Confidencias de un hombre sensato
"Quien quiera comer a trabajar en la empresa privada y la política solo como hobby durante cuatro años. En este país ya no cabe ni un solo trincón más».
Es amigo y vecino. Recientemente lo jubilaron de una multinacional después de 45 años. «Aquella mañana trabajaba en mi despacho cuando por el ordenador salió una nota interna: ’Don José, la empresa le agradece sus servicios. A partir de mañana su puesto queda suprimido. Le rogamos firme el finiquito a la mayor brevedad. Gracias’». Estos procedimientos ─me decía compungido─ tienen su repercusión en el personal con efectos demoledores.
Durante la charla se crece: «La inmensa mayoría de los políticos no han trabajado en nada y si lo ha hecho alguno ha sido por un tiempo mínimo en la empresa privada, empezando por Rajoy: solo un año como registrador de la propiedad al aprobar unas oposiciones mucho más fáciles». Es la única ‘profesión’, la política, sin unos mínimos para acceder pero garantiza un contrato vitalicio. Los contribuyentes deberíamos ponerle coto».
Nos saluda otro amigo común con sonrisa cómplice, conociendo los santos arrebatos de Pepe. «Hay demasiados políticos. Las Autonomías son el estado del bienestar de la clase política. Una de dos, o acabamos con ellas o el estado del bienestar quiebra. El 80 % de los ingresos de los partidos les llega de los fondos públicos. Por eso piden créditos, incluso antes de presentarse a las elecciones, saben la llegada de las condonaciones aunque fácil resulta imaginar los motivos. Aquí se tragaron vivas varias cajas de ahorro andaluzas. Solo El 20 % del dinero viene de donaciones privadas y cuotas de afiliados. Los españoles no nos afiliamos porque carecemos de una cultura política. El Tribunal de Cuentas casi pertenece a una burocracia estéril».
Acabo de despedirme y vuelve a llamarme:«¿Tiene algún sentido un IRPF en unos jubilados como nosotros? ¿Acaso producimos algún rendimiento por un trabajo inexistente? ¿No entra en la categoría de los sarcasmos?».
Esta tarde juega ‘La Roja’, intrincada denominación de la Selección Española, quizá para ocultar la vergonzosa palabrita, porque entre el toro de Osborne, la carencia de letra en el himno, las enfollonadas peleas en el sector y los habituales trinconeos balompédicos, el abajo firmante se da de baja del cotarro. Si acaso, verá un programa titulado ‘Cómo se hace’, a la espera de un episodio titulado: ‘Así se hacen buenos ciudadanos y de este modo se reciclan a los malos políticos’. Presumo larga demora, lo sé.