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Crimen y castigo

Pero aquí Dostoievski se quedó corto: Nada de castigo, ni arrepentimiento.

En “Los pacientes del Doctor García”, la última entrega, por ahora, de los “Episodios de una guerra interminable”, la grande Almudena Grandes nos narra la más importante de las redes de apoyo que los fascistas (¿nos dejamos ya de eufemismos…), españoles les brindaron a los criminales nazis tras su derrota, para que pudieran quedar no sólo impunes sino viviendo holgadamente en España o en América Latina si así lo deseaban. Unos cometieron los crímenes, otros -la ciudadanía española, argentina…- sufrieron, y aún sufren, el castigo.

Según Raskólnikov, el protagonista de Crimen y Castigo, hay dos tipos de seres humanos: aquellos superiores que tienen derecho a cometer crímenes por el bienestar general de la sociedad, y aquellos inferiores que deben estar sometidos a las leyes, cuya única función es la reproducción de la raza humana…

Esos mismos fascistas (…-o “buenismos”-, dándoles el…) fueron los que exigieron para sí mismos a los “líderes democráticos” de la Transición-Transacción-Traición del 78, la impunidad y el seguro de por vida que no iban a ser molestados. Más aún: querían, y lo consiguieron, no sólo no tener que irse del país, sino seguir mandando por el bien de su amadísima patria, a la que tanto bien hicieron en 40 años de paz y libertad.

Cara de cemento ante los problemas populares, y empatía cero con todo lo que no sean los eternos privilegios de su casta.

Pero aquí Dostoievski se quedó corto: Nada de castigo, ni arrepentimiento: Su Santa Madre los había bendecido desde el comienzo y su fin no podía ser otro que la gloria.

Esa misma trama de actitudes (…beneficio de “franquistas”?), que si consintieron que “esto” se llame democracia (otro eufemismo) es porque les da igual el nombre, mientras ellos sigan siendo los dueños de la hacienda, la casa, el caballo y la pistola; y aquí siguen, después de otros 40 años, manejando los hilos, argamasando esa trama de piel insensible, impasible el ademán ante su profunda corrupción, cara de cemento ante los problemas populares, y empatía cero con todo lo que no sean los eternos privilegios de su casta.

En estos últimos 150 años esa clase “dirigente” ha superado mucho a Dostoievski

El premio a Zoido cuando cosechó el fracaso más grde del PP en Sevilla fue elevarlo a ministro del Interior; ¿el castigo? Tod@s lo sabemos.

 Adivina adivinanza: ¿A quién crees que corresponderá el “castigo”, por el “crimen” de Cifuentes? A l@s mism@s.

 “Crimen y Gloria”: En estos últimos 150 años esa clase “dirigente” ha superado mucho a Dostoievski: ¿Cuántos millones de hablantes de nuestro idioma han sufrido en el s. XX a ambos lados del Atlántico el ser de la raza inferior, para gloria –no castigo- de la raza superior?