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Cuarto y mitad

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Kechu Aramburu*

No, no es una de esas medidas históricas, expresada en gramos, aunque lo pudiera ser ya que para algunos la silueta mujer es equivalente a trozos de ternera, cartucho de almejas o variantes al peso. Quizás por eso la ocurrencia de llamarse Y Medio. La excusa de su nombre artístico, que agranda el del santoral es tan ilustrativo como el uso de sus tijeras. No era suficiente llamarse, Pepe o Juan, necesitaba amplificarse más, no podía ser al cuadrado, hubiera sido un exceso perceptible, y decidió apodarse con una referencia que aumentara el personaje auditiva y visualmente… Y Medio.

Si un alumno en un aula hace la gracia de cortarle la falda a una compañera, no tengan la menor duda que se le pondría un parte, se llamaría a su familia, iría a la Comisión de Convivencia, y se tomarían las medidas proporcionadas con el quebranto de normas, y demás códigos que rigen en las escuelas. Si esto ocurre en una TV pública, pagada con los impuestos de todos nosotros, y no es una improvisación sino que estaba en el guión, según la víctima copresentadora, entonces estamos hablando que hubo premeditación y alevosía, lo que agrava escandalosamente el tijeretazo.

 

Estamos hablando que no somos recortables, que los medios de comunicación no pueden ser reproductores neandertales, del papel humillante e indigno asignado a las mujeres.

 

Hay algo inviolable que es la imagen, llevamos una eternidad intentando que aprendan que no somos la costilla de Adán, que no somos la media naranja de ningún limón, no hay duda de que los beneficios que causa, cosificarnos mediáticamente son incalculables, pero el uso y abuso ya está tipificado, y además estos no son los tiempos de que una mancha de mora con otra mora se limpia. Esta tierra se presupone que se ha hecho adulta, y ha tomado nota que todos los actos lesivos, sin excepción tienen consecuencias exigibles.

No hay nada que lo justifique, esto ha sido simplemente el recurso de búsqueda de más audiencia con el tono habitual misógino, en esta ocasión se han traspasado todas las líneas rojas, no se trata de un error, ni de pedir perdón regiamente, estamos hablando que no somos recortables, que los medios de comunicación no pueden ser reproductores neandertales, del papel humillante e indigno asignado a las mujeres. Es incompatible combatir la violencia de género, con programas que en unos segundos dilapidan la historia y el presente por la igualdad.

Toca enmendar, asumir y demostrar que Andalucía y su TV pública, es un espacio que no escribirá sus renglones torcidos, y por lo tanto actuará y será ejemplar. Como de decía la maestra Kate Miller lo personal es político. Porque no es solo Y Medio, es el símbolo de una sociedad adulterada, que hay que sanear ya.

 

*Kechu Aramburu es Profesora. Ex eurodiputada, diputada y parlamentaria andaluza con IU. Actualmente es independiente.

@KechuAramburu