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Dudas ante el 20-D

Unas elecciones tan abiertas como las que se aproximan dan lugar a múltiples escenarios posteriores en los diferentes partidos

Pepe Contreras/ Opinión.- Es lista y no es casual –estoy seguro–, que su exposición mediática sea cada vez mayor y muy medida desde su baile en El Hormiguero. Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta del Gobierno, lo dijo clarito en Planeta Calleja. Desde que tenemos democracia ha gobernado siempre el partido más votado, es decir, el ganador de las elecciones generales. Soraya y el PP temen un gobierno de coalición o con apoyo de investidura que le deje a los pies de los caballos tras el 20-D. Los populares esperan ahora que los vientos económicos e internacionales soplen a su favor.

Pero, ¿quién formaría ese gobierno de coalición? Resulta imposible saberlo basándose en lo que unos y otros líderes dejan entrever en sus declaraciones públicas, ya sea en actos o programas de televisión. Solo me queda claro, si le creemos, que Albert Rivera no entrará en el hipotético gobierno del ganador de las elecciones, que lo que quiere es ser presidente, gobernar y abrir un nuevo tiempo político. Y que si no gana asumirá el modelo andaluz, dejar gobernar y tutelar el cambio de ese tiempo si le dejan. 

¿Ante una derrota del PSOE o del PP ambos partidos sufrirían cambios orgánicos? ¿Se marcharía Rajoy para dejar a la arrojada Soraya? ¿Cedería el testigo Pedro Sánchez a Susana Díaz? ¿Quién relevaría a Pablo Iglesias si fracasara? ¿A quién votará la masa indecisa? ¿Y los expatriados? ¿Y los pensionistas? ¿Los parados? ¿Los puteados autónomos?

La aritmética del resultado electoral de las últimas elecciones andaluzas no hace posible un gobierno mayoritario entre Ciudadanos y el PP, pero todo se puede complicar muchísimo para el PSOE andaluz si Rivera toma a nivel nacional el rumbo del PP (igual que en la Comunidad de Madrid) y ambos partidos no consideran aconsejable seguir apoyando a Susana Díaz. Pero dudo que eso pudiera ocurrir porque las relaciones entre Ciudadanos y PSOE en Andalucía son ahora excelentes y con visos de prolongarse en el tiempo salvo enormes imprevistos.

Más preguntas: ¿Ante una derrota del PSOE o del PP ambos partidos sufrirían cambios orgánicos? ¿Se marcharía Rajoy para dejar a la arrojada Soraya? ¿Cedería el testigo Pedro Sánchez a Susana Díaz? ¿Quién relevaría a Pablo Iglesias si fracasara? ¿A quién votará la masa indecisa? ¿Y los expatriados? ¿Y los pensionistas? ¿Los parados? ¿Los puteados autónomos? ¿Los empresarios, hartos de esperar que se abra el grifo del crédito? ¿A quién votarán los defraudados por la clase política? ¿Servirán de algo estos días de campaña? ¿Realmente será decisivo el debate Rajoy-Sánchez?

Podría preguntar en voz alta muchas cosas más, pero me interesa más mi microcosmos que el universo, los problemas de la gente que tengo a mi alrededor y alejar a los tóxicos lo más pronto posible para vivir, si es posible, un poco mejor. Para eso tengo algunos recursos, y uno, sobre todo, que es mi voto el próximo 20-D. No dejen de votar porque lo necesitamos, piensen en la utilidad, en el pasado y en el futuro, vuelvan a experimentar el placer que da saber que, más que nunca, decidiremos. La pena sería equivocarnos de papeleta. Voten con el corazón.