The news is by your side.

El día que Susana se olvidó de Chaves y de Griñán

Pepe Fdez
Pepe Fdez*

La verdad es que la puesta en escena fue espectacular. No faltó de nada y nada se dejó a la improvisación. Hasta los nombres de los militantes a los que aludió directamente Susana, incluido uno del PSC al que apodan El Pantera, los había seleccionado y memorizado con antelación. Igualmente tuvo claro a los que no debía mencionar. Ella es así, nada es casualidad. Ahora ya la conoce casi toda España. Esa es nuestra presidenta de la Junta de Andalucia, Susana Díaz Pacheco, la gran esperanza del socialismo español para volver a ganar el gobierno de la nación. Una especie de Evita 2.0 que se proyecta con fuerza desde el Sur donde, además de mezclarse con los descamisados, lo hace sin complejos con los señores del Ibex 35, los amos de España, esos señores que dicen estar encantados con que ella gane esta batalla política en su partido. Para muchos Díaz es la cabeza visible de la corriente más derechista y conservadora del PSOE, la que se abstuvo en favor de Rajoy, frente al modelo de izquierda radical que postula Pedro Sánchez sin hacerle demasiados ascos a podemitas e independentistas.  Podemos y la unidad de España, lagarto, lagarto, son los dos temas que logran transformar literalmente a Susana en una especie de niña del exorcista y con los que no parte peras. En esos trances se llega a olvidar de que su admirado Emiliano García Page gobierna gracias a Podemos en Castilla La Mancha o que ella misma le ha dado a Podemos el ayuntamiento de Cádiz.  Cosas de la política que valen para un roto pero no para un descosido.

 

El decorado de caras del acto de presentación de la candidata Susana nos había trasladado al siglo pasado, con tantas cosas buenas, regulares, malas y malísimas.

 

PSOE: ¿del Siglo XX o del Siglo XXI?

Todo iba bien hasta que Pedro Sánchez soltó ese mismo día una frase, una sola frase, en la que sentenció el acto del Ifema diciendo que él quería un PSOE del Siglo XXI, no uno del Siglo XX. Touché.

Efectivamente, el decorado de caras del acto de presentación de la candidata Susana nos había trasladado al siglo pasado, con tantas cosas buenas, regulares, malas y malísimas, protagonizadas por quienes ocuparon la fila 0 el 26 de marzo pasado. Allí estaban casi todos, arengando y aplaudiendo a rabiar a Susana en el arranque de su carrera hacia la Moncloa. Porque el objetivo final de la niña del Tardón es ese, llegar a ser la primera presidenta de España, como lo ha sido en Andalucía. La Secretaría General del PSOE es, para ella, una estación más, dirigir el partido, un trámite por el que necesariamente tiene que pasar. Ella seguro que confía en que su futuro Secretario de Organización, posiblemente Máximo Díaz Cano, el hombre en quien pensó en su día Carme Chacón si ganaba a Rubalcaba, sea quien le haga el trabajo orgánico, mientras se ocupa de su carrera a la Moncloa, patrocinada por todos los andaluces que le seguiremos pagando íntegro su sueldo, aunque trabaje a tiempo parcial para la Junta como presidenta.

 

Faltó, por razones obvias, Javier Fernández presidente de Asturias y de la Gestora, una ausencia obligada ante la muy discutida neutralidad del órgano que manda en el PSOE.

 

El partido

Fue, no obstante, una gran puesta en escena la de la candidata Susana Díaz, aunque el mensaje subliminal del acto nos recordara mucho a aquel pecé de la transición en el que la palabra sagrada era el partido; todo por el partido, siempre el partido, por encima de las personas está el partido. Allí, con el salón del Ifema hasta la bola, estaba el partido, el centenario PSOE que fundó Pablo Iglesias Posse, representado por iconos canosos y vivos de estas décadas de democracia, los que cogieron una España magullada y herida por los efectos del  terrorismo y el 23F y supieron, con aciertos y muchos errores, modernizarla. Felipe, Alfonso, Rubalcaba, Zapatero… sin duda hombres de la Historia reciente del siglo XX español que ya están, por méritos propios, en los libros de la Logse.

Faltó, por razones obvias, Javier Fernández presidente de Asturias y de la Gestora, una ausencia obligada ante la muy discutida neutralidad del órgano que manda en el PSOE en esta delicada etapa pre congresual.

El discurso de Susana se escuchó en la versión más mitinera de la lideresa,  un registro muy alejado de su tono habitual en intervenciones en el Parlamento y otros foros.  Era un discurso para la gente de el partido, para recordarles que ella es la heredera universal del tarro de la esencias sevillanas del glorioso tándem Felipe-Alfonso. Susana  sabe tocar como nadie fibras y partes sensibles y lo volvió a hacer una vez más. Quiénes esperaban el discurso de una mujer de Estado se equivocaron, ni tan siquiera hizo referencia a la millonada que lleva tiempo amasando Mariano Rajoy para Cataluña y que tantas repercusiones (negativas) tendrá para el Corredor Mediterráneo andaluz y nuestro desarrollo económico regional.

