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Cuando son los tuyos los que te rompen el corazón

Pepe Fdez
Pepe Fernández

He dejado pasar al menos 24 horas de la muerte de Rita Barberá para intentar reflexionar en voz alta sobre lo que ha seguido inmediatamente después de conocerse la luctuosa noticia. La muerte, esa que nos espera a todos sin fecha asignada en el calendario, se ha convertido en el eje de un gran debate político sin precedentes en la democracia española.

El líder de Podemos Pablo Iglesias ha montado la polémica queriendo ser, una vez más, la novia en la boda, el niño en el bautizo o el muerto en el entierro.

Fue Iglesias quien personalmente obligó a su grupo a abandonar el minuto de silencio planteado por la presidenta del Congreso; posiblemente una decisión emotiva e instintiva de Ana Pastor, especialmente afectada como casi todos  por la inesperada muerte de la senadora Barberá, tan solo dos horas antes en un hotel frente a las Cortes.

Hubo lejanos precedentes, respetuosos intentos con José Antonio Labordeta en el Congreso o con  Santiago Carrillo en la Asamblea de Madrid, pero entonces fue la derecha la que vetó los dos minutos de respeto.

Iglesias, al que le suponíamos conocedor de las peculiaridades sociológicas de los españoles, parece que ha olvidado que en este país prevalece soterrado en nuestro ADN un culto a la muerte desde tiempo inmemorial. Un trasunto que no responde a ideologías, que causa cierto respeto –yu yu se dice por aquí  seguramente porque nos recuerda el momento final en el que todos, absolutamente todos, logramos ser exactamente iguales.

 

Politizar una muerte

Politizar una muerte se ha comprobado, una vez más, como una perfecta estupidez que lo único que ha servido ha sido para engrandecer política y mediáticamente aún más la figura de la senadora y ex alcaldesa de Valencia.

Así, Podemos por un lado – en el Senado no pasó lo que en el Congreso- y el PP por otro han distorsionado lo que debiera haber sido un simple acto de respeto, no solo a la figura de Barberá, que por supuesto, sino a los valencianos que mayoritariamente la han votado democráticamente durante un cuarto de siglo como su alcaldesa y, por tanto, su legítima representante.

Como habrá sido la metedura de pata (política) de Pablo Iglesias que ha convertido al diputado de ERC, Gabriel Rufián, en un tipo ejemplar, serio y sensato que ya no tendrá ni cuernos ni rabo. Y, de paso, Podemos sin pretenderlo ha justificado un despliegue mediático solo comparable a los dedicados a personajes de primer nivel.

Sí, la reacción del PP ha sido desafortunada y, desde luego, mucho más censurable que la pose seudoprogresista de negarse a guardar un minuto de silencio, de respeto ante la muerte de un ser humano. Capítulo aparte merece un Mariano Rajoy visiblemente afectado, “se ha hecho muy duro esto” afirmó sin poder disimular ojos vidriosos. Por vez primera hemos podido percibir que el presidente es de carne y hueso, Rajoy es capaz de emocionarse.

 

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El duelo, visto por Lombilla

 

Mala conciencia en el PP

La reacción de los populares ha  revelado, sobre todo, que tienen mala conciencia; la hemeroteca es terrible con ellos y es de antier mismo, cuando el caso Taula estalló como una gran falla con Rita como ninot principal.

“Estamos avergonzados» decía Pablo Casado, “nauseas” describía  Maroto, “Rita debe dar un paso atrás “ ordenaba Maillo, “la señora Barberá deberá dar explicaciones” clamaba un Rafael Hernando que hoy hablaba de Autos de Fé en la gran plaza catódica, todo ello en un intento de hacernos olvidar que fue el propio PP el que, estando en juego la investidura de Rajoy, echó a Barberá a la calle sin piedad y sin contemplaciones, tras resultar pre imputada ante el Supremo acusada de blanquear mil euros. ( Por cierto, muchos juristas estaban convencidos que el magistrado del Supremo, el temido Cándido Conde Pumpido, por lógica procesal habría acabado archivando el proceso, aunque eso ya no importa).

La caída de Rita fue una imposición de Ciudadanos, sí, y a la gente harta de tanta corrupción les pareció de lo más normal del mundo. Era – es y será si nadie lo remedia- la dinámica en la que ha entrado cierta clase política para salvar su culo; una práctica altamente peligrosa porque muchas veces los pecadores resultan ser personas justas ante los tribunales.  Unos tribunales, conviene recordarlo en este punto, que se han convertido mal que les pese a muchos funcionarios, en un instrumento más de la lucha partidista en España.

Los populares, en estas amargas horas en las que acusan a todo el mundo, parece que se olvidaron que aquí, en Andalucía, para que doña Susana Díaz llegase a presidenta de la Junta, después de ochenta días con sus noches de espera, acabó entregando las cabezas de Manuel Chaves y Pepe Griñan que ni siquiera estaban entonces imputados formalmente ante el Supremo. No obstante los Hernando, Villalobos, Maillo y otros no pensaron mucho entonces en la presunción de inocencia cuando daban por hecho que Griñan y Chaves eran unos golfos que habían saqueado la Junta con los Eres. También fue una imposición del partido de Albert Rivera al PSOE andaluz y ahí sigue Ciudadanos apoyando incondicionalmente al gobierno de Díaz hasta que concluya la legislatura, si todo va como hasta ahora.

