Antonio S. Candilejo / Opinión.- Que Rajoy haya utilizado Doñana este puente festivo mientras hacía campaña en Andalucía no ha gustado al PSOE. Al menos al que durante varias legislaturas fuera su alcalde en Almonte. Paco Bella, hombre activo en las redes sociales donde los haya, no ha ocultado su indignación porque el presidente (y candidato a la reelección) haya utilizado el Palacio, ni más ni menos, como si de una fonda de carretera se tratase. Eso dice.
“Si a Felipe González se le hubiera ocurrido usar Doñana como alojamiento para la realización de su campaña electoral, estoy seguro de que se hubiera juntado el cielo y la tierra”, escribe el exalcalde.
Y añade a renglón seguido: “Si ya suponía un sacrilegio usar el Palacio de Doñana para las vacaciones presidenciales, ¡qué no hubiera supuesto esto!”.
Sin embargo, y por aquello de que los políticos son como niños, las residencias presidenciales en Doñana siempre se han prestado a críticas por parte del partido en la oposición. Así, basta tirar de hemeroteca para recordar que el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, en 1997, a modo de bienvenida a Aznar, le pedía que recogiese velas y rectificase las críticas del PP hacia Felipe González cuando éste acudía a ese recinto natural.
[blockquote style=»1″]En la historia de la política española, Leopoldo Calvo Sotelo ha sido el único alto mandatario que ha veraneado en una casa de su propiedad. Desde Franco hasta Rajoy, pasando por González, Zapatero y Aznar, todos han elegido alguna vez el emblemático palacio para su relax.[/blockquote]
Entonces, contaban las crónicas que Aznar, Ana Botella y Alonso, el menor de sus hijos, visitaban el coto con el entonces primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker.
¿Y que hizo el PP andaluz? Los populares tenían a Juan Ojeda como secretario regional, quien no dudó en salir en defensa de su presidente nacional. Según señaló, todos los andaluces, con independencia de colores políticos, deberían alegrarse de que Doñana sea el marco para una reunión del presidente del Gobierno con dirigentes europeos, ya que considera que este tipo de actos conceden una «dimensión internacional a Andalucía».
Una de las estancias más polémicas fue la de Zapatero en 2007. El entonces titular del Ejecutivo central ya había acudido al Palacio de Marismillas en Semana Santa y en las fiestas navideñas, pero lo más destacable de las vacaciones de verano no era el destino, sino las críticas que suscitaron los gastos de Zapatero y su familia durante su descanso, a cargo de todos los españoles. En la historia de la política española, Leopoldo Calvo Sotelo ha sido el único alto mandatario que ha veraneado en una casa de su propiedad. Desde Franco hasta Rajoy, pasando por González, Zapatero y Aznar, todos han elegido alguna vez el emblemático palacio para su relax.