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Colau se ha colado

Pedro Pitarch
Pedro Pitarch

La historieta es de relato corto pero muy significativo. Estando el coronel delegado de defensa en Barcelona en el stand del Ministerio de Defensa en el Salón de la Enseñanza, dicho jefe se acercó ingenua y deferentemente a saludar a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que por allí pasaba. La dama, dando una prueba más de su reconocida mala educación y falta de saber estar, le eruptó al coronel: «ya sabes que nosotros como ayuntamiento preferimos que no haya presencia militar en el salón. Pero simplemente porque creemos que hay que separar los espacios”. Toda una “lindeza” dicha a quien, no siendo responsable de que el stand estuviera allí, trataba seguramente de mostrar su respeto por el Ayuntamiento, así como engrasar, a su nivel, las relaciones entre las FAS y la sociedad civil. Objetivo que, como el regüeldo de la Colau mostró, es bien difícil de alcanzar cuando la ejecutoria municipal en la Ciudad Condal está por los suelos, desde que la Colau trincó la vara consistorial.

Y no se trata solamente de la extrema descortesía de la Colau. Al fin y al cabo, no es fácil dar la talla cuando súbitamente se ha pasado de activista social y practicar escraches callejeros a primera autoridad municipal. De garrula bullanguera a estadista de pacotilla que, por sus aires pretenciosos, parece ir de sobrada por la vida. De quien, en definitiva, tan suciamente representa  a los barceloneses. También se trata de la ignorancia que muestra al intentar “separar los espacios” entre las FAS y la enseñanza. La Colau desconoce que la enseñanza es uno de los elementos más característicos del ADN militar. Una profesión en la que, en tiempo de paz, pasas en gran medida por la condición de alumno o la de profesor. Cuántas veces me habrán oído explicar a los que estaban en cada momento bajo mi mando, que la primera función de cualquier jefe es la de enseñar a sus subordinados. Cuántos cursos de perfeccionamiento ha hecho uno y cuántos más ha dado… 

En mi opinión, esa enorme y pública falta de respeto y de educación de la Alcaldesa de Barcelona para con las FAS debería haber sido contestada institucionalmente con una mayor contundencia de la que ha mostrado, por ejemplo, el ministro de defensa en funciones, señor Morenés.

La alcaldesa de Barcelona también ignora que los Ejércitos han practicado el «long life learning» (la educación permanente) desde siempre, especialmente en las últimas décadas.  Cuando existía el servicio militar obligatorio (la “mili”) eran de hecho una enorme organización de enseñanza y socialización. Con sus programas de extensión cultural, que eran prioritarios y obligatorios, cientos de miles de reclutas y soldados salieron del analfabetismo o terminaron sus estudios básicos. También los Institutos Politécnicos del Ejército (IPE,s) nutrieron de solventes titulados de Formación Profesional, incluso  cuando esa enseñanza aún no estaba bien desarrollada en España. Hay acuerdos de colaboración con comunidades autónomas y colegios de formación profesional, institutos, etc. que mandan a sus alumnos a realizar las prácticas en instituciones militares, por ejemplo: alumnos de formación profesional hacen sus prácticas en el PCAMI (Parque y Centro de Abastecimiento y Mantenimiento de Intendencia) o en la Academia de Infantería (ACINF) en Toledo.

Desconoce la alcaldesa que, en la actualidad, la enseñanza militar y la civil están entremezcladas. Que las FAS están en Bolonia  y  sus miembros estudian grados universitarios y títulos de técnico de grado superior en centros civiles para ser profesionales de las FAS.  Que los alumnos de la escala Básica estudian para un título de técnico de grado superior, con la colaboración de institutos de cada Comunidad Autónoma, que proporcionan los profesores y aprueban los curricula.  Por desconocer, la Colau seguramente tampoco sabe que de la existencia de acuerdos con universidades públicas: Salamanca; Complutense; Politécnica de Madrid; Autónoma de Madrid; o la Rey Juan Carlos. La de Granada llega incluso a tener  un órgano conjunto con el Mando de Doctrina (MADOC), que financia becarios de tal universidad para colaborar en proyectos de interés militar.  Que hay también acuerdos con privadas con CEU o la de Comillas.  Quizás tampoco sabe que hay organizados cuatro Centros Universitarios de la Defensa basados, respectivamente, en las universidades de  Zaragoza, Vigo, Politécnica de Cartagena y Alcalá de Henares (para los médicos militares) en los que profesores universitarios  bajo la dirección de esas universidades, forman a los futuros oficiales de las FAS. Finalmente, y para no cansar al lector, la Colau, en su profundo desconocimiento del mundo de la enseñanza, también debe ignorar la existencia del Instituto Universitario Gutiérrez Mellado para doctorados y titulaciones de post-graduados, o que en el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN) se organizan cursos y conferencias de alto nivel en los que participan, junto con oficiales generales, parlamentarios, órganos directivos de la Administración civil , empresarios etc.

Ada Colau a un Coronel: «Ya sabes que nosotros como ayuntamiento preferimos que no haya presencia militar en el salón. Pero simplemente porque creemos que hay que separar los espacios”.

En mi opinión, esa enorme y pública falta de respeto y de educación de la Alcaldesa de Barcelona para con las FAS debería haber sido contestada institucionalmente con una mayor contundencia de la que ha mostrado, por ejemplo, el ministro de defensa en funciones, señor Morenés, en el curso de una mera entrevista radiofónica del pasado día 10. Asimismo, el propio  Almirante Jefe de Estado Mayor de la Defensa, bien podría haberse referido al tema en la conferencia que, sobre “la adaptación al cambio de las FAS”, pronunció el mismo día en el Instituto Universitario Gutiérrez Mellado. Sin embargo, aplaudo efusivamente el símil del educado y algo cándido coronel delegado de defensa en Barcelona, cuando ha dicho que “excluir al Ejército (en el Salón) sería como prohibir el jamón ibérico en la feria alimentaria”.

Invito a la Alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a ponerse las pilas, estudiar un poquito y educarse bastante más de lo que está. Supongo que ella nunca pudo acariciar el sueño de llegar tan alto. Tampoco los barceloneses la pesadilla de ver a su Ayuntamiento caer tan bajo. Definitivamente, la Colau se ha colado