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Bonilla y la crisis del PP en Sevilla

Antonio Varflora
Antonio Varflora*

La noche del 26 de junio no fue buena para Juan Manuel Moreno Bonilla. Alias Juanma, para sus amigos. Es cierto que el PP andaluz sacó dos puntos y tres diputados de ventaja al PSOE. Sin embargo, como aquí ya hice constar en un artículo anterior (“No con Juanma) el 33 por ciento de votos cosechado sigue dejando al partido, mi partido, muy lejos de tener opciones a la Junta de Andalucía pues la serie histórica demuestra que en todas las elecciones autonómicas, en relación a las generales, los populares solemos retroceder mientras los socialistas del sur tienden a repuntar. En todas.

El PSOE además, por su izquierda, disfruta del colchón que suponen Podemos e Izquierda Unida, federación ésta última que también suele registrar datos más sólidos cuando de unos comicios andaluces se trata. A todo esto ya pusimos negro sobre blanco – luego se encargó de recordarlo Susana Díaz – que el PP de Moreno Bonilla solo superó en porcentaje al PP del País Vasco, de Navarra y de Cataluña, habiendo quedado, por ejemplo, siete puntos por debajo del PP extremeño y nueve puntos abajo que el de Castilla La Mancha.

No obstante, a decir verdad, he de admitir no saber muy bien cómo computar e imputar los datos del 26J dado que Juan Manuel Moreno ya dejó muy claro que ni las elecciones europeas de mayo de 2014 ni las municipales de 2015 eran “sus elecciones”, que él “no se presentaba a nada”. En las que sí se presentó – andaluzas del pasado año– ya se sabe que perdimos 17 diputados. Ahora, sin embargo, y aun habiendo sido comicios generales, con Rajoy de candidato, Moreno se ha apresurado a capitalizar la pírrica victoria del PP en Andalucía y ha inundado las redes sociales de pulgares hacia arriba. Tal vez, muy posiblemente, porque tema desde hace meses que más de uno lo esté señalando a él con pulgares hacia abajo. O quizás no. A lo mejor erramos nosotros en nuestro análisis y, en efecto, su papel ha sido más decisivo y determinante de lo que parece.

Al fin y al cabo, el jueves 23 de junio, bien que lo vimos durante bastantes minutos en Antena 3 hacer de deportivo escolta durante la ya mítica carrera matutina de Mariano Rajoy, rodada para la ocasión en el paseo marítimo de Málaga. La Málaga de Moreno. Y de Elías Bendodo. Bendodo, oficialmente portavoz del PPA, aunque ejerza más bien de “walki-talki”. Por lo poco y de lejos que habla y lo mucho y bien que camina. Con calzonas y trainers, naturalmente.

El PP triunfó en Almería y Sevilla.

Ahora bien, por más que el dinámico dúo malagueño chupara cámara junto a Mariano – del que en privado dicen que resta electoralmente -, y por más que hasta una pescadera del mercado de Málaga dejara entrever a los micrófonos de la citada televisión su voto al PP lo cierto es que los dos diputados que avanzó el partido respecto a diciembre los sumó en Almería y en Sevilla. Es decir, en la arenista Almería de Gabriel Amat y Carmen Crespo y en la Sevilla de Juan Ignacio Zoido. O, para ser más exactos, en la Sevilla de Zoido, de Juan Bueno, de José Luis Sanz y de Ricardo Tarno. ¿También de Virginia Pérez?. En mi Sevilla. Porque en el PP de Sevilla todo es difuso y, por tanto, confuso.

Todo parte del desaire que a los populares sevillanos (nos) supuso el dedazo de Moreno como nuevo presidente regional en sustitución de Zoido. Y no tanto porque se dejara enormemente desautorizado al entonces alcalde hispalense y totalmente en evidencia a su teórico sustituto, el entonces secretario general José Luis Sanz. Pero no por Sanz en sí mismo – a su favor o en contra podía haber legítimos argumentos en ambos sentidos – sino porque el elegido resultó ser una persona completamente desconocida para los andaluces, alejado más de una década de la política de la comunidad. Con decir que se llegó a presentar por Cantabria, como Luis Bárcenas, en unas elecciones generales está casi todo dicho.

Así las cosas, en un momento dulce para el PP de Sevilla, con mando en plaza en la capital y habiendo quedado a solo tres puntos del PSOE en 2011, aquel proceso, interminable y en ocasiones circenses, dejó abiertas demasiadas heridas. La hemorragia orgánica interna, lejos de taponarse, aumentó con la inútil victoria de Zoido en las municipales del año pasado. Y por si fuera poco, una circunstancia que para los socialistas nunca ha supuesto ningún problema, al contrario, – el sevillanismo de Susana Díaz – al PP lo llevó a abrir el falso dilema y el ficticio debate de si primar la Andalucía oriental sobre el centralismo sevillano.

Claro que la elección de Moreno Bonilla nada de extraordinario ha sumado en estos dos años ni en Málaga ni en la parte oriental de Andalucía pero, sin embargo, el PP de Sevilla sí conseguía el pasado 26J su mejor resultado comparativo desde 1979 ya que su empate a diputados con el PSOE no tiene precedentes desde que hace treinta y siete años UCD hiciera lo propio. A su vez, en Sevilla capital, donde ya en diciembre los populares ganamos por tres puntos, ahora la ventaja ha sido de cinco. O lo que es lo mismo, que la mancha roja hispalense apareció esta vez más desvaída en el tradicional mapa provincial de la noche electoral manchando, en cierta forma, la hasta la fecha meteórica trayectoria de Susana Díaz.

¿Ha desbaratado el 26J la Operación manijero?

Con Zoido como cabeza de cartel popular y además, a diferencia de Málaga, habiendo quedado Ciudadanos tres puntos por debajo en la provincia de Sevilla pese al importante censo urbano de la capital, del área metropolitana o de municipios importantes como Dos Hermanas, Écija o Utrera. En todas estas plazas los populares hemos hecho sudar bastante más a los seguidores de Albert Rivera quienes, por el contrario, sí parecen instalados de manera cómoda en la Costa del Sol. Tal vez porque no corren cada mañana como Rajoy, Moreno y Bendodo.

¿Han desbaratado las elecciones generales la denominada Operación Manijero que pretendía sustituir a Zoido y a Juan Bueno en el control del PP de Sevilla por Virginia Pérez, Beltrán Pérez y Toni Martín? ¿Ha animado el resultado del 26J a Juan Ignacio Zoido a plantar batalla por Sevilla de cara a las municipales de 2019? Y, de no ser Zoido el candidato, ¿su viaje en el Juan Sebastián Elcano junto a Gregorio Serrano señala tal vez a este como el preferido en la sucesión? Más preguntas: siendo deudor del PP de Sevilla Juan Manuel Moreno por su supuesta “primera victoria sobre Susana Díaz”, ¿lo llevará a desencadenar la guerra orgánica definitiva o a firmar algún tipo de pax romana? ¿Será Moreno nuevo ministro en un previsible futuro gobierno del PP? ¿Como trampolín para la Junta o como salida digna de una Andalucía que porcentualmente se le resiste a su PP andaluz? Y, por último, de no ser ni Zoido ni Serrano los candidatos a la alcaldía de Sevilla, ¿estará el candidato en el actual grupo municipal o habrá que buscarlo fuera? ¿Cómo de fuera o cuánto de lejos? Al fin y al cabo a Moreno lo buscaron en Madrid, procedente de Cantabria.

*Antonio Varflora es un seudónimo empleado en su colaboración habitual en Confidencial Andaluz por un veterano militante del PP andaluz.