The news is by your side.

El exbotellódromo

CA_Pepe_torrente
Pepe Torrente

Ojalá que tras cerrar el botellódromo de Granada no se traslade la fiesta del viernes por la noche, y la del sábado apenas anochezca, mientras llega o no la primavera, a cada rincón de cada banco pirateado al uso público, para degustar el alcoholote ese que niegan los precios del local de moda.

Ojalá que se cumpla ese deseo, loable y utópico, consistente en que los jóvenes dejen de tener como prioridad al salir en un finde, atiborrarse de mezclas etílicas, refrescadas con el hielo más a mano que haya, a fin de buscar el punto que no les deje en mal lugar entre los suyos.

Ojalá que Paco Cuenca sepa dirigir el tráfico de los meones de turno hacia el educado excusado, y que los ávidos de necesidad por evacuar sin remedio tras el abuso etílico y zascandil, no hallen el retrete de sus excesos en la esquina aquella del barrio, justo en la entrada del bloque cercano, o entre los rosales de la placeta chica, allá donde la oscuridad no permite que se les pueda ver.

Ojalá que la gente, joven o vieja, acuda en tropel a la búsqueda de cultura o deportes el viernes por la noche, a eso de las diez o las once, y que luego sepan dirigir sus ganas hacia el teatro, el cine, o el concierto del barrio, más que hacia la vulgar botellona, tan admirada por los más jóvenes, hambrientos de parecerse a los mayores como van.

Ojalá que el diseñado plan de cierre del botellódromo no sea un mero acto más de la campaña propagandística con la que arrear a Pepe Torres donde más le podía doler.

Ojalá que se cumpla ese tupido deseo de Paco Selfi Cuenca, y de cualquiera, para que, una vez restado de la ciudad el espacio que agrupaba de manera educada y concentrada, el deseo inevitable de beber, bailar y mear juntos, en tropel, se puedan mantener impolutas las vías urbanas, las plazas y los parques escondidos de tal oportuno consuelo liberador de vejiga, de ruidos de infame ruido, al que algunos llaman música, y de tertulias gritonas y ligonas que inundan la paz prevista para el descanso vecinal.

Ojalá que el diseñado plan de cierre del botellódromo no sea un mero acto más de la campaña propagandística con la que arrear a Pepe Torres donde más le podía doler, y que el plan incluya las soluciones reales al problema, que no es de ubicación física del alcoholero y meódromo, sino de costumbres y formas de diversión arraigadas en esta Andalucía nuestra de calle y paseo sin manta.

Ojalá que esa buena intención, ese demostrado idilio entre la buena fe y la esperanza, acabe en nupcias duraderas, para que mañana no nos arrepintamos de todo lo que, al parecer, había que celebrar hoy tras el sepelio del botellódromo, que no del botellón.

Ojalá que esos ramalazos rebeldes de botellocintos chiquititos que se atisban ya hoy en la capital de la Alhambra, no acaben en aquel erial de inmundicias con los que recibía el amanecer a los vecinos de los barrios, no hace tanto… casi antesdeayer. Ojalá.