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Dejad investir a Pedro Sánchez

Nacho Trillo
Nacho Trillo*

La situación de deterioro y alarma que alcanza la vida política de nuestro país, cada día supera al anterior, pero, aunque a priori se pensara que no podría ser sobrepasado, al final resulta que se muestra menor al de la jornada siguiente.
El estado de putrefacción que presenta el Partido Popular que preside Mariano Rajoy se hace por instante más insoportable. Por cada minuto que transcurre, la corrupción se muestra más y más patente, insostenible y asfixiante. Por segundo que transcurre, la desconfianza de la ciudadanía hacia todos los poderes del Estado y hacia los líderes y partidos políticos se acrecienta, afectando ya gravemente a la credibilidad del conjunto de las instituciones democráticas. La ciudadanía entiende que se le ha tomado el pelo porque los resultados emitidos en los comicios del 20-D y 26-J no les han gustado a la clase política, incapaz de interpretarlos para llegar a acuerdos que superen una investidura que abra paso a la formación de un nuevo gobierno.

No se puede esperar más tiempo. Se está obligado a dar un paso, el único y necesario para pasar página.

Para acabar este tremendo esperpento con espiral de impotencia, ha llegado el momento de volver a introducir la política con mayúscula, en el amplio sentido real de nobleza, ética y servicio al interés general.
No se puede esperar más tiempo. Se está obligado a dar un paso, el único y necesario para pasar página.
Resultando inverosímil que el primer partido, PP, a estas alturas y `jarturas´, concite una mayoría parlamentaria, tanto por sus políticas perpetradas como por la naturaleza estructuralmente corrupta que le es consustancial, como organización criminal creada para delinquir -en la Europa de la que formamos parte ya hubiese significado la disolución y encarcelamiento de sus dirigentes- ineludiblemente para encontrar salida al impasse, hay que acudir al segundo partido político, el PSOE, y antes de que sea demasiado tarde para su cohesión interna y subsistencia.
Así pues, PSOE, Unidos Podemos, Ciudadano y a ser posible, nacionalistas, dejad investir a Pedro Sánchez.

Podemos, que no pinta nada en la coyuntura política actual, debe superar su grave trance de síndrome obsesivo por el “sorpasso” para apuntarse la caída de Rajoy, como Ciudadanos, congraciarse con su divorciado electorado regeneracionista.

Ello obliga a que los socialistas tengan que coger el rábano por las hojas, y poner fin al vocerío egoísta de su multicuerpo baronil y de veteranías varias para se dejen de cuentos o frivolidades con determinados personajes del Íbex-35, de cara a permitir la presentación a una nueva investidura de su secretario general, Pedro Sánchez. Les va su vigencia y devenir.
Y las demás fuerzas políticas que se presuponen del cambio y de la regeneración, prioritariamente, Podemos y Ciudadanos, tienen que colaborar en este asunto para llevarlo a buen puerto.
En tal sentido, tanto Podemos, que no pinta nada en la coyuntura política actual, debe superar su grave trance de síndrome obsesivo por el “sorpasso” para apuntarse la caída de Rajoy, como Ciudadanos, congraciarse con su divorciado electorado regeneracionista por sus devaneos casamenteros con el Partido más infecto entre los ilícitos.
Tampoco estaría mal que las fuerzas nacionalistas desatendieran por un momento sus líneas fronterizas virtuales y se sumaran a caballo ganador.
Así, unidos por diferentes intereses, apuntalarían la investidura de Pedro Sánchez antes que el proceso de bloqueo por el que se atraviesa se les caiga encima, aplastándolos. No son casualidades los desequilibrios que están ocurriendo en las cuentas públicas ocasionadas por este Gobierno en funciones, o las crisis internas que con enorme virulencia les estallan o están alumbrándolas y que el cuerpo electoral que está colérico se encargaría de acrecentar en el caso de ir a unas terceras elecciones.

Y Pedro Sánchez, una vez investido, tiene que formar un Gobierno de cambio con solventes independientes en sintonía con la mayoría que le ha proporcionado apoyo, para desarrollar un programa oxigenador de la vida política.

Al unísono, tienen que estar a la altura de invertir una coyuntura que obliga a cortar de raíz el horizonte al que pareciéramos estar condenados, y que de acontecer un paso más en falso, o una ausencia de compromiso, nos sentenciaría a despeñarnos al vacío.
En consecuencia, tienen que declarar unilateralmente un alto al fuego con desarme a sus estrecheces y férreos marcajes partidistas, cuando no a sus batallas orgánicas, para propiciar la voluntad política de que entramos en un nuevo ciclo.
Y Pedro Sánchez, una vez investido, tiene que formar un Gobierno de cambio con solventes independientes en sintonía con la mayoría que le ha proporcionado apoyo, para desarrollar un programa oxigenador de la vida política que traiga el restablecimiento de la democracia, el pacto y el diálogo, la transparencia, la decencia, la transformación social y el contentamiento apaciguador al estridente panorama territorial.
Que conquiste y se gane el sostén parlamentario a cada una de sus medidas, asumiendo lo que de sobra hay de común en los programas electorales de los grupos parlamentarios valedores de su investidura, le va el nacimiento y la duración de su vida gubernamental.
Ya no se puede marear más la perdiz, porque está espelechando a todas las formaciones políticas y exasperando la paciencia ciudadanía a la que se deben y les paga. Tiene que ponerse fin al absurdo espectáculo histriónico que nos están dando. Nadie tiene que esperar más a un Godot que nunca llega. Se debe alzar el telón, pero para empezar de verdad la ansiada obra a estrenarse.
Manos a la labor. Levanten el telón, la función, comenzando por el acto de la superación de la investidura, tiene que empezar. Que no nos sigan defraudando más los actores participantes, por favor.