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PP-Sevilla: Crisis. What Crisis!!

Antonio Varflora
Antonio Varflora

Querido Pepe, te lo he dicho muchas veces. No es lo que ha ocurrido esta semana. Es lo que lleva aconteciendo estos últimos cuatro años: la dimisión por videoblog de Javier Arenas, la elección de Zoido como sucesor, decidida en una mesa camilla, y, para remate, el conocido dedazo de Madrid en la designación de Moreno Bonilla como actual presidente regional. Procesos a los que los afiliados hemos asistido como mera claque lo cual ha llevado al descrédito de nuestras siglas. Solo así puede entenderse, porque es incomprensible, que un partido que en la comunidad jamás ha tocado poder autonómico, y se supone la alternativa, haya sufrido mayor desgaste que el experimentado en el conjunto nacional. En 2015 perdimos un tercio de nuestros parlamentarios. En estas últimas elecciones – consuélense quienes quieran con pírricas victorias – no solo hemos quedado porcentualmente muy por debajo de nuestros compañeros de Extremadura o Castilla La Mancha, que han de ser nuestra referencia, sino que también por debajo del PP de Madrid y de Valencia. A pesar de lo mucho y malo que allí nos ha llovido. Claro que bastante culpa, también, la tenemos cuadros intermedios, cargos locales y provinciales y afiliados de base. Por nuestro silencio y sumisión. Por aplaudir a quien se nos ordena o por haber firmado avales al dictado. Fuimos capaces de tirar a la papelera miles de avales de José Luís Sanz y en tiempo record ¨fabricar”, firma incluida, miles de avales de un tal Moreno Bonilla. Y por llevar callados estos dos años en que ha quedado demostrada la debilidad política de nuestra estructura regional. Yo mismo no tengo mayor valor que el de escribir aquí bajo un seudónimo.

Sevilla tuvo que ser…

Así las cosas, la situación tenía que estallar. Y como en la canción, Sevilla tuvo que ser. El PP de Sevilla al borde de una gestora. ¿El PP de Sevilla? ¿Al borde de una gestora? ¿Después de haber empatado a cuatro diputados con el PSOE, circunstancia inédita desde 1979? ¿Después de vencer con claridad en Sevilla capital? Si aquí se impone una gestora, ¿qué no se hará en Huelva, donde el PSOE nos ha metido doce puntos en el municipio de la secretaria general regional? Ah, claro, igual lo de Sevilla tiene que ver con el resultado en Carmona. Porque mira la de veces que vamos los del PP de feria y de convenciones a Carmona. Pero el pasado 26J los socialistas nos han vuelto a golear allí. Verás. Cuando me propusiste colaborar hace un año en Confidencial Andaluz me pediste que tratara de opinar, pero sobre todo informar, de qué ocurría realmente en el seno del PP. Admito que puedo estar condicionado o sesgado y que muy probablemente muchos de mis interlocutores habrán intentado confundirme o intoxicarme. No obstante intentaré explicar, pensando fundamentalmente en nuestros votantes, el porqué de este extraño terremoto que estamos padeciendo en el PP de Sevilla.

JUAN IGNACIO ZOIDO

Juan Ignacio Zoido supo aprovechar, bastante mejor que otros, la corrupción y división que comenzó a aquejar al PSOE andaluz y sevillano a partir de 2009. Sin embargo, como alcalde, y desde la borrachera de los 20 concejales, anduvo sobrado políticamente y mal asesorado en materia de comunicación. Tal vez tampoco debió de haber aceptado nunca la presidencia regional tras la precipitada huida de Arenas y seguro que Rajoy pudo haber resuelto antes la sucesión definitiva en San Fernando. Por lo demás, como es sabido, la designación del malagueño-cántabro-madrileño Moreno Bonilla dejó fuertemente desautorizado al PP de Sevilla. La suma de todos estos factores – todos- le llevó a perder la alcaldía. Aunque jamás, desde 2007, ha perdido unas elecciones. Y como candidato al Congreso tampoco ha perdido nunca en la capital, cuna, no se olvide, de la todopoderosa Susana Díaz, en su época dorada, la “Esperanza de Triana”.
No obstante, tras la depresión por pasar al palomar de la Plaza Nueva, ha habido quienes se han dispuesto a darlo por muerto políticamente. Tal vez de manera legítima pero no por ello menos apresurada. Y con evidente falta de respeto a su trayectoria pues al fin y al cabo son los mismos que callan – también notorios, o notarios, periodistas – los magros resultados del PP andaluz desde 2014. Lo único cierto es que el triunfo por cinco puntos el pasado 26J en Sevilla capital demuestra que Zoido aún conserva parte de su capital político. Por ello, y por su currículum, ha de ser el primero con derecho a decidir si repite o no como candidato. Hay argumentos tanto a favor como en contra. Y tienen algo de razón los “jóvenes críticos” en que la actual oposición hispalense anda desactivada y dividida. También, claro, porque más de uno de ellos milita entre los divisores y es de gustos más nocturnos que diurnos. Pero haber planteado de manera tan desabrida e irrespetuosa el debate a tres años vista de las municipales solo puede calificarse de imprudente pecado de juventud. Por más que operen, como atenuante, el haber recibido algunos agravios.

