The news is by your side.

El disgusto de los avales

Javier_Menezo
Javier Menezo*

Al final pasó lo que todo el mundo intuía. Bueno, no todo el mundo, comprobada la reacción de la candidata a dirigir el Partido Socialista. Abandonando todo eso de la fraternidad en torno a la palabra compañero, pilló un disgusto: “Hay quien está contento con ser segundo y ya es la tercera vez que está contento con ser segundo”, fue lo primero que dijo. Un hermoso guiño a los hermanos Marx con su” la parte contratante de la primera parte”.

Volvió a demostrar, así mismo, algo que inquieta a sus asesores. Tiene dificultades para controlar su irritación. En qué mal momento pasa. Hay un debate y llega un poco desfondada, sin la aureola de ganadora que creyó le otorgaría apabullar con los avales. En la era de lo que Sartori denominó la “videopolítica”, de la democracia de audiencia, con la política como entretenimiento, ¿Cómo resistirse al reencuentro entre los candidatos?

De todo esto, lo admirable es la habilidad del equipo de Susana Díaz para hacer un desaguisado de todo lo que toca. Hicieron, sin necesidad, una batalla del trámite de avales. Iba a ser la demostración de fuerza que hundiría a su rival. La madre de todos los avales, iba a ser. Iba a ser, pero no fue. Contando con la tranquilidad que da el control de la estructura orgánica ¿qué podría fallar? ¿Para qué entretenerse viendo señales como la afluencia a sus mítines, el goteo de apoyos a su rival? La convicción en la supervictoria hacía innecesario contar con una respuesta, no sé, tipo: ha sido maravilloso ver la democracia en acción.

 

“a un compañero se le ofrece un pacto en privado”. Si buscan una razón de su probable derrota, lo tienen en esa frase.

 

Hay un episodio de Bob Esponja en el que acuden a ver el espectáculo de la ostra gigante. Un animal pacífico, salvo si lo alimentan. Bastaba con evitar eso, pero le dan comida y se desata el pánico. Los altavoces dan instrucciones para huir: griten y corran en círculos. Los susanistas se han puesto a gritar y correr en círculos. Sin reparos, lo primero una teoría conspiranoica. “Los sanchistas han inflado el número de avales para que cuando se imponga la verdad y se los anulen por miles, desacreditar el proceso”. De nuevo ¿Qué podría fallar con semejante excentricidad de afirmación? Pues que al día siguiente los avispados borraron sus tuits. Se anularon más avales a Susana Díaz que de los demás.

Con más círculos para correr que en la obra de Dante, saltaron a la misteriosa encuesta secreta. Hay una encuesta que, verás, no tenemos ni el más mínimo dato que acredite su existencia, pero dice que los avalistas de Patxi López, en realidad “el corazón lo tienen con Patxi, pero van a votar a Susana”.

En abierta contradicción con ese argumento, pasaron a suplicar que Patxi López no se retirase. Ya no se bastaban solos. Incluso eso de que conseguir solo el 70% de votos sería terrible, ha pasado a “basta con tener un voto más”. El tuit de Verónica Pérez -quizás la conozcan por la Máxima Autoridad- resume, como nadie, esa ansiedad. Censura la oferta de Sánchez a Patxi López así “a un compañero se le ofrece un pacto en privado”. Si buscan una razón de su probable derrota, lo tienen en esa frase. Atrapados en lo único que han conocido, en la seguridad de las viejas formas, no comprenden un cambio social que les sobrepasa. Los pactos en privado, las oscuras componendas, todo eso es lo que se está rechazando.  Es su forma de entender la política lo que ha aglutinado a miles en torno a Pedro Sánchez, la urgencia por evitar la asfixia de un PSOE alcanforado. Cuando inquieran que les llevó al fracaso, podrán responderse: fue eso, creímos poder fosilizar al partido y resulto que los únicos fósiles éramos nosotros.

 

*Javier Menezo es Abogado. Letrado del SEPE (INEM). Militante de base del PSOE

@javimenezo