The news is by your side.

Con el paso de los daños

El dolor es esa sensación molesta y aflictiva de una parte del cuerpo por causa interior o exterior y un sentimiento de pena y congoja. El dolor no aparece hasta que nuestro cerebro decide que debe ser así. La RAE describe diferentes modos de dolor. Los médicos lo diagnostican. La música le ha puesto voz y melodía.

 

 

Un dolor de corazón, sentimiento, pena, -aflicción de haber ofendido a Dios-. El dolor de costado, pleuresía. El dolor de viuda, o dolor de viudo, un dolor muy fuerte y pasajero, como el que producen los golpes recibidos en ciertas partes del cuerpo poco defendidas por los músculos. O el dolor latente, el dolor sordo. El dolor nefrítico, dolor causado por piedras o arenas en los riñones. Y otros dolores de dentro. Y el dolor sordo, ese dolor que no es agudo, pero molesta sin interrupción. Una mujer con dolores, con los del parto. Rabiar de dolor, dar gritos o quejidos por un vehemente dolor.

Retablo de dolores que nuestro cerebro usa como el plano de una ciudad, le envía esa señal de dolor a los tejidos dañados y actúa como un cortafuegos frente a heridas, daños o alteraciones de la salud.

 

“Cuando el caminante canta en la oscuridad, desmiente su estado de angustia, mas no por ello ve más claro.” .- Sigmund Freud

 

Hay estudios que diferencian el dolor. El agudo dicen que dura entre tres y seis meses y normalmente se puede controlar con medicamentos y el crónico, que se alarga más de medio año y para el que las pastillas no suelen ser efectivas. Diferentes formas de dolor en cada cuerpo, en cada persona, en cada lugar, en cada cultura. Hay opciones alternativas a los fármacos y nos ayudan a crear el efecto analgésico como la cereza, la naranja, la piña, la granada para conseguir la acción anti-dolor. El té verde, el café, la cúrcuma te aportarán propiedades que ayudarán a tus lagrimas, a tu inflamación y a tu estado de ánimo.

Y si te han herido el corazón, la guindilla liberará la capsaicina, una sustancia que favorece la producción de endorfinas (disminuyen la sensación de dolor) y hará que te recuperes mucho antes de lo que imaginabas.

 

“En mi lento divagar acrecienta mi dolor
 la tristeza de estar solo.
 Yo quisiera reaccionar y arrancarme este querer
 que me mata poco a poco.
 Pero ¿cómo he de olvidarla?
 Me hacen falta sus caricias 
y es un fuego su recuerdo
 que consume hasta mi vida”.- José Mª Contursi

 

Lo cierto es que, aunque no lo creamos, el dolor procede del cerebro. La ansiedad o la depresión influyen en nuestra sensación del dolor. Por ello, si tenemos un estado anímico menos activo tendremos más intensidad de dolor. Los mexicanos utilizan el chile para mitigar el dolor, dicen que ayuda a suavizarlo, a calmarlo.

El canto puede sustituir a las lágrimas

 

 

 

Hay dolores que no detectan los escáneres, las resonancias magnéticas o los rayos X. Es ese momento en el que empiezas a sentir una punzada ante una situación de estrés, frente a una situación incómoda y comienzas a sentir que aumenta el grado del dolor porque tu cerebro interpreta que la ubicación es insegura.

 

Hay ocasiones en que moriríamos si no llorásemos”.- José Saramago

 

La escala del dolor es independiente del grado de la herida. Una lesión fuerte, grave, a veces podemos sentirla con poco dolor. Una pena, una amargura no tiene porque corresponderse a la porción de dolor que sintamos. Habrá situaciones que podremos controlar, otras que no, depende de dónde proceda el dolor, nos sentiremos en diferentes momentos con reacciones distintas. Sufriremos en distintas escalas a medida que vayamos controlando el dolor.

 

“¿Qué nos pasó? Tal vez estamos en el mundo para buscar el amor, encontrarlo y perderlo, una y otra vez. Con cada amor volvemos a nacer, y con cada amor que termina se nos abre una herida… Estoy llena de cicatrices”

Isabel Allende

 

Quien canta su dolor espanta. Hay una dimensión de engaño en la música, pero son muchos los que aseguran que difumina el dolor. Cantando, escuchando canciones, tarareándolas, nos prometen que es una función beneficiosa. El dolor no tiene edad. Ni sexo, ni condición. Ni raza, ni religión, ni nacionalidad. Nos afecta a todos en algún momento de nuestra vida. Hay Clínicas del dolor. Unidades del dolor en hospitales y especialistas en dolor. Estudiarán los síntomas y localizarán el lugar exacto del que procede. Y determinarán si el accidente es en un órgano, en una articulación, en un músculo, etc.; encontrarán el dolor por muy escondido que esté.