 

Ni Manolo Chaves ni Pepe Griñán fueron mencionados por una Susana Díaz que les debe, especialmente a ambos, todo lo que ha sido, es y pretende ser en política.

 

Chaves y Griñán, los grandes olvidados

Llamó poderosamente la atención, a la hora de repasar a los nominados directamente por Susana desde la tribuna, la ausencia de dos nombres fundamentales del socialismo español y andaluz  en tanto que ambos han sido presidentes federales del partido. Ni Manolo Chaves ni Pepe Griñán fueron mencionados por una Susana Díaz que les debe, especialmente a ambos, todo lo que ha sido, es y pretende ser en política. Ni siquiera les citó para enviarles un mensaje de ánimo, confiando una vez más en el dictamen final absolutorio de la Justicia, mensaje que no habría  molestado lo más mínimo al auditorio. Todo lo contrario. En la fila 0 estaban sentados los de la puerta de la cárcel de Guadalajara y no pasa nada, sin complejos. Pero ella no quiso dar  un amarillista titular parecido a esto, “Susana Díaz reivindica a Chaves y Griñan en su presentación”.

Manuel Chaves, por ejemplo, ha sido hasta que fue dado de baja en el PSOE el único cordón umbilical con lo que significó Suresnes para ese PSOE que ahora Susana reivindica como  heredera exclusiva. Fue Chaves vicepresidente de Rodriguez Zapatero y al igual que Pepe Griñán, ministros de Trabajo con Felipe; han sido presidentes federales del partido y presidentes de la Junta de Andalucía. Pocos curriculums como esos se encontraban entre los mencionadísimos barones presentes, apóstoles del susanismo de fila 0.

Ignorados sus nombres del guión de la candidata, todo invita a pensar que les consideran contaminados – como a otros socialistas investigados judicialmente-  y sólo mencionarles ya puede suponer un contratiempo para las expectativas de la carrera política de Díaz.

“Hasta el rabo, todo es toro”

Y aunque Susana Díaz haya dado imagen de ir sobrada en su presentación, ella y sus asesores saben que hasta el rabo todo es toro y que quedan muchas semanas de una intensidad antes nunca vivida en el PSOE, ni siquiera cuando Felipe decidió meternos en la OTAN contra sus propias promesas, que como decía el viejo profesor Tierno Galván están para no cumplirlas. Todas las cautelas se toman y los riesgos son medidos por el equipo de Susana para que no resten apoyos, vitales para el recuento final.

Ella quiere ganar, dice que le gusta ganar, pero en esta ocasión necesita vencer y por amplia e indiscutida mayoría. Solo obteniendo Susana una aplastante mayoría sobre Pedro Sánchez podrá sobrevivir el PSOE tal cual lo hemos conocido en estas cuatro décadas, con sus luces y sus sombras, especialmente en el post aznarismo, gestionando la crisis Rodríguez Zapatero. Por cierto, el mismo Zapatero que cuando se llevó a Manolo Chaves a Madrid apostaba por Mar Moreno como la sustituta entonces en la Junta. Hoy el ex presidente es uno de los hooligans más activos del susanismo.

 

Y si ganase Sánchez, pues empezará otra batalla y más fratricida si cabe porque hay barones que anuncian que tirarían la toalla.

 

Agresividad y mala leche

Si la dirigente andaluza logra una pírrica victoria la guerra interna no habrá terminado en el PSOE. Después habrá que elegir candidato/a a la presidencia del gobierno, que esa es otra. Y si ganase Sánchez, pues empezará otra batalla y más cruenta si cabe porque hay barones que anuncian que tirarían la toalla. (Que, llegado el caso, habría que verlos) Estamos viendo tanta agresividad y tales dosis de mala leche en esta lucha  que difícilmente la hallaremos en una contienda convencional entre gentes del PP y del PSOE. Hay una cosa peor que la guerra, una guerra civil entre hermanos. La falsificación de curriculums parece que forma parte de una primera munición a emplear. Ya ha caído la telonera de Cantabria. Les adelanto que en Andalucía ya se han detectado al menos dos casos en Sevilla, próximos a Susana Díaz, que habrían falsificado  sus respectivos CV

¿Lo de Patxi López? pues parece que está bastante anulado o desaparecido por la fuerza del combate a dos, dando pie a rumores que hablan de que acabará apoyando los intereses de Susana. Su propia candidatura, por ejemplo, resta más a Sánchez que a la trianera.  Visto lo visto en Madrid este fin de semana, este vaticinio sobre la candidatura amortiguadora del sanchismo del político vasco tiene bastante lógica, sobre todo tras comprobar que su amigo y paisano Eduardo Madina tendrá un gran peso en la dirección que logre articular, si gana, la Sra. Díaz. Curioso, el mismo Madina al que Díaz combatió en las últimas primarias apoyando a Pedro Sánchez desde Andalucía.

