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Ciudadanos pide lo imposible para que Susana adelante elecciones

Juan Marín pide a cambio de apoyar los presupuestos del 2019, cambios legislativos que planteó hace tres años.

Después de un verano andaluz cortito de noticias de carácter político, con la presidenta a cuerpo de Sultana en Sancti Petri – 1.100 pavos noche – y los telediarios abriendo con la dramática invasión en nuestras costas por hombres, mujeres y niños huyendo de las guerras y la hambruna africana, el partido de Albert Rivera en Andalucía ha sido el primero en saltar al ruedo que inaugura uno de esos cursos políticos decisivos en tanto que estamos ya de hoz y coz en precampaña electoral, haya o no adelanto, que parece que lo habrá; a la fuerzas ahorcan.

 

 

El líder regional de la formación naranja, Juan Marín, además de repetidor como candidato a la Junta por Cs, ha comparecido con los últimos compases de agosto para anunciarle al PSOE que vienen curvas ya que no piensan apoyar los presupuestos de 2019, el principal estandarte de Susana Díaz para vender y presumir de estabilidad política en Andalucía.  Un activo que ella considera fundamental en su política.

 

 

No piensan participar Cs salvo que el PSOE acceda a negociar –sin casi tiempo material disponible–  cuestiones básicas de regeneración democrática vendidas en su día como las grandes justificaciones políticas del llamado “Pacto de Investidura” entre Cs y PSOE-A. Este pacto, recuérdese, le ha dado al PSOE no solo el gobierno de la Junta una legislatura más desde 1982, sino que ha servido de cómoda muleta para los socialistas mandar en materia legislativa todo el tiempo. Eliminar los aforamientos y la reforma de la Ley Electoral no son minucias para que, quien ha tenido durante tres años largos la sartén del gobierno por el mango, salga ahora con una excusa de mal pagador pretendiendo alejarse del síndrome de pacto de San Telmo, ese que ya ha engullido a andalucistas y comunistas de IU tras el abrazo con el PSOE. 

 

Juan Marín y los suyos tienen un calendario tas ajustado que han decidido tirar por la calle de en medio y ponerle las cosas difíciles a Susana Díaz nada más llegar septiembre, pero lo hacen con un argumentario que deja más que nunca en evidencia la complicidad de la gente de Rivera en Andalucía con el socialismo gobernante en estos años. Si tan importante es para ellos generar el sistema ¿por qué no han presionado antes?

 

Ciudadanos y su máximo dirigente Albert Rivera han capitalizado para sí el forzar la dimisión de los presidentes Chaves y Griñán, algo que no es del todo cierto ya que fue la propia Susana Díaz las que verdaderamente los dejó caer, tras ochenta días y sus noches sin poder formar gobierno. Al margen de estas dimisiones tan vistosas, convenientemente publicitadas a nivel estatal por el aparato de propaganda de Cs, hay que hacer verdaderos esfuerzos para recordar qué otra acción protagonizada por Ciudadanos en Andalucía ha servido para legislar o denunciar casos de corrupción. Una formación que pretende ser opción de gobierno permanece alejada procedimentalmente de infinidad de procesos judiciales por corrupción (política) que se sustancian en juzgados de Andalucía en estos años. Es más, si de algo no puede presumir la formación naranja es de predicar con el ejemplo en materia de financiación de su partido, sustentado ilegalmente por dinero público asignado a los grupos municipales de la formación. Por no hablar de los casos aislados y acusaciones que salpican la trayectoria de algunas biografías provinciales del partido.

 

El valor que hay que darle al anuncio de Juan Marín radica precisamente en el hecho de pedir lo imposible para poder certificar la ruptura. Quizás Ciudadanos no lo sepa – o sí– pero le acaban de dar a Susana Díaz el único argumento de peso que podría utilizar para adelantar unos meses las elecciones: ante inestabilidad, que decidan las urnas.

 

Por mucho menos rompió unilateralmente Susana Díaz el pacto con IU, tras anunciar la coalición una asamblea en la que iban a someter a votación interna si seguir o no con el PSOE gobernando en la Junta. Y unos presupuestos de la Junta no son comparables a lo que se decida en una asamblea de IU, aunque la dirigiera el vicepresidente Valderas.