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Rabiosamente independientes

Hay tanto de lo que hablar, que el auténtico atraco incruento es callar lo que ocurre en el recinto del tiempo

Pepe Torrente / Opinión.- De la Andalucía oficial a la real hay un trecho tan largo como quieran dejarnos ver los que tienen el poder de enseñarnos con sus teles, sus periódicos y otras cosas de informar. La Andalucía que nos vende Canal Sur TV se la ve más ligoteando entre congéneres, con Juan y Medio de masculina Celestina, y cantando coplas entre imberbes aspirantes a Pantojas y Marifés. Todo más bien hecho bajo el prisma hegemónico del socialismo que blinda nuestro progreso, que ejerciendo de plurales y diversos. Nos informan solo de la tierra que pregonan, nos empaquetan en ello ilusiones y esperanzas gracias a puños e inmarchitables rosas (treinta años pregonando lo mismo). Pero nada cuentan de la que enchufan a los afines para que en el plató público no les falten las lentejas que pagamos entre todos. De esa Andalucía les gusta hablar menos.

Cualquier proyecto periodístico que nace para informar de la verdad es otra ventana más por la que gritar libertad. Y es de agradecer que en esta Andalucía nuestra de propaganda infinita al máximo, imparable, y no sé cuántas cosas más, haya un lugar, por pequeño que parezca (nadie se hace mayor antes de nacer siquiera) que permita exhibir con el color y las letras de lo digital la verdad de lo que pasa, sin el añadido del colorete oficial, sin maquetaciones etiquetadas con borracheras subvencionadas por el poder temporal.

Se siente uno honrado y agradecido por poder participar en este proyecto de Confidencial Andaluz, rabiosamente independiente, y que promete libertad sin ira. Aunque sea con la modestia de colaborar solo con la palabra, esa arma inerme que solo dispara ideas, y que concreta opiniones en los ebrios tiempos políticos del presente, que a veces no iluminan, precisamente, el día a día.

No será solo la política quien hable en esta columna semanal. También vendrán los aires de los tiempos a cumplir con este espacio; con la cultura, la broma, y el aire que discurre entre tiempos y vientos.

Desde Granada, con la visión particular de estos ojos que Dios me dio a través de doña Julia, la madre que me parió, asistiremos a la subjetiva opinión de quien escribe con la única intención de compartir puntos de vista, otros vistazos con los que mirar, que no sean los exclusivos de quien paga o manda, sino solo de quien escribe y firma lo escrito.

“No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquellos que son demasiado cobardes para manifestarla”, dicen que dijo Napoleón. Lo suscribo. El principal enemigo de la libertad es el silencio de quienes quieren defenderla.

No será solo la política quien hable en esta columna semanal. También vendrán los aires de los tiempos a cumplir con este espacio; con la cultura, con la broma, y con el aire que discurre entre tiempos y vientos. Hay tanto de lo que hablar, que el auténtico atraco incruento es callar lo que ocurre en el recinto del tiempo.

Ya se sabe que no solo de la política vivimos los andaluces, que también está el arte buscando dueños que lo esculpan y lo aten a la emoción que necesitan los ojos y el alma para no siempre tener que llorar de pena.

Enhorabuena, pues, por este proyecto que nace. Por aquí estaremos cada semana, si usted quiere, lector. Si quiere usted y la salud lo permite. Y usted que lo lea.