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Campañas de plástico

Observamos por un momento las líneas maestras de cada grupo principal y lo entenderemos perfectamente.

 

Debo decir que esta campaña cada día me fascina más. Sus aparentes contradicciones hacen las delicias del analista político mínimamente apasionado. Si la polarización ideológica que comenzó tras la irrupción de PODEMOS en el panorama nacional -aunque larvada desde el gobierno de Zapatero y ampliada durante el de Rajoy- se ha exacerbado con la aparición de VOX, los medios y las estrategias utilizados por los partidos distan mucho de jugar en un campo puramente ideológico.

 

Observamos por un momento las líneas maestras de cada grupo principal y lo entenderemos perfectamente. El PSOE se presenta con una promesa en firme de completar la labor ya empezada durante su Gobierno. Sus promesas sociales son el nudo gordiano de su estrategia, sabiendo que pierde por sus estrambóticas alianzas y por la debilidad previsible de un nuevo gobierno presidido por él si PODEMOS se pega el batacazo que vaticinan las encuestas y los Independentistas se crecen ante el hecho consumado y vuelven a hipotecar su viabilidad. Por eso la insistencia machacona una y otra vez en el mismo mensaje, junto con un perfil más moderado, marcando ciertas distancias con el Populismo en la búsqueda de un electorado más moderado.

 

El PP no varía de la Estrategia Rajoy: un voto para el resto de partidos del espectro Derecha/Centro-Derecha es un voto para Sánchez. Da igual lo mal que lo hayan hecho antes, los propósitos de enmienda deben ceder ante el peligro de que se vuelva a re-editar una coalición de facto con lo mejorcito del panorama político español. La negatividad es patente en todo su mensaje: el otro es peor, la certeza de lo conocido, aunque malo, les pertenece a ellos. Y si es necesario apretar un poco por el ala conservadora para empujar un poco a VOX, se hará lo propio, pero sin abusar, para que los Liberales no se vayan a CUDADANOS.

 

Y hablando de los naranjas, la perpetua indefinición que les permitió ampliar sus bases amenaza ahora con encapsularles en un nicho poco poroso del que quizás les sea difícil salir. Su progresivo acomodo en el Centro-Derecha, laminando cada vez más su sector Socialdemócrata y Liberal-Progresista, puede beneficiar al PSOE y llevarlos a competir en un escenario en el que el PP, con amplia base rural, les puede disputar una dura partida. El ‘centro’, pues, se sitúa en un escenario que obliga al marcaje ideológico para lograr la expansión necesaria para una formación que aspira a llegar a la Moncloa.

 

UNIDOS PODEMOS. O UNIDAS PODEMOS. O PODEMOS a secas. O PODEMOS e Izquierda Unida.

 

Más sus confluencias sopaletreras, Juegan a la desesperada. Sus luchas intestinas y la despreocupación por los problemas sociales reales de sus bases a favor de cursiladas millennials han acabado con los sueños de ‘asalto al cielo’. Ahora toca replegar velas y salvar lo que se pueda. Por eso la vuelta esquizofrénica a los orígenes, pero a los orígenes de Izquierda Unida, no del PODEMOS original, con su discurso transversal. Vuelta a las andadas con las ‘clases’, con los de ‘arriba’ y los de ‘abajo’, con los ‘ricos’ y los ‘pobres’ y -más perjudicial que útil para retener a estas bases- el ataque a los medios de comunicación.

 

VOX, recién llegado y crecidito. Frotándose las manos ante la perspectiva de entrar en el Parlamento nacional. Saben que el fulgor de la novedad no les durará siempre, y que su mensaje reaccionario no les permitirá retener para siempre el voto urbano, tradicionalmente más progresista o liberal. Por eso buscan en el campo, donde el voto es más militante pero más difícil de conseguir y, desde luego, más afín a sus planteamientos ideológicos. Pero por ahora, el voto del cabreado y de parte de la clase media que está hasta las narices de que la ninguneen permanentemente les sirve, y les permite apuntalar su mensaje maximalista para chantajear permanentemente a la ‘derechita cobarde’.

 

Las cartas, como ven, encima de la mesa. Más la Política 2.0 es un concurso de popularidad. Y ni los programas ni las grandes causas valen tanto como un buen candidato y una buena entrevista. Con sus estrategias delimitadas, todos estos partidos juegan al efectismo barato e inmediato que el adversario inmediatamente, lleva a cotas más altas. Resultado: desnaturalización del mensaje y de los principios, sustituidos por las estrategias de los asesores de márketing y de comunicación. La plasticidad y la superficialidad es lo que estamos demandando y es lo que vamos a tener. El ritual es simple: ellos salen, nos mienten, nosotros sabemos que nos mienten, ellos saben que nosotros sabemos que ellos saben que nos mienten; aplaudimos, sonríen, nos hacemos selfies y se acabó. Todos entendemos que una vez elegidos harán lo que les dé la gana.

 

Las causas, los valores, el ‘por qué’ para pelear, para esforzarse tanto, han desaparecido. Las estrategias de los cinco partidos más fuertes van encaminadas a ganar. Y sólo eso. Muestras del acelerado proceso de ‘des-esencialización’ de la política, en la que sólo se está -salvo honrosas excepciones- por Poder y por Dinero. Nuestros candidatos, actores artificiales, ni siquiera pretenden ser estadistas serios. Se conforman con ser los líderes coyunturales de maquinarias burocráticas engrasadas en una dura competición electoralista, en la que dirán algo, lo contrario y lo contrario de lo contrario si con eso consiguen votos. La insinceridad cínica está a la orden del día, en una campaña breve pero intensa, muy importante para la Historia de la Democracia en España, pero sin partidos ni líderes que estén a la altura del desafío.