 

“Sin presumir de cantor porque no soy presumido,
de mi silencio he salido pa’ preludiar mi dolor.
Toda la noche he cantado con el alma estremecida,
que el canto es la abierta herida de un sentimiento sagrado”
Atahualpa Yupanqui

 

Porque hay dolores que no se tratan en Unidades especializadas. Ese dolor que no se cuenta y por el que no se acude al Centro de Salud. Pero se buscan especialistas que lo traten con sesiones. Psicólogos, terapeutas que ofrecen apoyo, psiquiatras que evalúan, diagnostican, tratan y rehabilitan los trastornos. Hay dolores del alma que se deben compartir para saber manejar nuestros soliloquios.

Hacer terapia con la música, seguramente combate muchos dolores. Escuchar historias de dolor nos enfrenta al nuestro, sentirte reflejado, encontrar la solución, la receta a cómo tu mismo desconsuelo ha sido superado por otros. El cantar tiene sentido, entendimiento y razón, -dice una canción popular venezolana- si en las consultas del dolor se recetaran tratamientos con tangos, boleros y otras letras se paliarían muchos dolores.

 

“En una hora triste quise cantar
Y dentro de mi canto quise gritar
Y dentro de mi grito quise llorar
Pero tan sólo canto para callar”
Chabuca Granda

 

Maritere Lee, tiene una receta, “pon la mano sobre tu pecho, y susúrrale al corazón: por favor, ten paciencia, que va a tomarnos tiempo”. Es posible que todos los dolores tengan una raíz. Buscarla es un juego entretenido. A veces no hay milagros para aliviar el dolor sin embargo ahí está la poesía. Poemas para el dolor, poemas para devolverte la alegria.

 

 

 

“Desgarrada la nube; el arco iris
brillando ya en el cielo,
y en un fanal de lluvia
y sol el campo envuelto.
Desperté. ¿Quién enturbia
los mágicos cristales de mi sueño?
Mi corazón latía
atónito y disperso.
…¡El limonar florido,
el cipresal del huerto,
el prado verde, el sol, el agua, el iris!
¡el agua en tus cabellos!…
Y todo en la memoria se perdía
como una pompa de jabón al viento”
Antonio Machado

🖋🖋🖋🖋🖋

“No quise.
No quise decirte nada.
Vi en tus ojos
dos arbolitos locos.
De brisa, de risa y de oro.
Se meneaban.
No quise.
No quise decirte nada”
Federico García Lorca

📎📎📎

 

“Hay cosas que sentimos en la piel, otras que vemos con los ojos, otras que nomás nos laten en el corazón”.- Carlos Fuentes

 

 

 

Entender el dolor remedia como convivir con él. Acompañarte de música mientras estas solo. Pasear con la compañía de unos auriculares y conectar una emisora de radio. Sentarte a ver una película con palomitas, frutos secos o unas gominolas que endulcen tu tarde. Leer en la terraza, en un jardín, frente al mar, en el campo una mañana en la que solo se oye el silencio de la montaña.

Dar clases de pintura en un estudio con lienzos y mil colores que hagan sacar todos tus pensamientos. Descubrir los rincones de tu ciudad y encontrar el rastro de balcones, parques y detalles que antes no habías observado. Hacer amigas. Rescatar amigos. Sumergirte en un Museo. Adoptar un animal de compañía.

 

“Hay ocasiones en las que uno tarda una fracción de segundo en aceptar la brusca ausencia de todo lo que le ha pertenecido: igual que la luz es más veloz que el sonido, la conciencia es más rápida que el dolor, y nos deslumbra como un relámpago que sucede en silencio.

El verdadero dolor llegó varias horas más tarde, y fue entonces cuando quiso recordar una por una las palabras que los dos habían dicho y no pudo lograrlo. Supo que la ausencia era esa neutra sensación de vacío”

«El invierno en Lisboa. Antonio Muñoz Molina»

Todos recibimos al dolor en algún momento de nuestra vida. Los hay que conviven con él desde el nacimiento: paciencia y tratamiento en manos expertas, la medicina ha evolucionado mucho. Cuidemos a quienes padecen dolor. Tendamos la mano para calmar sus heridas.

Si el dolor aparece de repente recuerda que detrás del dolor está el amor esperándote. Necesitamos más abrazos que alivien el dolor. La sabiduría se adquiere con el paso de los daños.

 

 

Lecturas recomendadas sobre el dolor: