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Dejad que la prensa se acerque nuevamente a mí

Pepe Fdez
Pepe Fernández*

Llamó la atención esta semana escuchar en algunos informativos regionales de la radio andaluza, incluida la pública, detalladas crónicas de colegas que habían accedido a una especie de off the record con Susana Díaz en el Parlamento horas antes. Fue cuando sentenció aquello de el susanismo ya no existe, es historia.

Se confirmaba la hipótesis de que la presidenta ha decidido quedarse y hacerse fuerte en Andalucía – a la fuerza ahorcan- y, el más difícil todavía, que se queda para gobernar y solucionar los problemas que no son pocos. Sí, porque si nos fiamos de su palabra, parece que deja todo su futuro político solo en manos de su capacidad y éxito como gobernante al frente de la Junta de Andalucía. Nada de perder tiempo en conspiraciones contra el SG como ha hecho durante los dos últimos años. En resumen, hacerlo bien en Andalucía para que quienes por ahí arriba no la aceptan, cambien de criterio y abracen las políticas socialdemócratas “de izquierdas” que ella dice que triunfan de su mano en la parte más meridional del “Estado plurinacional”, ese que nos vende ahora el Sr Sánchez. En pura teoría -egoísta- los andaluces puede que hasta hayamos  salido ganando con que no la hayan dejado marcharse a Madrid.

 

El primero, Díaz Cano, es la persona que desde que supo que Susana aspiraba a Madrid abrió su agenda y la sentó con la flor y nata del periodismo capitalino de casi todos los colores y tendencias.

 

Susana volvió al cuerpo a cuerpo con los periodistas parlamentarios andaluces, esos que mejor que nadie conocen la realidad de Andalucía y los problemas que están sobre la mesa de las instituciones. A los que es difícil venderles motos averiadas, contarles medias verdades y trasladarles solo el mensaje del manual que le han elaborado a la limón sus estrategas de cámara Máximo Díaz Cano y Miguel Ángel Vázquez. Ya saben, donde hay confianza da asco y algunos de esos cronistas preguntones e incómodos han conocido a Susana de concejala y defendiendo el botellón.

El primero, Díaz Cano, es la persona que desde que supo que Susana aspiraba a conquistar Madrid abrió su agenda y la sentó con la flor y nata del periodismo capitalino de casi todos los colores y tendencias. Una periodista andaluza, me contaba hace meses sorprendida cómo el jefe del gabinete de la presidenta abrazaba eufórico a muchos colegas de Madrid, viejos amigos, en actos convocados por Susana con los que, a posteriori, establecía apartes muy vistosos para confidencias e intercambios de información que más tarde era escrita, radiadas o televisadas. Un sistema de relaciones con los periodistas que, desde luego, no ejercía en Andalucía el principal asesor de la presidenta.

Miguel Ángel Vázquez es un periodista que lentamente, sin alterar su figura, se ha ido transformando cual crisálida en un político con vara de mando para influir desde San Telmo. Su cargo de Portavoz de la Junta, que ya desempeñó con Griñán y Chaves aunque con estrellas de menos puntas en la hombreras, no solo le limita a dar cuenta de los trámites burocráticos del semanal Consejo de Gobierno. Por lo que se ha visto en estos meses de batalla, Vázquez ha compatibilizado su labor institucional con la de miembro del equipo de campaña de la candidata socialista.  Él ha sido el encargado de perfilar los detalles mediaticos del gran debate en Ferraz, donde sonó la frase lapidaria “No mientas, cariño”. Muchos periodistas andaluces que conocemos a Vázquez desde que era joven cronista del viejo Correo nunca entendimos muy bien que bendijera y apoyara el alejamiento de Susana Díaz de los profesionales de la información en Andalucía. El sabrá. Ella parece que ya se ha dado cuenta del error que se dispone a corregir.

 

Las relaciones con la ciudadanía, a través de los periodistas y medios, es una asignatura que la presidenta Díaz tiene que volver a repasar este verano para intentar aprobarla septiembre, cuando todo haya pasado.

 

Lo sucedido en las primarias el pasado domingo parece que ha provocado que empiecen a cambiar algunas cosas en la órbita del poder socialista andaluz, también en lo que atañe a la labor de los periodistas.

Las relaciones con la ciudadanía, a través de los periodistas y medios de todas las líneas editoriales, es una asignatura que la presidenta Díaz tiene que volver a repasar este verano para intentar aprobarla septiembre, cuando todo haya pasado y se active la cuenta atrás para las autonómicas, cuya precampaña se prevé larga, dura e intensa. Ojo, incluida la remodelación de un gobierno flojito, con escaso nivel político y habitado por perfectos desconocidos. Que esa será otra batalla de resultados imprevisibles.

Volverá a equivocarse Susana si considera que, con tener contentos a los gerentes de las empresas mediáticas más influyentes, vía caros contratos publicitarios que no se suele ‘vender’ nada en concreto, está resuelto el problema de transmitir su labor de gobierno a los ciudadanos andaluces. El problema lo tiene Susana con no más de dos docenas de periodistas, cronistas habituales de la actividad política, que  conocen mejor la realidad de Andalucía que nuestros colegas de Madrid a los que tanto ha frecuentado la presidenta en estos meses. Profesionales andaluces de los que Susana ha pasado olímpicamente en estos largos meses de trifulca porque no le hacían falta y a los periodistas que ha tenido aparentemente cercanos ha sido para utilizarles en su estrategia de campaña. Nada más y nada menos.