 

Susana necesitaba sentirse en casa y tanta presencia andaluza le ayudó sin duda a elevarse desde la tribuna, provocando rostros en el auditorio de auténtico orgasmo y/o veneración.

 

El PSOE, modelo del 92

Susana, en definitiva, ya ha dejado claro que no quiere ruptura con el partido del pasado, en todo caso una reforma, un lavado de cara, dado que los tiempos han cambiado respecto al lejano y mítico año 92, en pleno esplendor de aquel PSOE que reivindica la mandataria andaluza en su campaña de primarias. Algo en lo que coinciden miles y miles de militantes socialistas, especialmente los procedentes de Andalucía que, dicen, coparon cerca del 35% del aforo madrileño del Ifema.

Susana necesitaba sentirse en casa y tanta presencia andaluza le ayudó sin duda a elevarse desde la tribuna, provocando rostros en el auditorio de auténtico orgasmo y/o veneración. A Pepe Bono solo le faltaba un babero escuchando la arenga vibrante de la nueva estrella socialista. La idea de que Susana gana elecciones ha calado en el partido y también fuera, aunque no sea del todo cierto y ahí están los de Rivera en Andalucía como evidencia de que se ganó, sí, pero gobierna gracias a la derecha liberal gaditana, sector sanluqueño.

 

Si prevalece el espíritu cuartelero del 1 de octubre en Ferraz – pesadilla todas las noches de la militancia- después de las primarias todo seguirá igual pero mucho peor.

 

“Hoy lo hemos petao, Abel”

De ahí que, en algunos momentos y dado ese clima cuasi íntimo y familiar que la rodeó pese a la multitud, se nos antojara su actuación más propia de un escenario del Club de la Comedia que de un acto trascendental para el futuro político de este país. “Hoy lo hemos petao Abel», le decía ante el llenazo a Abel Caballero, ex ministro de Felipe, alcalde de Vigo y quien le está garantizando el apoyo desde la FEMP de los más señalados alcaldes socialistas.

Sin renunciar un ápice a su forma de ser y actuar en política, ni por supuesto  a su propia personalidad cercana y populista, Díaz se vistió de largo y dio arranque formal a la precampaña de primarias. Atrás quedó la muletilla cansina de estos meses «mi prioridad es Andalucía» o aquello otro de «yo estaré donde me ponga mi partido, en la cabeza o en la cola».

De la marcha de la propia campaña de las primarias, del papel imparcial y neutral que sea capaz de desplegar la Gestora durante el proceso, dependerá el resultado final de esta aventura que tiene abierto en canal al socialismo español. Si prevalece el espíritu cuartelero del 1 de octubre en Ferraz – pesadilla todas las noches para muchos militantes- después de las primarias todo seguirá igual pero mucho peor. Resulta paradójico que encabecen esta contienda quienes siendo las cabezas del problema durante estos  dos años, se presentan ahora como la solución de futuro mientras las heridas del golpe de octubre siguen  abiertas y chorreando. Entre otras muchas razones porque para un socialista que vota y no tiene cargo remunerado -la inmensa mayoría de militantes- es difícil comprender que sus dirigentes sean capaces de pactar y ponerse de acuerdo con el PP, con nacionalistas , con Ciudadanos (Susana) o con Podemos, nacionalistas, e IU (Sánchez) y en estos  cinco meses no hayan sido capaces de lograr un pacto entre compañeros para cicatrizar y resolver el conflicto que está destrozando al partido por dentro.

Tras escuchar mitinear una vez más a Susana, oír sus mensajes de siempre, ver sus apoyos presentes (adivinando los ausentes), no parece muy creíble esa mano tendida a la integración de los vencidos si logra ganarle a Pedro Sánchez. Ella va a por todas, cueste lo que cueste y caiga quien tenga que caer y si es Sánchez, pues mejor; se juega su vida en la política, su soñada carrera a la Moncloa que puede verse truncada sino gana con una aplastante contundencia.

Mientras tanto el PSOE se juega su supervivencia como proyecto político en la España del Siglo XXI. Si el PSOE sale de esta reforzado, será una buena noticia para todos. Si sale dividido, puede pasar cualquier cosa, creo que ninguna buena.

 

*Pepe Fernández es Periodista. Editor y Director de Confidencial Andaluz.