Juanma Moreno Bonilla no acaba de despegar. Quizás por ello sus más directos asesores se preocuparon cuando no le pusieron todos los honores en un acto del CSIF
Opinión / ANTONIO VARFLORA.- Formar parte de un proyecto periodístico desde su origen tiene gran carga de motivación para un periodista como yo. Siendo un proyecto andaluz, más aún, y si además quien lo pone en marcha es mi buen y gran amigo Pepe Fernández, doblemente grato. Como diría Mª Dolores Pradera: «Si tú me dices ven lo dejo todo…»
Son ya algunos años compartiendo encuentros y desencuentros, idas y venidas y alguna que otra confesión. Aun recuerdo nuestro primer encuentro, que no fue todo lo políticamente correcto que debería haber sido, y no precisamente por mí, pero aquel día se inició una buena amistad que ha venido a sellar muchas de las grandes confidencias que ambos hemos tenido y que por seguro seguiremos teniendo. Amigo serio, leal y sincero. Para mí, el no, sencillamente no existía y aquí me encuentro.
Desde esta Ventana Abierta veremos periódicamente la política andaluza, su trastienda, personas, y personajes. A veces construiremos, pero cuando toque destruir seremos implacables. Es cierto que destruir está al alcance de cualquiera, pero jamás haremos leña del árbol caído, no seremos nosotros quienes lo tiremos. En esta Andalucía nuestra estamos acostumbrados a lo mejor y a lo peor.
Hace unos días nos encontramos en el congreso que en tierras almerienses celebró el sindicato independiente, CSI-F. La presentadora arrancó el acto presentando a los Excelentísimos Señores Juan José Matarí y Luis Rogelio Rodríguez Comendador, y por último dio paso al Señor Don Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente del Partido Popular Andaluz. La jefa de Prensa no salía de su estupor, entró en cólera: «¡Mi jefe no es Señor Don, es Excelentísimo Señor Don…!». Dónde vamos a llegar… El daño ya estaba hecho.
El Sr. D. Juan Manuel Moreno Bonilla se bastó ante la nutrida representación sindical y empresarial para advertir y corregir micrófono en mano que el también era Excmo Sr.D. y más cosas que los que le precedieron en el uso de la palabra ni habían sido ni se lo imaginarían, porque el también había sido Secretario de Estado. Ante estas palabras el silencio y el asombro de los asistentes fue tragicómico. Tal demostración de Modestia no tiene más respuesta que lo dicho por el refranero castellano: «En el pecado llevas la penitencia, Moreno…»