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El día de la infamia

Trataran de cambiar las leyes y los jueces y teniendo el poder legislativo, el ejecutivo y apropiándose del judicial, vía libre a la balcanización del país...

 

Así quedará señalado en la historia de España el 5 de enero de 2020. El día que los 120 diputados socialistas aplaudieron a la portavoz de EH Bildu Mertxe Aizpurua. La política en España nunca ha sido un dechado de virtudes y menos en la lucha contra ETA. Todo el mundo ha corrido a ponerse medallas que no merecía y nadie asume que haya más de 300 asesinatos sin esclarecer (entre ellos, el de mi compañero de academia José Manuel Rodríguez Fontana, asesinado con otros dos policías en San Sebastián, el 15 de mayo de 1980 cuando llevaba 45 días allí destinado). Hemos visto a un presidente del Gobierno hablar de “Movimiento de Liberación Nacional”, de ser generosos con los asesinos, excarcelar a terroristas con largas condenas pendientes, uno de los cuales asesinó pocos años después de salir en libertad al concejal socialista Juan Priede, y a miembros de ese mismo Gobierno acusar al siguiente, el de Zapatero, de “chapotear en la sangre de los muertos” (Mariano Rajoy) por hacer lo mismo que hicieron ellos pocos años antes.

 

El aplauso del día 5 de enero de la bancada socialista, del PSOE y del PSC, y de ERC, CUP, EH Bildu, Unidas Podemos, Más País y puede que algún otro grupo, es un cambio de paradigma en España como los que se produjeron en la I República con los cantones, que provocaron enfrentamientos, guerras y un golpe de Estado, o en II República, en la década de los 30 del siglo pasado, con el socialismo, infiltrado por el bolchevismo ruso, permitiendo disparar en la nuca al enemigo político, quemar iglesias y asesinar curas y monjas, prácticas que no se combatían desde el Estado y alentaban socialistas como Largo Caballero.

 

La ovación a EH Bildu del pasado día 5 de enero es cambiar de bando, cambiar de los que han defendido la legalidad y el Estado al bando de los que han asesinado y tratado de derrumbar el Estado nación, que por lo oído en el debate de investidura, tienen mucha ventaja porque cuentan con la complicidad del presidente ególatra, sin escrúpulos, ambicioso, dispuesto a dividir el país por conseguir su poltrona desde la que medrar y sentirse importante. Y con la cobardía de los socialistas. Los defensores del Constitucionalismo, del Estado/nación como lo conocemos, más o menos descentralizado del régimen democrático del 78 son las derechas, PP y VOX, el centro, Cs, y otros partidos regionales como Navarra Suma, Foro Asturias, PRC, y Coalición Canaria, porque todo lo demás, incluido el PSOE, está por seguir tirando de su territorio, trocear, dividir y repartir. En política en España hemos visto muchas cosas; nos faltaba ver a los diputados socialistas aplaudir a quienes nunca han renegado del crimen y que han justificado dejar de cometerlos porque hacerlo les alejaba de sus objetivos, nunca por razones morales. Escoria unos y otros.

 

Los insultos del futuro vicepresidente del Gobierno (esto lo escribo el día 5) a los jueces “sectarios” es toda una muestra de por dónde van a ir: si me das la razón eres un demócrata, si no, eres un fascista. Trataran de cambiar las leyes y los jueces y teniendo el poder legislativo, el ejecutivo y apropiándose del judicial, vía libre a la balcanización del país, los privilegios de unas regiones sobre otras y la imposición de su pensamiento dictadura. Lo que haya de ser estará en nuestras manos evitarlo. Llegado el caso, habrá que defender la democracia, las libertades, derechos y el bienestar con uñas y dientes. Preparados para la resistencia.