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El acento andaluz

Javier_Menezo
Javier Menezo*

“Me hablas de lengua, patria, religión. Esas son las redes de las que he intentado escapar” escribió James Joyce, del que ahora se celebra el 135 aniversario de su nacimiento. Si aún viviera, aparte de ser la persona más vieja del mundo, añadiría otra red: el acento.

Son tiempos de nacionalismo, de reafirmación de identidades, de esencialismos. ¿Cómo evitar que me confundan con un catalán tacaño, un madrileño chulo, un vasco bruto o un andaluz vago, si físicamente es difícil diferenciarse? Por el acento, amigos. El acento indica la Comunidad a la que pertenezco y aquellas de las que me diferencio. Y esa diferencia es frente a los otros, no con los otros.

Alguien responderá que somos un ejemplo de solidaridad. Vean si no las manifestaciones por los refugiados. No es incompatible. Es fácil ser solidario con alguien muy diferente, tanto que permita felicitarme a mí mismo sobre lo mucho que valoro ser solidario. El problema son los cercanos. De esos me tengo diferenciar, y para ello tengo mi acento.

 

¿Cómo evitar que me confundan con un catalán tacaño, un madrileño chulo, un vasco bruto o un andaluz vago, si físicamente es difícil diferenciarse? Por el acento, amigos.

 

En esas estábamos cuando después del mitin de Susana Díaz en Sevilla, del cuatro de marzo, un concejal socialista madrileño dijo “queremo un pzoe ganadó”. Gracioso no quedó, sin más. Ni es el acento de Susana Díaz, ni sevillano ni nada. Da igual, se había mofado del acento. Nuestra identidad cultural ultrajada y, no solo eso, en el mismo lote se podía intuir una burla a Susana Díaz. Eso ya si que no.

¿Por qué justo después del acto, se lía la polémica del acento? No tendría sentido. Si fue un éxito no es inteligente desviar la atención. O, quizás, es que no lo fue. Se trató de un remake del acto de diciembre en Jaén ( y los que quedarán): reuniones de cargos públicos compitiendo por ensalzar la figura de la que aún no es candidata para cuando lo sea. Al final cansa, la gente pierde interés. Lo que es peor, abundan ya opiniones que consideran los discursos de Susana Díaz vacíos, aderezados de palabras burbuja y lugares comunes.

El caso es que fue decir eso el concejal y el wassap de las consignas trasmitió la señal. El lema escogido fue: soy 100% andaluz barra a, y hablo andalú; soy 100% socialista y hablo andalú.  ¿Cómo podríamos serlo los demás? ¿Hay algún manual tipo los 20 pasos que debes cumplir para ser 100% andaluz? Verónica Pérez -si el nombre no les dice nada,  el alias seguro que si, la máxima autoridad– escribió una variante. Se note que es Secretaria General y tiene ideas propias: “Soy socialista y andaluza y hablo andaluz con mucho orgullo porque me encanta mi tierra”  La noticia que compartía decía que los pedristas se burlan del acento andaluz. Identificar al enemigo, es básico en el sentimiento nacional.

 

El lema escogido fue: soy 100% andaluz barra a, y hablo andalú; soy 100% socialista y hablo andalú.  ¿Cómo podríamos serlo los demás?

 

Nerviosos ante las primarias, confunden sentimiento y emoción. El éxito de la nueva política es conectar emocionalmente. Es difícil vencer la fuerza emocional usando argumentos racionales. A las intervenciones de Susana Díaz, le falta emoción. Las de Sánchez la tienen. Pero este último ya trae la emoción de casa, la gente siente que ha sido victimizado por mantener sus ideas. Para compensarlo han apelado al sentimiento, el del acento, el de la Andalucía tratada con desdén.

El fallo de apelar al sentimiento ofendido andaluz es que aspiran a que Susana Diaz dirija un partido nacional, el PSOE, y después gobernar todo el país. ¿Han olvidado ya el error de que el acento que se oyó en la puerta de Ferraz los días de la conjura contra Sánchez, solo fuera el andaluz?

 

Susana Díaz comerá en la agrupación socialista de Roquetas de Mar donde su secretaria de organización ha dejado el partido.

 

Si la idea de las redes sociales ya era mala, Susana Díaz decidida a dar la razón a quienes afirman que sus discursos son un conjunto de expresiones aplicables a cualquier cosa, remata afirmando que el acento andaluz es el de la igualdad y la tolerancia. A ver, ¿no te das cuenta, y te lo digo con cariño, que los que tienen otro acento pensarán que les llamas machistas intolerantes? A una amiga mía, en una entrevista de trabajo, le soltaron que teniendo niños pequeños no la podrían contratar porque si se ponían enfermos iba a faltar al trabajo. Le sentó mal, pero el de recursos humanos tenía acento andaluz, por tanto, no puede considerarse discriminada.

Ahí seguimos, pues, y lo que nos queda. Esperar es darle ventaja al diablo dice el refrán británico. No lo pensaron en la conjura de octubre, al contrario, se dijeron, alargamos el proceso y marcha triunfal. No debían tener más ideas porque la mantienen a machamartillo. Así hemos ido probando todos los errores, el penúltimo el coqueteo identitario andaluz. Más no miremos atrás, este fin de semana hay más actos, algún otro caerá. Apunto una posibilidad: Susana Díaz comerá en la agrupación socialista de Roquetas de Mar donde su secretaria de organización ha dejado el partido, y pasado a concejala del grupo mixto. Es la agrupación donde milita la concejala, diputada provincial y pareja de Antonio Hernando, al que apuntan como inspirador.

 

*Javier Menezo es Abogado. Letrado del SEPE (INEM). Militante de base del PSOE

@javimenezo