Regresamos 31 años después

En 1984 un grupo de periodistas creamos el primer Confidencial Andaluz en edición de papel. Hoy, 31 años después, recuperamos aquella cabecera en digital y al alcance de todos.

Arrancaba el año 1984, hace más de tres décadas, y el primer Presidente de la Junta de Andalucía autonómica, elegido para el cargo por los andaluces dos años antes, presentaba por sorpresa su dimisión irrevocable del cargo tras ser ninguneado por Felipe González, aunque fue Alfonso Guerra quien asumió ante la opinión pública el desgaste de su caída. El papel de malo de la película.

La marcha inesperada de la política activa del socialista estepeño Rafael Escuredo Rodríguez, el hombre que junto a Manuel Clavero hizo posible el milagro político andaluz del 28-F, fue el tema informativo principal del primer número de un boletín semanal que fundamos en Sevilla un grupo de periodistas bajo el nombre de «Confidencial Andaluz».

El contexto político de entonces posibilitó la puesta en marcha de una publicación de uso restringido y por suscripción, donde contábamos cada semana aquellas cuestiones que se ocultaban tras las bambalinas de la construcción de la autonomía del 151. Aquella que quisieron reconducir tras la operación del 23-F, urdida, en gran medida, desde los bajos fondos del Estado con la complicidad de dirigentes políticos del momento, excepción hecha de Adolfo Suárez, contra quien se diseñó esa Operación de Gaulle a la española. Todo ello sin olvidar la contrastada pasividad en los preparativos del “golpe de timón” desde la propia Jefatura del Estado.

Casi dos años duró aquella publicación de tapas verdes que, cada viernes, un motorista distribuía entre los casi 150 suscriptores a cambio de 10.000 pesetas mensuales (15 euros semanales). Ni que decir tiene que dicha publicación era fotocopiada y multiplicada decenas y decenas de veces, siendo muy habitual ver a los primeros diputados de entonces leer su contenido durante las sesiones parlamentarias que se celebraban en el salón de actos de la entonces Caja San Fernando de Sevilla.

Aquel primer Confidencial Andaluz murió en pleno éxito de crítica y público. Y fue la derecha de AP, a través del número dos de Antonio Hernández Mancha en Andalucía, Miguel Arias Cañete, quien removió sus contactos en Madrid para cargársela, a través de Eugenio Galdón, a la sazón Director General de la SER, donde trabájabamos habitualmente gran parte del equipo fundacional de redacción de la publicación.

También llegamos a avanzar tristes episodios como la presencia en Sevilla de un comando del GRAPO que pretendía atentar contra “un destacado empresario”. A las dos semanas se confirmaba tan macabro vaticinio: era asesinado Rafael Padura, presidente de la CES”

“Una vez más deseamos dejar claro –se leía en la declaración de intenciones del primer número publicado en marzo de 1984– que tras este proyecto de Confidencial se encuentra un amplio grupo de profesionales andaluces, jóvenes e independientes, que darán a estas informaciones el mismo tratamiento objetivo y profesional que suele ser común en los medios abiertos. Se trata, sencillamente, de contar muchas de esas cosas que habitualmente no se cuentan, aunque en este primer número, y por condicionantes de actualidad fácilmente imaginables, este boletín girará fundamentalmente en torno a todas las claves de la dimisión de Rafael Escuredo, el futuro que ahora se abre en Andalucía y las secuelas de lo que hemos dado en llamar “la crisis”.

A partir de ahí, durante semanas y meses, el lector habitual del C.A. tuvo en sus manos informaciones, noticias y documentos exclusivos sobre cómo de estructuraba nuestra joven autonomía. También llegamos a avanzar tristes episodios como la presencia en Sevilla de un comando del GRAPO “que pretende atentar contra un destacado empresario”. A las dos semanas se confirmaba tan macabro vaticinio: era asesinado Rafael Padura, presidente de la CES.

[ot-caption title=»Los ponentes del primer Estatuto de Autonomía de Andalucía » url=»https://confidencialandaluz.com/wp-content/uploads/2015/10/AJ-25A-20O81.jpg»]

30 años después

Treinta años después Andalucía, sus instituciones y organizaciones, los medios de comunicación, los andaluces, hemos cambiado. Los medios, fundamentalmente, en sus sistemas de producción, aunque no en sus contenidos como servicio público ni en los manejos interesados de sus propietarios en connivencia con el poder político y económico. La mayoría de quienes nos embarcamos en este modesto (y romántico) proyecto digital –donde volvemos a coincidir tres de los fundadores de entonces, Regina Farré, Javier Caraballo y quien suscribe–, una aventura editorial que nace como en 1984, sin financiación, seguimos pensando que en la Andalucía mediática existe un pequeño hueco que podemos y queremos ocupar.

Desde el respeto profesional que nos merecen compañeros y compañeras de profesión, no conviene olvidar que fundamentalmente el poder político es quien, de forma indirecta y mediante inyecciones de dinero público vía publicidad institucional, está manejando gran parte de los medios de comunicación que operan en Andalucía. Un entramado de intereses cruzados que, por cierto, no será ajeno a nuestra atención informativa semanal. A cambio de financiación pública de ayuntamientos, diputaciones y organismos diversos de la Junta de Andalucía, la información que interesa a la ciudadanía está, en gran medida, secuestrada por un poder que quiere controlarlo casi todo, hasta el más mínimo detalle. Incluso los opinadores en las diversas tertulias deben pasar por el visto bueno de los propagandistas de los aparatos y los líderes de los partidos.

Como administradores del derecho a la información de los ciudadanos pretendemos, en palabras de Orwell, que periodismo sea “publicar lo que alguien no quiere que publiques”

No pretendemos, como hace 30 años, contar grandes secretos, grandes exclusivas –que también las habrá, si podemos–  pero sí intentar explicarle a los ciudadanos andaluces aquellas claves de lo que sucede en nuestro entorno, explicárselo con otra visión y perspectiva y, desde luego, sin permitir que este o aquel político nos diga qué podemos, qué no debemos publicar o cómo titular una noticia. Especial atención dedicaremos al periodismo de datos, la interpretación irrefutable de los boletines oficiales o de los farragosos portales de supuesta transparencia. Y, cómo no, al periodismo de investigación para destapar las tropelías que quienes detentan el poder siguen cometiendo con los intereses generales.

Ese es el reto, dentro del marco legal que las leyes y la Constitución vigente nos permiten. Somos conscientes de que este producto no gustará al poder establecido, ya sea político, económico, religioso etc., etc. Pero de eso se trata. Como administradores del derecho a la información de los ciudadanos pretendemos, en palabras de Orwell, que el periodismo sea “publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas”.

Gracias por estar ahí y, de antemano, nuestra gratitud también para los que presten apoyo a esta aventura editorial en la Red que hemos considerado oportuna y necesaria en la Andalucía del Siglo XXI. Bienvenidos todos y todas al nuevo Confidencial Andaluz.

Pepe Fernández
Editor

 

editor@confidencialandaluz.com

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