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El abuso de los fondos reservados

Los fondos reservados son para otras cosas, básicamente para pagar confidentes.

Ha sido noticia la pasada semana que el coronel jefe de la UCO (Unidad Central Operativa) de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbi, impartió instrucciones para paralizar determinadas actuaciones que se estuvieran llevando a cabo por miembros de su Unidad por quedarse vacía la caja de los fondos reservados. El coronel Corbi, que ha protagonizado muchos años de trabajo contra ETA con muy frecuentes enfrentamientos con policías de la misma área, fue condenado a mediados de los 90 por torturas a Kepa Urra, lo que no impidió que pudiera ascender y recibir varias condecoraciones, algunas pensionadas, tras dicha condena.

 

Curioso que se esté planteando retirar las medallas al torturador “Billy El Niño”, algunas concedidas antes de la ley de Amnistía que dejó en la calle a asesinos confesos de varios crímenes, y nadie plantee si dicha retirada no sería más lógica a un condenado por torturas en democracia.

 

De su comunicación parece deducirse que dicha unidad, como otras de investigación, solo pueden funcionar con dichos fondos y parece desprenderse que los mismos son imprescindibles para desplazamientos fuera del lugar de destino de sus agentes cuando dichos fondos no son para eso, al cubrirse legalmente dicha situación de desplazamiento abonando las cantidades establecidas en el reglamento de dietas, nunca con fondos reservados. Los fondos reservados son para otras cosas, básicamente para pagar confidentes. El trabajo ordinario de la UCO o las UDYCO de Policía no requiere el uso de fondos reservados, salvo que alguien haya establecido un sistema de prima económica de su gente que sería ilegal. Para desplazarse de una a otra localidad están las dietas, y para revisar listados de llamadas, registro de empresas, seguir pistas revisando una caja de papeles en la sede policial o en la red no se precisa el uso de fondos reservados. Quien lo diga miente y puede estar señalando sin querer un uso indebido de dichos fondos.

 

Los fondos reservados han hecho ricos a muchos políticos durante muchos años, utilizados para llevarse grandes cantidades mensualmente o para regalar joyas a mujeres de mandos (Corcuera) debido al descontrol de los mismos.

 

¿Alguien sabe si el presidente del Gobierno tiene en una caja fuerte 60.000 euros de libre disposición, que cada noche revisa un empleado y, falte lo que falte, repone para que siempre haya la misma cantidad? ¿Y el ministro de Interior? ¿Y el de Defensa? ¿Y los secretarios de Estado de Interior y Defensa? ¿El director del CNI? ¿Otros varios jefes del CNI? ¿Directores generales de Policía y Guardia Civil? ¿DAOs de ambos Cuerpos? ¿Todos los generales y jefes de Comandancia? ¿Los jefes superiores de Policía? Sí, todos ellos tienen asignados fondos reservados en distintas cuantías o tienen autoridad para decidir donde se gastan. Y sin ningún control. Mandos de ambos Cuerpos en determinadas Unidades reciben distintas cuantías de fondos reservados, que pueden ir desde una cantidad irrelevante a varios miles de euros. Un mando puede recibir 6.000 euros al mes, repartir 2.000 en las brigadas operativas para abono de confidentes y otras prácticas y quedarse los 4.000 restantes. Eso hoy es posible. Y nadie puede asegurar que no esté pasando.

 

Que los fondos reservados sean para gastos reservados no significa que no deban tener cierto grado de justificación y control.

 

La autoridad política o policial que haga uso de dinero a su disposición deberá anotar el fin que da al dinero que gasta, o recabar la firma del mando policial o agente a quien se le entrega. Por ejemplo, el jefe superior de Policía que recibe 6.000 euros debe tener las firmas de sus subordinados a los que entrega las cuantías necesarias para el servicio (Comisarios provinciales, Jefe Operativo Territorial…) y estos a su vez, los suyos (jefes de unidad, brigadas, sección, grupos…) con las cuantías entregadas a cada cual, porque aunque la última firma no aparezca, la del confidente por ejemplo a quien se está comprando su colaboración, esa cadena de firmas impide que el mando policial corrupto se pueda quedar con la mayor parte del dinero. ¿Es que creen que en este país de instituciones podridas, los políticos de Interior, agentes del CNI, mandos y miembros de Policía y Guardia Civil están exentos de que haya entre sus filas elementos corruptos?

 

El uso indebido de los fondos reservados, que eran casi en su totalidad para combatir a ETA, se conoció con el caso Roldán, quién denunció que más de 400 millones de pesetas se habían desviado a políticos de Interior en pocos años.

 

En un país y una sociedad como la nuestra con prácticas corruptas que se asumen como habituales, los políticos y mandos que los manejan no vienen de una galaxia distinta; se han criado y educado en esta sociedad y la tentación para hacer un uso en beneficio propio de fondos opacos e incontrolados es evidente.

 

Los fondos reservados pueden y deben controlarse, estableciendo mecanismos como la firma de recepción de cualquier funcionario público hasta el último eslabón de la cadena, y deben ser remitidos a un órgano de control que debería estar ajeno al Ministerio en el que se utilizan. Y quien los utilice indebidamente debe ser expedientado y sancionado, sea cual sea el rango corporativo que ocupe, desde el ministro al último policía y guardia civil.