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El nuevo subsidio por desempleo

El caso es que, con cierto retraso sobre lo previsto, el SED ya está aquí. Sustituye a los antiguos PREPARA y PAE.

Voy a contenerme y no hacer bromas con el nombre del nuevo subsidio, SED (acrónimo de subsidio extraordinario por desempleo). Bromas en plan, había sed de que saliera el SED, y otras de aún menos gracia.

El caso es que, con cierto retraso sobre lo previsto, el SED ya está aquí. Sustituye a los antiguos PREPARA y PAE. Como ven, el mundo de la protección por desempleo es un interminable y cambiante juego de siglas. Más fácil, es la ayuda a los parados de larga duración que sustituye a las ayudas para parados de larga duración que acabaron en abril.

 

No es muy novedoso, pues la gran reforma de la protección por desempleo será una siguiente fase, pero mejora lo que ha sido la manera de tratar la atención –económica, me refiero- a los parados de larga duración.

 

La primera ventaja es que se deja atrás todo eso de aprobar decretos leyes cada seis meses y prórrogas, un sinvivir. En su lugar, se modifica la Ley General de la Seguridad Social. Si, exacto, una vez más. El legislador, y más en materia laboral, ha pasado estos años de crisis queriendo solucionarla a base de Boletín Oficial del Estado, adicionando modificaciones legislativas a modificaciones legislativas. Por suerte, en la era de internet nos basta con descargar la versión actualizada de la norma, porque de otra forma y como decía un jurista alemán, dos palabras del legislador convierten en basura bibliotecas jurídicas enteras.

Pues lo dicho, es un subsidio y está en la norma que regula las prestaciones por desempleo. Todo en el mismo sitio, un avance. Y se llama subsidio. Un nombre llamado a desaparecer pronto por las connotaciones un poco negativas que tiene, pero muy entendible.

Esto de las connotaciones negativas de las palabras tiene su gracia, y todo. Durante mucho tiempo el desempleo ha avergonzado a los gobernantes. No así tanto a la oposición porque siempre puede considerar la causa del paro a no gobernar ellos. Me explico, lo que ha avergonzado no es la escandalosa tasa que en muchos momentos se llegó a alcanzar, no. Son las palabras.

Asistí a una conferencia –por compromiso, ya les digo- en la que el ponente contó una anécdota. No me la creí pues era la época en que oradores y políticos, casualmente, habían sido entretenidos en la puerta por una señora imaginaria que les contaba su caso. Caso, que venía como anillo al dedo al debate y les hacía quedar como preocupados. La señora le había dicho, mire, no tengo trabajo pero no soy parada  -¿ah, no? Pensé para mí- Yo soy muy activa, dijo ella, no parada, mi actividad es buscar trabajo.  Si me hubiera encontrado con la tal señora le hubiera dicho: si usted estuviera escalando una montaña sería escaladora, pero como está en el paro, es parada.

 

Con su anécdota, el ponente estaba llamando vagos a los desempleados. Pero así. No puedo encontrar soluciones que mitiguen el problema del paro, pero eso es porque son vagos, están así, parados –se ve que sin moverse, quietos como guerreros de terracota pero en la cola del desempleo- por su culpa.

 

Pues no, en España ha habido muchos parados, y aún los hay, porque no hay empleos suficientes. Habrá muchos vagos, si, pero con tanto paro seguro que alguien dispuesto a trabajar encuentras. De ahí que sea posible ofrecer los sueldos que se ofertan.

Pues bien, el PREPARA en la línea esa, quizás inconsciente, de considerar que ser parado es una cosa así como una enfermedad venérea que hay que ocultar, decidió que no era una ayuda o subsidio a los parados. No, radicalmente no. Era una subvención. Si amigos, sí. Una subvención que se daría a la gente durante unos meses mientras estaban buscando empleo incansablemente. Que si no lo encontraban quedaba la opción de ser emprendedor. Otra expresión mejor que la de autónomo que suena a máquina. Emprendedor. Aunque fuera un kiosko de pipas, lo llamamos emprender. Igual recuerdan, pero durante los años duros de la crisis, con total desparpajo se decía que la solución era que la gente emprendiera. ¿Pero el qué? ¿El camino de la emigración?

Que fuera una subvención hacía que la gente tuviera que declararlo a Hacienda como cuando te beneficiabas del plan VIVE, y un sinfín de trámites. Y todo para que no se vaya nadie a creer que consideramos que los parados, así, con esta denominación merecen comer. También es verdad que la Unión Europea le dijo a España que no más prestaciones por desempleo. En dos minutos, los eurócratas concluyeron que el problema del desempleo español era que no sabían buscar empleo.

 

Si, al estilo de no les den un pez, enséñenles a pescar. Que está muy bien, si, pero si el río no lleva peces, puedo ser un master en pesca pero no tengo peces.

 

Total, que aquí está. Un subsidio extraordinario más fácil de tramitar, y con una duración de seis meses. Ciertamente no es la solución al paro de larga duración, enquistado como secuela de la larga crisis. ¿Cuántos de ese 25% de parados que llevan más de dos años sin trabajo volverán a encontrarlo? Huyamos, escarmentados como estamos, de las soluciones milagro, pero al menos, que si encima no tienes trabajo no te ofendan haciendo que te sientas culpable.