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El escrache a la Juez Bolaños

Daniel Alberto Rivera

Ex Director General de Empleo
en la Junta de Andalucía

Imputado por Mercedes Alaya
en el Caso EREs

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 OPINIÓN.-  DANIEL ALBERTO RIVERA .- No se ha dirigido a un miembro del Poder Judicial ningún escrache como el que viene realizando, en virtud de no se sabe qué derecho con minúsculas, El Mundo de Andalucía contra la Jueza Nuñez Bolaños, desde hace unos meses titular del Juzgado número 6 de los de Sevilla.

La decisión que Alaya deje de instruir cualquiera de ‘sus’ macrocausas, especialmente su querido ERE, ha indignado tanto a su gabinete de prensa como a sus acérrimos de todo  pelaje.

Su apartamiento, recordemos, fue avalado por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y ratificado por el Consejo General del Poder Superior, jueces en su mayoría conservadores hartos de tanto posado de la supermodelo. Para adoptar la decisión de sus órganos de gobierno resultó determinante el contenido de su informe (el de la mega) en el cual embestía, con la testuz, a la nueva Jueza titular (según los hooligans de aquella una suerte de okupa).

La jueza Nuñez Bolaños fue acusada por la macroJueza de  incompetencia y además, y entre otras cosas, nos prevenía de futuras prevaricaciones en los procedimientos heredados, en una especie de Minority Report (precrimenes por cometer 1). Conclusión la única sustituta posible de Alaya no podría ser otra que la propia Alaya.

Con eso, Alaya – forever- estarían asegurados otros pocos de años de instrucción haciendo realidad el aserto de que lo importante es el camino, y mientras más demorado mejor, y no el destino. Por supuesto el suyo ante lo indiferente que para la superstar resulta el del resto del reparto, al fin y al cabo figurantes de un relato en el que la estrella del Vanity Fair somete con sus caprichos al resto de miembros de la producción.

Es normal que los responsables de la Justicia la hayan apartado, no solo por la gravedad de sus acusaciones si no por romper toda norma escrita y no escrita en una profesión (la de Juez Penal) que tiene el serio cometido de decidir sobre la vida de personas.

Esa aprehensión y cariño por las causas, con rasgos enfermizos, resultaría preocupante para cualquiera que tenga que enfrentarse a los designios de quien o quienes tiene en sus manos su presente y futuro, poder que debe estar sometido a la ecuanimidad y el apartamiento reflexivo, distante y objetivo.

Salida Alaya de ‘su’ Juzgado (por razones obvias) quedan de guardia los vigilantes de su fe, advirtiendo día a día de los fallos presentes y por venir de la nueva responsable (fieles añorantes que cualquier tiempo pasado, con ella, fue mejor).

Hay una escena en ‘Los Intocables de Elliot Ness” que resume muchas sensaciones. Presente Al Capone en la Sala y consciente Ness -personaje interpretado por Kevin Costner- que Capone compró el Jurado, habla con el Juez y le dice que su nombre está en la lista de ‘adquiridos’ por el mafioso. A pesar que pueda ser o no cierto el Juez, tras pensarlo, decide cambiar al Jurado por otro y abre la puerta a la condena. Después de haber visto la película muchas veces sigo sin saber si el Juez había estado alguna vez en nómina del gánster pero nos reconforta pensar que hiciera (¿por una vez?) lo correcto, sobre todo cuando ya sabemos que el Alcalde, la Policía y prácticamente toda la ciudad y sus instituciones estaban a sueldo de gánster.

¿Podremos saber si Alaya mantuvo la equidistancia necesaria? ¿Cometió algún delito con tal de acusar a algunos presuntos culpables? ¿Qué podría haberla motivado a traspasar la Ley para hacerla cumplir, según su interpretación? ¿Cerró alguna línea de investigación por afectar a personas más o menos ‘allegadas’¿ Preguntas fundamentales para quién ha sido imputado por su parte.

Lo menos que puede esperarse de un/a Juez es que se situé en el punto intermedio entre los extremos. Cuando la política entra en el Juzgado el Derecho sale por la ventana y a lo largo de todo este tiempo hemos visto que los casos mediáticos que ella ha reclamado con insistencia parece que lo ha sido más para justificar sus paseos por la alfombra roja (el camino) que por llegar a una decisión justa (el destino), sobre todo cuando –al final- ella no decide pero puede prejuzgar lo que otros diriman (y mientras que le han prescrito a chorros los presuntos delitos por su demora).

Alaya ha despreciado a sus compañeros, jueces de Sevilla y de Andalucía, ninguneado a la Policía (a la que apartó de los EREs en un ferragosto para entregárselo a la UCO, sus más queridos secuaces, no se sabe a estas altura muy bien porqué) relegado a la Fiscalía Anticorrupción, zaherido a sus superiores y despreciado a las Juezas de apoyo.

Pero eso si el escrache permanente y vigilante desde las páginas de nuestro periódico favorito (El Mundo de Andalucía 2) continúa y seguirá puesto que de lo que se trata es de la fe verdadera (inquisitiva y determinada hace tiempo por la Política popular) que se ha jaleado de emoción cuando lo que habría de tratarse es de lo contrario: lo objetivo, lo real y lo tangible.

Ya escribieron el desenlace. Si el resultado no es el que profetizaron, no aprendices si no brujos especialistas en todas las ramas del Derecho, tendremos (otra) teoría de la conspiración y añoraremos los tiempos pasados, los de las condenas anticipadas, los de las acusaciones infundadas, los de los poderes sometidos por otro Poder que se cree superior y que lo es.

Por el bien de todos esperemos que la Justicia; Alaya no deja de ser una estación de penitencia sevillana; no acabe como el periodismo dEl País: profesionales menos respetables que quienes ejercen la prostitución.