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De ciudadanas maneras

Pepe Torrente
Pepe Torrente*

Que a los representantes de ciudadanos de España los dirija Albert Rivera, y su buque insignia andaluz llamado Juan Marín, con esa experta mano de decidir en cada lugar lo que más interese, es un pasaporte directo a la inanidad ideológica, una autopista de cuatro viales a la incomprensión más flagrante. Es un camino recto al rechazo social, que no socialí, por lo que supone de agravio para su praxis política. Su ideario está basado en un “según convenga” más que en ese, a veces, petulante liberalismo con el que se muestra por Europa cuando rinde o le rinden visita sus colegas liberales de Centro Europa.

 

Albert ha dispuesto un muy radical protocolo de control y exigencia de la más innegociable calidad para el PP, allí donde éste requiere del apoyo de Ciudadanos, como Madrid o Murcia;  y otro mucho más laxo, del todo a cien, para los lugares donde es el PSOE quien necesita de su refrescante, dicen ellos, savia ciudadana. A Andalucía pongo por testigo de lo que escribo.

 

Por la capilla del viejo Hospital de las ‘Cinco Llagas’ la mantean con gusto, la veneran con gracia y flores a porfía en cada sesión de control.

 

Sin andarnos con muchos detalles fíjense lo que ha pasado en Murcia. Cómo allí los aforamientos han sido enterrados para siempre, pero para nada hablan de ellos en Andalucía. Lo permisivos que son con la situación judicial del alcalde de la ciudad de Granada, y cómo contrasta esa postura acomodaticia y comprensiva con el socialismo andaluz, viendo a Juan Marín y a sus compañeros de escaño, llevar en andas a Susana Díaz por la procesión parlamentaria semanal. Por la capilla del viejo Hospital de las Cinco Llagas la mantean con gusto, la veneran con gracia y flores a porfía en cada sesión de control, con cada conexión en directo de La Nuestra, televisión.

 

A ver si vuelven de la Feria, ahora que está el camino del albero ya dispuesto, y nos aclaran la inexplicable opción de esa doble moral de exigencia y cautela, según convenga. Igual entre mojito y mojito encuentran el argumento que nos pueda convencer mejor después. Porque a simple vista la cosa canta, y mucho.

 

Puestos a medir no nos queda vacante la plaza del asombro al ver cómo se las gasta Susana Díaz, quien ahora que el paro le da un pequeño respiro a los andaluces que andan buscando empleo, se arroga, ella siempre tan humilde, el éxito del recorte en el número de parados. No suele ser tan generosa con la culpa cuando es al revés, o sea, cuando sube el paro. Ahí la culpa, culpita yo no tengo, que la regalo toda. Toda para Rajoy. La derecha, que tiene olvidada a Andalucía.

 

En materia de desempleo, ella, como buena socialista tradicional, y no pedrosanchista, no puede dejar mal el prestigio de su partido en eso de fabricar parados, ganado a golpe de años de gestión.

 

El caso es que la media española de desempleo es ocho puntos inferior a la andaluza. Sí, sí, ocho puntos más de tasa de paro entre los andaluces sin empleo que entre el conjunto de los españoles desempleados. Del 18% al 27% y tira porque le toca. Y porque no la dejan presidir directamente el gobierno español, sin primarias ni nada, derechita a la Moncloa, que nos íbamos a enterar lo que es bueno. El día que eso ocurra, si los votantes no lo remedian antes, nos vamos a poner tibios de progresismo en vena, al ver cómo doña Susana equilibra las cifras del paro…, pero al alza, por arriba. Su verdadero vértigo sería hacerlo por abajo.

 

En materia de desempleo, ella, como buena socialista tradicional, y no pedrosanchista, no puede dejar mal el prestigio de su partido en eso de fabricar parados, ganado a golpe de años de gestión. Que no se diga, oiga.

 

La política necesita un muy mucho de transparencia, verdad y honestidad desde el inicio hasta el final, de quien sirve. Pero no sería menos deseable que la coherencia y la lógica fueran poco a poco ganando terreno a la conveniencia puntual y al seguidismo interesado de quienes en la estrategia imponen el corto plazo, antes que esa necesidad de primar siempre las amplias miras de vista larga y sincera. De lo contrario, sin duda, estaremos condenando a los ciudadanos a tener una gestión política cuasi odiada, poco participada, y siempre sometida a desprestigio. Lo que es, es, y lo que no, pues no. Y que no se caigan los anillos, ni los palos del sombrajo por reconocer la evidencia. Que ya somos todos muy mayorcitos, ¿verdad?

 

*Pepe Torrente es Funcionario. Militante del PP  y colaborador habitual en diversos medios.

@torrentepep