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Donde dijo Diego…

Pepe Torrente
Pepe Torrente*

En aquella campaña electoral Diego Valderas pedía a los electores más fieles de lo comuní, que no votaran a Rosa Aguilar, esa tránsfuga socialí. Les pedía que no olvidaran en su intransferible derecho de sufragio activo la traición de aquella exalcaldesa cordobesa que nació y creció en las ubres de la izquierda comunista de IU, y que se reubicó con desdén incluido a sus ex, en el partido hegemónico de Pepe Griñán, Chaves y Gaspar, para poder seguir creciendo ella misma, apagada como se veía en aquellas derrotas consecutiva del comunista programa. Cambió al posibilismo pragmático del régimen, con el que la engatusó Griñán desde el PSOE más progresí.

Hoy se ve al mismo Diego de aquellas penas, justificando hemerotecas y blandiendo excusas del pragmatismo más repetido, con lo que poder explicar el porqué de sus hoy distintas razones para el mismo caso, y seguir el mismo camino aquel que tanto criticara de Rosa Aguilar. En el ambiente no se esperan grandes argumentos kanntesianos ni gramscianos justificativos de su afrenta, ni frases de conciencia republicana que avalen su apuesta por estar donde la Memoria pueda recuperarse con holgura, ética y dignidad. Chocarán con sus propias razones quienes también le refregarán su memoria interna más cercana, de antier mismo, con la que le dirán digo donde antes se quejaba tanto Diego.

 

De ahí que con la miel del cargo que le ofrece al excoordinador andaluz de IU quiera incidir de manera impactante en la división de su rival más izquierdista, y le proponga un intercambio de caramelos a don Diego: tú a la Memoria y yo a San Telmo.

 

Una vez que Susana Díaz ha decidido enterrar sus ansias de trasladarse a Ferraz, visto el sopapo recibido de sus progresistas compañeros socialíes,  a ésta ya solo le vale reafirmarse y empoderarse más aún si cabe en la única taifa que le dejan. Para ello, si abducido fue y sigue Juan Marín como ciudadano de escasas pretensiones críticas con este gobierno progresí, la política trianera tiene muy claro que ha de seguir creciendo por la izquierda que resta más al PSOE que a ningún otro. De ahí que con la miel del cargo que le ofrece al excoordinador andaluz de IU quiera incidir de manera impactante en la división de su rival más izquierdista, y le proponga un intercambio de caramelos a don Diego: tú a la Memoria y yo a San Telmo. Un seguro para ella.

La política tiene estos saltos de cama que algunos llaman de conveniencia. Estar fuera de los focos cuando uno ha estado siempre en su más directo enfoque, aburre y asola más de lo imaginado. Y más si cabe a Diego, quien rompiera los récords del youtube más imberbe presidiendo aquella sesión antológica de la risa con la que hicimos internacional y famoso al parlamento andaluz de la época que él presidía, con Juan Santaella de iniciador primero de aquellas contagiosas risas. Nada querrá saber don Diego del rejonazo que con su decisión le imprime a la organización de la que él fuera máximo representante en Andalucía, aceptando el envenenado regalo de Susana, si con ello rehabilita el protagonismo perdido que reactive su verbo engominado y nacarado con el que nos deleitaba en sus interminables frases de corte de alhelí sevillí mezclado con el salitre de Huelva.

 

Diego Valderas no es el primero; pero tampoco será el último. Al tiempo.

 

Desde IU le han pedido que no acepte el trato, que se retire, y muy lejos, de ese contaminado gobierno de Susana Díaz. Mucho me temo que don Diego, sin el resorte de la luz que antes tanto en su orbe brillara, hará caso omiso al interés electoral de sus comunistas compañeros, y entrará en el trapo que le tiende la torera más torera de la política de España. Entre el morlaco del olvido y el toro de la Memoria, mejor ejercer de bienqueda, y, aunque moleste a los propios, dejar de estar sin un titular al mes siquiera.  Ellos se proponen, disponen y reparten con su gracia electorera. Y los andaluces pagamos, que para eso estamos.

Váyanse acostumbrando, queridos lectores, a episodios como este que ocupa este artículo en el futuro más inmediato de la política. A ese presunto equilibrio entre el interés general y el general interés del interesado que redunde en beneficio de quien no quiere pasar inadvertido por estar en un partido que no parte ni pinta. Diego Valderas no es el primero; pero tampoco será el último. Al tiempo.

 

*Pepe Torrente es Funcionario. Militante del PP  y colaborador habitual en diversos medios.

@torrentepep