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El Club Bilderberg

Sorpresas con los invitados españoles: Juan Luis Cebrián, Albert Rivera, Soraya Sáenz de Santamaría y Ana Patricia Botín.

Conste mi analfabetismo en este asunto. Solo movido por el prurito de considerarme un sujeto digno de recibir y divulgar información, asumo los errores y esparzo dudas.  Mientras escribo se celebra en Turín la reunión anual del famoso Club. Empiezan las sorpresas con los invitados españoles: Juan Luis Cebrián, Albert Rivera, Soraya Sáenz de Santamaría y Ana Patricia Botín. Siguen los pasmos con los temas: Populismo en Europa, El desafío de la desigualdad, El futuro del mercado laboral, Inteligencia artificial, EEUU a mitad de período, Tratados de libre comercio, Liderazgo mundial de EEUU, Computación cuántica en Rusia, Arabia Saudita e Irán y el mundo de la posverdad.

 

Otros muchos asuntos secretos serán debatidos, claro, sin saberlos el resto de los mortales, nunca mejor dicho porque Kissinger, el inmortal, asiste desde 1954, año de la fundación.

 

¡Nos quedaríamos petrificados si el señor Henry algún día contase…! Hace años el citado afirmó: «Controla los alimentos y controlarás a la gente. Controla el petróleo y controlarás las naciones. Controla el dinero y controlarás el mundo». A esto se llama poseer claridad de conceptos. Henry Kissinger es el teórico principal del Nuevo Orden Mundial. No olvidemos ─rara coincidencia─ su llegada a España en 1973, dos días antes del magnicidio de Carrero Blanco, tal vez para ‘vender’ los beneficios de su plan.

Admiro a Cristina Martín y a Daniel Estulin, periodistas y autores de varios libros sobre los secretos del enigmático Club, gracias a ellos conocemos algo más, aunque siempre con el temor de silenciarlos de algún modo.  Ya lo advirtió Cristina hace dos años: «Este club de psicópatas del poder y el control quiere crear una España federal para debilitar el país y van a utilizar a Cataluña como laboratorio bajo la fórmula de una monarquía con el apellido federal». Sorprende la valentía de Cristina: «Son masones, anticatólicos, antipatrióticos, antinacionalistas y más allá de ultracapitalistas. No tienen nada de conservadores pues pretenden cambiar el mundo. El dinero y el poder no son incompatibles con nada, no son ni de derechas ni de izquierdas, ni comunistas ni capitalistas».

Constituye un ambicioso plan para acabar con las soberanías nacionales y transferirlas a entidades supranacionales, como la Unión Europea, controlada por miembros de Bilderberg.

 

Para un buen funcionamiento colocarían a políticos títeres de Bilderberg en los gobiernos de las naciones, ya ocurre  en Europa, EEUU, Ucrania, Irak, Latinoamérica.

 

Dentro de la atmósfera descrita, es la historia cruel de la Humanidad, la ambición del hombre desde su origen: el poder por dominar a los demás, extender la esclavitud bajo el control de un grupo de insaciables. Como todavía quedan residuos de valores religiosos y una dignidad humana heredados de la civilización griega y romana. Pues,  y según Cristina,  Bilderberg pretende acabar con todo ello para inventar un nuevo mundo, una nueva cultura carente de valores religiosos, el pensamiento quede debilitado y la ética carezca de sentido.

Me dejó perplejo el tema: La computación cuántica en Rusia. ¿Acaso tienen noticias sobre el adelanto de los rusos en este campo? De ser cierto mal asunto porque serían capaces de desencriptar las complejas claves para acceder a secretos de alto nivel, incluidos los misiles intercontinentales. Serán las guerras futuras: el dominio de la encriptación, imposible con los ordenadores convencionales.

Lo mejor para el grupo es la existencia de guerras  y acabar con los nacionalismos al ser antagónicos con sus deseos de un poder mundial. Larga intrigante e irresoluta incógnita.