la rifa, gracias a las CUP. ¡Qué guasa!