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Del ‘Error Sánchez’ al ‘Error Díaz’

Turno ahora de los conservadores, que deben hacer malabarismos para hallar acomodo a sus contradicciones.

 

Con la Constitución del Parlamento Andaluz, el asunto queda, como quien dice, visto para Sentencia. En su sentido más literal. En estos momentos de conmoción y de cambio, las formaciones políticas se retratan. Porque es cuando se está al límite cuando aflora el verdadero carácter que uno alberga. Algo que es real tanto para las personas individuales como para los Partidos Políticos, que no dejan de ser extensiones de y de actuar como cualquier otro ser humano. Más ahora, en momento de dificultad. Algunos todavía no terminan de creérselo. Contra todo pronóstico, y a salvo de que los cálculos políticos puedan hacer saltar todo por los aires en el último momento, ni los socialistas ni los comunistas tendrán la sartén por el mango durante una legislatura andaluza. Turno ahora de los conservadores, que deben hacer malabarismos para hallar acomodo a sus contradicciones. Los tiempos de unidad de la Era Aznar han tocado a su fin. Conservadores en VOX, Democristianos en el PP y Liberales en CIUDADANOS. Cada cual por su lado, pero obligados por las circunstancias electorales a tener una agenda común, dada la tendencia crónica de los socialdemócratas españoles del PSOE a la política de ‘Frente Popular’ con los comunistas, ahora capitalizados por Unidos Podemos.

Ya aunque el sentido común -ese gran ausente- pudiera sugerir que toca ahora a los perdedores hacer análisis en frío para sacar conclusiones realistas, no parece que ese vaya a ser el caso. Entre otras cosas, porque en una situación de crisis sin precedentes para el Estado-Nación español contemporáneo, ninguna de las elecciones que vayan a tener lugar a partir de ahora pueden disputarse al margen del condicionamiento de esta crisis. Dicho con otras palabras. El desafío independentista catalán y la insuficiencia de nuestro sistema constitucional en todo va a marcar, les guste o no, el márketing y la comunicación política. A partir de ahí todo lo demás. En el PSOE no pueden o no quieren darse cuenta. ¿De qué? De que el ‘Error Sánchez’ puede acabar costándoles los escaños y hasta las siglas. Habiendo aupado al Poder a un individuo con una insaciable sed de autobombo y no retirándole la confianza a tiempo, el PSOE ha cruzado las líneas de la respetabilidad para adentrarse en las de la villanía para muchos votantes que tradicionalmente votaban a la ‘izquierda’.

 

En el PSOE no pueden o no quieren darse cuenta. ¿De qué? De que el ‘Error Sánchez’ puede acabar costándoles los escaños y hasta las siglas.

 

Para muchos, muchos votantes de todas las ideologías, la política suicida rayana la traición de alianza con los golpistas catalanes y, en particular, con un individuo como Torra, que amenaza con la guerra civil para tener al Gobierno de la Nación cantándole una nana y mojándole los labios con miel como bien se pudo comprobar el día 21, constituye algo intolerable. Por si fuera poco, su viraje hacia el extremismo en la busca errante y errática de la confluencia ideológica con Unidos Podemos y compañía no hace sino más que alejar al votante moderado de toda la vida. Un votante absolutamente ajeno a un discurso infantil pero peligrosamente sectario, centrado casi exclusivamente en la guerra civil; en una ideología de género completamente radicalizada y presta a modificar la legislación penal para condenar y censurar a quienes no se avengan con sus postulados; en un buenismo criminal que soslaya el problema de la inmigración ilegal y del adoctrinamiento político en las aulas, más preocupado por prohibir los toros que en dar oportunidades a los emprendedores; y en entreguismo sin límites al chantaje de los independentistas.

Este votante, además, se aleja también del radicalismo de Unidos Podemos, etiqueta política que a duras penas logra esconder lo que es obvio para todos: que Alberto Garzón ha hundido del todo a Izquierda Unida, y que Podemos marcha por la senda de convertirse en el cortejo privado del binomio Iglesias/Montero, salvaguardado por unas Primarias de chiste en las que se endurecieron los requisitos para concurrir con la idea de consagrar a la lista de Iglesias como la única elegible para la candidatura a la Moncloa, y sobre las que pesan denuncias de manipulación por parte de colectivos del mismo partido. Que son, además, otros de los aliados del Presidente. Pero si este es el ‘Error Sanchez’, el ‘Error Díaz’ no se presenta bajo mejor luz. Malherida pero no vencida tras perder contra el ahora inquilino de la residencia presidencial, Susana Díaz se afanó en convertir a Andalucía en fuente de su disfrute personal del Poder durante muchos años. En este proyecto, persiguió implacablemente a los sanchistas hasta arrinconarlos, Pero no los anuló. Y estos se tomaron su justa revancha el día de las Elecciones en Andalucía saboteando la campaña de la emperatriz y recurriendo a la abstención. Un amplio porcentaje de las bases honradas del PSOE tuvieron los suficientes escrúpulos como para no ir a votar en conciencia, pero sin prever que el batacazo iba a ser de tal magnitud.

 

En este proyecto, persiguió implacablemente a los sanchistas hasta arrinconarlos, Pero no los anuló. Y estos se tomaron su justa revancha el día de las Elecciones en Andalucía saboteando la campaña de la emperatriz y recurriendo a la abstención.

 

Los resultados, a la vista están. Las conclusiones también. Si el PSOE quiere a España, quiere a Andalucía y se quiere a sí mismo, debe buscar la manera de eliminar a Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno primero y como líder socialista después. Y a la vez, descabezar a Susana Díaz del feudo andaluz, desinfectar de corrupción hasta las esquinas que no se ven y plantear unas Primarias honradas -no como las últimas- para que nuevas generaciones limpias y no contaminadas lleven a la formación por nuevos derroteros. Si hace caso omiso de este consejo y continúa acostándose con los separatistas, los proetarras, los comunistas y lo más rancio del elitismo caciquil en Andalucía, los conservadores se plantearán mandatos parlamentarios continuados durante mucho, mucho tiempo…