BELTRÁN PÉREZ

En realidad la “Operación Manijero” se trata de un estadio avanzado (y de mayor radio de acción) de esa “Operación Delfín Beltrán” que comenzó a bullir en la mente de algunos en aquellos meses tontos de 2013, que los hubo, en que Zoido dudó, o se dejó querer, para centrarse definitivamente en la presidencia regional abandonando la alcaldía hispalense. Zoido, sin embargo, se terminó quedando en Plaza Nueva y a varios de los que se movieron más de lo debido les costó luego descender algunos puestos en la foto de la lista electoral. Beltrán Pérez fue hasta 2011 el perro de presa encargado por Zoido para atizar al gobierno de Monteseirín y Torrijos. No lo hizo mal y demostró capacidad de trabajo. Luego, como concejal de gobierno, su papel pasó a un segundo plano tal vez por dos factores: en primer lugar, quienes suelen destacar como pitbulls en la oposición, no siempre brillan después en tareas de gobierno, donde los códigos de comunicación y de conductas políticas cambian. Aunque en el caso de Beltrán, consumado el distanciamiento Zoido-Arenas, también pudo haber sufrido durante algún tiempo la frialdad del míster, todo ello al margen de algún episodio puntual que no viene al caso.
Ahora bien, pensemos por un momento y cerrando los ojos, ¿realmente Beltrán Pérez sería un buen candidato para enfrentarse a Juan Espadas en 2019? Espadas ha sido consejero de Vivienda de la Junta, viceconsejero de Medioambiente y gerente de Egmasa. ¿Qué cargos públicos o actividad profesional puede exhibir Beltrán? Además, como decía Freud, la anatomía suele ser el destino, también político. Por tanto, volvamos a cerrar los ojos: ¿tiene Beltrán altura suficiente, física me refiero?Desde luego su abundante pelo traslada juventud, pero, ¿demasiado joven o suficientemente maduro? ¿De estética pija o en proceso de normalización? Demasiadas dudas.
En cuanto a la otra Pérez, Virginia sus años de portavocía en la Diputación no parece que le sirvieran de mucho como candidata en Gines, ahora parece llorar desconsolada porque se la hubiera traicionado en revelar su renuncia a seguir de Coordinadora General. ¿ Por qué ese medio que tanto la ha apoyado no solo ocultó dicha renuncia sino que además bien se esforzó en presentarla como ganadora de la contienda? ¿Por cierto cuánto le habrá costado a Ana Mestre devolver a Virginia a la cruda realidad del primer comunicado oficial?

BONILLA Y SEVILLA

Juan Manuel Moreno fue recibido con disciplinado acatamiento en Sevilla. Aunque no lo recibiéramos con los brazos abiertos. Su designación en 2014 fue especialmente ortopédica y postiza para el PP sevillano, el cual, en los meses previos, recibió ácidas críticas del PP malagueño y sus terminales de prensa. Como si en las generales 2011 no hubiéramos recortado a solo tres puntos la diferencia con el PSOE o en la ciudad de la Giralda nunca hubiéramos obtenido veinte concejales. Fueron, de nuevo, las mismas voces y firmas que callaron el gatillazo del PP de Málaga, y de otras provincias orientales, en las andaluzas de 2012. Los mismos que desde diciembre vienen poniendo sordina a las victorias del PP en la ciudad de Sevilla. ¿Porqué será?
Admito que todo presidente regional del partido intuye que de una manera u otra ha de tener cierto control sobre la agrupación provincial cuantitativamente más importante. Baste recordar cómo en el PSOE, Griñán, para hacerse con el aparato regional, se vio obligado a atajar mediante un teletipo cualquier pretensión de Monteseirín de optar a la reelección. Se congraciaba así con el entonces secretario provincial José Antonio Viera. Moreno, en nuestro caso, es obvio que no se fía del todo de la dirección provincial hispalense y pareciera haber buscado, o encontrado, a gente dispuesta a ser su quinta columna. Y quizás lo de esta semana no haya sido más que la precipitación de un proceso acelerado por el reciente resultado electoral. Porque Moreno finge sentirse fuerte tras su victoria formal sobre el PSOE andaluz y porque el PP de Sevilla se sabe fortalecido por el avance de un diputado y la clara victoria en la capital.