 

Cacería, derribo y linchamiento

Los dirigentes del PP que han opinado en estas horas de luto por Barberá, insisto salvo Rajoy, han desbarrado llegando a hablar de linchamientos mediáticos, de cacerías, acosos, derribos y de múltiples puntapiés a la Constitución, concretamente donde habla del respeto a la presunción de inocencia.

Claro que Rita Barberá se merecía la presunción de inocencia, exactamente como todos los demás ciudadanos de este país sometidos a una investigación judicial.

Pero todos sabemos que eso no sucede con los personajes públicos y que ese es un debate donde quienes tienen mucho que decir son los propios jueces instructores, los fiscales y, ojo,  los funcionarios policiales que orgánicamente siguen dependiendo del Ministerio del Interior. Funcionarios que tienen en su mano la posibilidad de evitar o permitir que las redadas y detenciones sean retransmitidas por televisión. Y lo más importante, que esos despliegues sean proporcionados y ajustados a la realidad de la investigación y los investigados. No es lo mismo detener a un terrorista que a la delegada de Empleo en Granada, aunque en ambos casos el despliegue policial sea prácticamente similar.

En la airada y desafortunada reacción de algunos portavoces populares han querido ajustar cuentas con los medios de comunicación, así en general, sin dar nombre ni apellidos, aunque al final Rafael Hernando ha mencionado al dueño de La Sexta, que mire Ud por donde es el mismo que La Razón. Se trata de la conocida artimaña de matar al mensajero, evitar que la transparencia alcance a todo el espectro de nuestra sociedad, especialmente en la acción de la Justicia que es la que debe velar por el imperio de la Ley.

Aunque en esta ocasión lo que algunos en el PP intentan es levantar una cortina de humo sobre sus responsabilidades políticas en el hundimiento de Rita Barberá.

 

Un caso parecido

Hace unos días tuve ocasión de tomar café con un conocido ex alcalde andaluz, también dimisionario, también imputado judicialmente por corrupción, como Rita vieja guardia de AP-PP y también dado de baja a las bravas en su partido de toda la vida. Este alcalde ya estuvo hace más de dos años al borde de irse al otro barrio por un infarto en el cerebelo. Afortunadamente recuperó la normalidad física e intelectual aunque, mientras estaba intubado y amarrado a muchos cables en la UCI, “alguien” de su partido intentó, sin éxito, que el cirujano decretase la incapacidad del enfermo para volver a ejercer como alcalde.

Pepe Torres Hurtado, ex alcalde de Granada, es un caso que guarda cierto paralelismo político con el padecido por la fallecida Rita Barberá en Valencia. Detenido e investigado en la Operación Nazarí el pasado 13 de abril, a las pocas horas sintió el vacío y el silencio a su alrededor. Una llamada de Génova 13, Martínez Maillo, le dijo que tenía que irse de la alcaldía y que le daban de baja del partido; se fue pero llevándose consigo la cabeza de quien creía que había urdido su caída, Sebastián Pérez, presidente provincial del partido y senador. La primera de las pocas llamadas de aliento que recibió Pepe Torres ( Rita Barberá entre ellas) fue del ex Presidente José María Aznar que le dijo a quien había sido su delegado del Gobierno en Andalucía durante años “Pepe, yo ya no reconozco este partido”. El mismo Aznar que tras la muerte de Barberá ha lanzado una critica acerada contra quienes hoy dirigen el PP, lamentando que le llegase la muerte «habiendo sido excluida del partido al que dedicó su vida”.

 

Cuando te abandonan

En la charla con Pepe Torres no le escuché quejarse de persecución de periodistas o acosos mediaticos, salvo para comentar lineas editoriales concretas con nombres y apellidos, sin más.

Pero sí insistió mucho en los aspectos relacionados con el balance que, a esas alturas de su vida, realiza de sus décadas militando en la derecha  política española. Le pregunté por sus heridas, por sus sensaciones más íntimas y personales tras comprobar como ha cambiado todo en solo seis meses.

Cuando estás en política, vino  decirme, tú te acostumbras  sin mayor problema a estar sometido a la critica más severa, te salen enemigos, incluso a la denuncia del que está en la oposición, ese al que siempre le ganas en las urnas, todo eso forma parte de las reglas del juego y a eso sabemos jugar todos muy bien.

Ahora bien, para lo que no se está preparado, lo que de verdad hace daño en lo más profundo de tu alma es la traición, el juego sucio y el abandono de los que consideras de tu propia familia, tus amigos y compañeros de partido. “Eso, la traición y la cobardía posterior es lo más doloroso en este trance, no te quepa la menor duda, todo lo demás ya sabes, son las cosas de la política y van en el sueldo” comentaba Torres. Que ahora estén obligando desde el partido a los concejales del PP de Granada a personarse individualmente en la causa contra Pepe Torres, no es más que un nuevo desgarro, verse acusado por el que fue tu partido, por personas a las que tu pusiste en tu lista.

El cuñado de Barberá lo ha dicho claro y con todas las letras en la Cope esta mañana, al acusar al PP de haber infringido el mayor daño en estos meses en el corazón de Rita. “Ha muerto de pena y la principal responsabilidad ha sido de los suyos” ha afirmado.

Rita Barberá, personaje mucho más atractivo y fascinante desde el punto de vista intimo y personal que político, se ha ido dejando muchas cosas en evidencia. Sobre todo las grandes falsedades e hipocresías que habitan en nuestra política a donde, con este tipo de comportamientos, solo se acercará lo peor de nuestra sociedad. Y así nos va.