No obstante su política mediática en Andalucía, con tics que recuerdan al madurismo venezolano, no parece que le haya dado buenos resultados hasta ahora a la Sra. Presidenta de la Junta.

 

También deberá afrontar el futuro de los medios públicos que pagamos todos los andaluces y que tutela la Junta de Andalucía. 418,5 millones de euros se comerá la RTVA en tres años.

 

Su estrategia ha sido muy simple. Para el bombo y promoción institucional ha usado la Rtva, aunque la última entrevista que le hizo Mabel Mata  a las nueve de la noche en Canal Sur TV no fue precisamente un paseo militar para Susana. Y para la batalla del partido tiene al Grupo Prisa, con la cadena Ser como su más importante altavoz. Obsérvese que todos los grandes anuncios de Susana Díaz desde que es presidenta – incluido los nombres de su gobierno-  los da en rigurosa exclusiva la radio de Prisa, ese grupo mediatico al que le han llovido medallas y premios andaluces, amén de importantes inversiones de publicidad institucional, pese al cerrojazo a la delegación y la edición andaluza de El País.

Pero no crean que en el plano mediático la Sra. Díaz solo debiera preocuparse por respetar algo más a los profesionales del periodismo en Andalucía, su trabajo y su función social, que ya sería bastante. También deberá afrontar el futuro de los medios públicos que pagamos todos los andaluces y que tutela realmente la Junta de Andalucía, fiscalizado en teoría por el Parlamento.

418,5 millones de euros se comerá la RTVA en tres años, mientras sigue instalada en la provisionalidad y donde los mecanismos de control son las primeras víctimas que caen en el manejo de un instrumento potente que debiera servir para vertebrar toda la región; Canal Sur TV se queda en una tele que compite en la parrilla con Mediaset-Tele5, pero con menos medios y audiencia, nada atractiva para los jóvenes andaluces.

Ahí quedó como se han saltado -Consejo de Gobierno y RTVA- la consulta preceptiva al Consejo Audiovisual de Andalucía sobre el contrato-programa de los 418 millones. Aparte del rebote que se ha pillado la presidenta Emelina Fernández reflejado en un duro informe del CAA, nada más ha pasado, ni siquiera disculpas y, por supuesto, la oposición parece que sin enterarse de tan grave descontrol. Convendrá recordar que en la actualidad el control político de la Rtva recae desde hace años en las manos del PSOE y en menor medida del PP andaluz, cómplice y contento por haber colocado a unos cuantos tertulianos de confianza y con que saquen a Moreno Bonilla a bordo de su pepemóvil por Andalucía.

Que ni Podemos ni Ciudadanos tengan presencia hoy en el máximo órgano de control de la Rtva, su consejo de administración, supone una anomalía democrática difícilmente explicable y justificable. Como también la larga lista de personas –periodistas, sobre todo- vetadas por los comisarios políticos en la Rtva siguiendo encargos y consignas más o menos políticas, más o menos indecentes. Una línea editorial más que contrastada en favor de los intereses del partido en el gobierno desde hace tres décadas, formando parte la radio y la Tv pública de Andalucía de la extensa maraña clientelar que ha garantizado al socialismo sus éxitos electorales desde 1982. Se salva una redacción, con buen nivel profesional aunque muy quemada, que no duda en protestar a través de su Consejo de Redacción ante barbaridades que se cometen en las coberturas informativas de determinados hechos, como por ejemplo el tratamiento dado a las movilizaciones contra la fusión sanitaria en Granada.

 

Que Susana vuelva a valorar a los periodistas que ejercen el oficio en Andalucía no parece pues que sea algo que le salga del alma.

 

De momento la presidenta ha tenido sus primeros gestos que denotan claramente un cambio en su modelo de relación con los periodistas andaluces, los únicos que ahora le interesan de verdad. Pero no conviene echar campanas al vuelo, desde San Telmo se tiene claro que hay periodistas y medios que no son cómodos porque opinan y preguntan fuera de guion en aquellas cuestiones que interesan a la gente, no a la titular de la presidencia y de su partido. Con esos periodistas la opción más habitual es ignorarles y, si tienen ocasión, putearles o ponerles zancadillas desde las sombras.

Que Susana vuelva a valorar a los periodistas que ejercen el oficio en Andalucía no parece pues que sea algo que le salga del alma,  no tiene ningún periodista en su círculo de amistades personales  donde sí abundan cantantes, diseñadores, peluqueros, un ex banquero, un ex concejal etc;  más bien nos confirma que hace de la necesidad virtud y que en su nueva situación política debe centrarse en cuestiones de gobierno de la comunidad, aparcando para mejor ocasión futura los encuentros con la prensa capitalina para conspirar contra Pedro Sánchez, algo que ha dejado dicho que ya es historia y que no volverá a suceder.

Como le dijo Antonio Maíllo (IU) esta semana al arrancar las preguntas parlamentarias a Susana Díaz, “Bienvenida a Andalucía Señora Presidenta” y bienvenida también esa disposición a respetar en primera instancia a los informadores. Que sigan esos encuentros, que celebre ruedas de prensa de verdad, no un aquí te pillo y aquí te doy un titular. Llevamos muchos meses sin oír  hablar de Andalucía a su presidenta,  sobre los problemas de los andaluces que nos siguen situando a la cola de demasiados  índices del subdesarrollo europeo.

 

*Pepe Fernandez es Periodista.
Director de Confidencial Andaluz

@Pepe_Fdez