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El Consorcio Federico García Lorca

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Pepe Torrente @torrentepep

Entre selfi y selfi, al alcalde socialista de Granada le están dejando poco tiempo para pensar en lo importante. El aterrizaje está siendo lento, pero no ajeno a esas incoherencias que se producen cuando uno coge el timón del barco tras haberse dedicado tanto tiempo antes sólo a fabricar y fotografiar tormentas desde la oposición.

Tanto él como su equipo ya han caído en la cuenta de algo decisivo: los pocos socialistas que hay en el pleno. El día a día es lo que tiene, que te hace aterrizar en la tierra de golpe aunque el vuelo sea placentero. Al parecer, pasada la euforia inicial, ya han comprobado que son sólo ocho votos de veintisiete. Y ante la falta de fuerzas propias reclaman misericordia y responsabilidad a los demás, la que ellos no tuvieron antes con quienes gobernaban. Lo de siempre. No es lo mismo toma que dame.

El entusiasmo por Paco Cuenca llega incluso hasta aquellas que deberían estar más preocupadas por las causas abiertas en los juzgados contra su gerente por apropiación indebida de fondos públicos. Es el caso de la sobrina de Federico García Lorca. Laura, declara que hay más confianza en el ayuntamiento ahora que antes. Su entusiasmo se desborda. Lo que no dice es que la justicia sigue investigando igualmente la apropiación indebida de casi cinco millones de euros del gerente de la fundación que ella dirige. Que tiene pendientes de justificación unos 3 millones de euros a la Junta y al Ministerio, y que han de devolver un crédito de 4,5 millones de euros a La Caixa.

Pero la verdad no puede ser embarcada en el pasaje de la duda, por intereses oscuros, para revestir de otra cosa lo que no es sino una descarada intentona: endosarle al Consorcio público la deuda de ciertos despilfarros de la Fundación privada García Lorca.

Seguramente esa nueva perspectiva repleta de euforia, pasajera, se deba a que aún no le hayan dicho al nuevo alcalde que lo buscan de “pardillo” en términos de ingenuidad y desconocimiento. Y Laura lo encuentra. El alcalde, nuevo en esto, se hace el longui o desconoce que la iniciativa de modificar el Consorcio fue una obligada adaptación legal tras la nueva normativa en materia de Régimen Local español. Que el papel de la Fundación García Lorca, tras la modificación, fue cambiado en el Consorcio público por UNANIMIDAD de todos los miembros, y a propuesta, también, de la JUNTA DE ANDALUCÍA que gobierna el PSOE de Susana Díaz.  La verdad no tiene enmienda.

El Sr. Alcalde de Granada, que acusa a los anteriores gobernantes con los repetidos eslóganes de manual socialí, debería saber que jamás existió la más mínima voluntad de impedir que el Legado de Federico viniera a Granada. Más bien al contrario. El Legado estaría aquí ya si no se hubiera alterado la legalidad vigente, entre otras cosas, con las subvenciones recibidas por la Fundación desde las instituciones públicas. Si no hubiera por medio un descarado intento de la Fundación que dirige la sobrina del poeta, de intercambiar Legado por Deuda. Lo pretendía, y lo sigue pretendiendo: que los desmanes de la Fundación García Lorca sean pagados por los ciudadanos a través de sus impuestos. Algo a lo que la Consejería de Cultura de Luciano Alonso se negaba, como se negaban el Ministerio, el ayuntamiento y  la Diputación de Granada. Un descontrol demasiado caro para los andaluces.

No es cuestión de retener la buena voluntad y el entusiasmo en ningún jardín de desesperos y rabias. Pero sí es conveniente recordarle al alcalde, Laura ya lo sabe, que los Estatutos que hoy rigen el Consorcio del Centro Lorca fueron aprobados por unanimidad de todos los partidos, incluido el del alcalde. Para respetar la legalidad vigente, y dar a los fondos nórdicos, que aportaban casi cuatro millones de euros al proyecto, la seguridad jurídica que exigían sus aportaciones.    

El entusiasmo es de todos para que todo llegue al mejor puerto posible cuanto antes. Pero la verdad no puede ser embarcada en el pasaje de la duda, por intereses oscuros, para revestir de otra cosa lo que no es sino una descarada intentona: endosarle al Consorcio público la deuda de ciertos despilfarros de la Fundación privada García Lorca. Que todo conste en su justo lugar.