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Caritate patriae

Lola Álvarez, Periodista
Lola Álvarez

El título se lo he cogido prestado a una buena amiga, docta en leyes, que lo suele utilizar con frecuencia últimamente. Por amor a la patria, viene a traducirse. Y es sobre eso, precisamente, sobre lo que ando  reflexionando estos últimos días, tras la constitución de las Cortes y la puesta en marcha de la nueva legislatura.

De caritate patriae y de la mucha falta que hace. Lo digo en serio. Es, la gran ausencia de fondo – y forma- que detecto en todo lo visto y oído hasta el momento. Lo repito, con todas sus letras: amor-a-la-patria. Ya sé que a algunos hablar de esto les da”yuyu”, les suena a pasado y les huele, como poco, a derechona rancia. Una pena, siempre he pensado que uno de los mayores errores de la izquierda de nuestro país fue dejar la defensa del concepto de patria y de sus símbolos en manos de la derecha más montaraz. No era fácil en aquellos tiempos, lo sé y me consta, pero se perdió – no sé si para los restos-  lo que era de todos y no la identificación ideológica de unos pocos mastuerzos. 

[blockquote style=»1″]Con este panorama que alguien me diga si es momento de andarse con tonterías y no de tomarse las cosas mucho más en serio de lo que se lo están tomando algunos padres y madres de la patria[/blockquote]

Amor a la patria, como yo lo entiendo, es pensar en el país por encima de todas las cosas y el momento que vivimos no puede ser más delicado para hacerlo: una economía apenas apuntalada en un horizonte internacional que se barrunta algo más que crítico,  carencias y necesidades sociales importantes aún sin resolver, la situación en Cataluña más que enconada, la corrupción que sigue aflorando…, y una Constitución que hay que reformar, si o si,  que ya es hora. Con este panorama  que alguien me diga si es momento de andarse con tonterías y no de tomarse las cosas mucho más en serio de lo que se lo están tomando algunos padres y madres de la patria, más pendientes de sus estrategias partidistas y de sus peculiares shows mediáticos, que del futuro de todos. Oigan, que no les votamos para esto, al menos yo, no.

El resultado de las elecciones abrió, claramente, las puertas a una mayor pluralidad de visiones y opiniones. El nuevo espectro político nos hizo pensar que, roto el bipartidismo, y a mayor necesidad de diálogo y de acuerdos las cosas debían ir necesariamente a mejor; que este país ya había madurado democráticamente lo suficiente como para poder llevar a cabo lo que en nuestro entorno se hace sin mayor problema y con la mayor decisión: acuerdos y pactos que garanticen gobiernos estables. Bien,  pues mucho me temo que por el camino que llevamos, va a ser que no y , atentos a la pantalla porque nos quedan por ver muchos más shows.

¿Pero es que nadie se está percatando de que estamos en un momento extraordinario, histórico diría yo,  que necesita de acuerdos, pactos y medidas igualmente extraordinarios? ¿Tan difícil les resulta a algunos entenderlo? Lo dicho, un poquito de caritate patriae (sin favor).