JAVIER ARENAS

Según algunos relatos, Javier Arenas habría sido determinante en que Rajoy se decantase en 2014 por Juan Manuel Moreno. Otras versiones rebajan su papel al de coadyuvante dentro de una labor de zapa iniciada y liderada por Jorge Moragas y Soraya Sáenz de Santamaría. Moreno, en su entronización, rehabilitó el arenismo orillado en el congreso de Granada de 2012. Sin embargo, a los pocos meses – los cenáculos así lo atestiguan – empezó a lamentarse de que rostros como los del propio Arenas y Antonio Sanz aparecieran junto a él más de lo debido. O más de lo razonable como para justificar que, de verdad, había nacido una nueva etapa. El runrún existía y, para zanjarlo, a principios de este año, Moreno llegó a declarar que “Arenas influía cero y que él no le consultaba nada”. ¿Fingió, tras pactar con su supuesto mentor, este distanciamiento tan rotundo? ¿Levantó, por el contrario, más de una ampolla en el arenismo, no menor, todavía existente en el partido?
Hay una versión, de la que no me han llegado pruebas suficientes, pero que sí he escuchado de algunos, de que Javier Arenas habría utilizado a su gente en Sevilla, muchos de ellos sin saberlo, no tanto para poner contra las cuerdas al aparato provincial sino para organizar una revuelta en la que él emerger como determinante pacificador del conflicto. Una especie de bombero pirómano que le permitiera enseñar el tamaño de su manguera. De tal suerte, Moreno, creyendo que con la Operación Manijero iba a terminar por controlar el PP de Sevillla, en realidad habría vuelto a convertirse en deudor del veterano camaleón de Olvera y experimentado tahúr del Guadalquivir. En este punto se abrirían dos sub hipótesis. Si ambos hubieran actuado secreta y conjuntamente el aparato provincial tiene motivos para preocuparse. Pero si fuera cierto que el arenismo y el morenismo caminasen en paralelo desde hace meses la pelota estaría entonces bastante más en el aire de lo que parece. Eso sí, con Arenas otra vez de árbitro, habiendo recuperado influencia en Sevilla tras presuntamente haberla perdido en Málaga (entregada al morenismo/sorayismo) y no digamos en Granada (donde Sebastián Pérez, que nunca fue arenista, parece haberse alineado con la actual dirección regional con la fe del converso). Leer los halagos de Sebastián Pérez a un Don Nadie en la política andaluza, como es Toni duele profundamente, pero si ya, pasamos a endulzar la figura de Patricia Navarro en su boca, apaga y vámonos.
Se podrá decir que muchos de quienes han aparecido en las fotografías “manijeras”, o han apoyado estos días a Virgina Perez, son de clara filiación arenista. Ahora bien, no es menos cierto que dirigentes del oficialismo sevillano como José Luis Sanz o Ricardo Tarno también han aparecido en fotografías junto a Antonio Sanz “celebrando los buenos resultados electorales del PP de Sevilla. Antonio Sanz, por cierto, cuyo traje institucional de Delegado del Gobierno le está quedando bastante mejor de lo que sus otrora adversarios pensaban, y quizás, posiblemente, para creciente temor de antiguos amigos.

EL ESCENARIO NACIONAL Y ANDALUZ

Sería absurdo pensar que lo vivido en el seno del PP de Sevilla se limita a la provincia hispalense. Detrás se intuyen conquistas, o intentos de toma, de poder de cara a posteriores acontecimientos. Nacionales y autonómicos. En mi partido no se sabe muy bien cuántos y hasta cuándo se mantendrán en la nomenclatura quienes han hecho carrera política en paralelo a Mariano Rajoy, cuyo horizonte es incierto como incierta su sucesión. En este sentido, creo que con frecuencia se tiende a simplificar nuestras escaramuzas orgánicas reduciéndolas al conocido enfrentamiento personal Arenas / Cospedal. Pero hay otras líneas divisorias que se cruzan, entre ellas, la de aquellos dirigentes que están por encima, o por debajo, de los 50 años de edad. Nada está cerrado y hay dirigentes que lo mismo es un error darlos por amortizados como igual no sea tan seguro apostar siempre por lo nuevo o lo más joven. Caben además grupos intermedios con cierta mezcolanza y renovada concomitancia de intereses.
Por lo demás, en Andalucía, Moreno Bonilla ha podido comprobar cuán precaria resulta aún su situación en el partido. Y como prosiga esta lamentable guerra interna hispalense a buen seguro que en determinado momento algún dirigente de rango intermedio o menor – ¿Génova lo apoyará? – terminará recordando el clamor con el que comencé este artículo: que el resultado del PP andaluz del pasado 26 de junio se ha quedado claramente por debajo de nuestra media de la última década y que nadie – ningún gran empresario ni editor de medio de comunicación andaluz – ve a Moreno como futuro presidente de la Junta. Cuestión diferente es que alguno se lo haga ver porque en esta comunidad, obviamente, a muchos interesa mantener el statu quo. No se estaría por tanto dirimiendo solo con estas cuitas el futuro control del PP sevillano o la designación de nuestro alcaldable en la capital. En todo terremoto la tierra tiembla siempre bajo los pies de todos. Y se producen desplazamientos tectónicos. Sevilla está siendo el epicentro. Veremos cuánta energía se libera y hasta dónde llega una sacudida cuyo origen no termino de tener del todo claro y cuyos beneficiarios podrían ser esos citados grupos intermedios con mayor mezcolanza y renovada concomitancia de intereses.