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El órgano de Maese Pérez y la multa de la Junta

Daniel Gutierrez Marin
Daniel Gutiérrez Marín*

La Navidad se acerca y, con ella, regresan al calendario leyendas que parecían estar olvidadas. Una inesperada polémica ha traído hasta las páginas de actualidad al redivivo Maese Pérez, el organista becqueriano del franciscano convento de Santa Inés, un cenobio que se cae a pedazos ante la actitud impasible de la Junta de Andalucía, a pesar de mediar en el asunto una declaración de Interés Cultural desde 1983 y un convenio de rehabilitación incumplido sistemáticamente. El desencuentro que ha rescatado a Maese Pérez enfrenta, aparentemente, a la Junta de Andalucía con las religiosas clarisas, llamadas «monjitas» en una hipérbole de desamparo y abandono. Sin embargo, la lista de actores en liza es más extensa: medios de comunicación, abogados, una fundación, el sector de la restauración de órganos, la Iglesia y el interés por convertir los conventos en hoteles. Tras un enorme revuelo, la realidad es que las hermanas clarisas de Santa Inés aún no han sido sancionadas y que la multa podría quedarse en poco más de 1.000 euros, tal como ocurriera en otros casos conocidos por la opinión pública. Y todo, que esa es la cuestión, por no cumplir con el trámite administrativo que marca la ley.

 

Los hechos: pedir perdón antes que pedir permiso

Tal como relata una información, el pasado 12 de enero se iniciaron los trabajos de restauración del órgano del convento de Santa Inés, conocido por la famosa leyenda de Bécquer sobre el maestro organista, Maese Pérez. La Fundación Alqvimia Musicae se haría cargo de esta restauración, afrontando con todos los gastos que se devengasen del arreglo del aparato musical. Esta fundación, creada por el organista y organero Abraham Martínez, se había comprometido en el arreglo del órgano a cuenta del expreso deseo del fundador. Contra el conflicto de intereses que podría sugerir el asunto –el promotor de la restauración es, al mismo tiempo, el contratado para la reparación-,  los motivos que movieron a Abraham Martínez para convencer a sus patronos de la necesidad de arreglar ese órgano son bien diferentes. «Soy organista gracias a leyenda de Maese Pérez y siempre soñé con tocar el órgano de ese relato», así lo ha declarado el propio músico, quien, movido por una sublimación artística y cultural, ofreció a las hermanas clarisas hacerse cargo de toda la restauración del órgano por un presupuesto total de 150.000 euros, un importe sustancialmente inferior al que se acostumbra tasar este tipo de intervenciones. Diversas fuentes han asegurado que Martínez no ha cobrado nada por su trabajo, si bien hay que pagar las actuaciones finales de carpintería, que se llevarán a cabo por Jorge Anillo.

 

La comisión territorial de patrimonio propuso una desproporcionada sanción de 170.000 euros, de ahí lo escandaloso del asunto.

 

Estos trabajos se iniciaron sin el preceptivo permiso de la Comisión Territorial de Patrimonio, de la Junta de Andalucía, tal como establece la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, en su artículo 45.1. Desde la fundación se asume el error y son conscientes de no haber seguido el cauce marcado por la ley, a pesar de estar en conocimiento de la norma y del procedimiento legal para la restauración de los bienes muebles. Sin embargo, en una actuación en la que estaban dispuestos a pedir perdón antes que pedir permiso, la Fundación Alqvimia Musicae comenzó los trabajos de restauración, con promoción incluida, organizando diversos eventos. Prefirieron asumir el riesgo de una posible sanción antes que pasar por el cauce administrativo que establece la ley, algo de lo que no está exenta ni Cataluña ni el convento de Santa Inés. Si en cualquier caso cabe citar a la recurrente fundación es por el hecho producido desde el pasado mes de octubre.

 

Desde la Delegación Territorial de Cultura, de la Junta de Andalucía, se envió después del verano una inspección «rutinaria» al convento, bien patrimonial protegido. Los técnicos comprobaron, efectivamente, que el órgano no se encontraba en su lugar. Antes de esto, en la delegación ya habían tenido conocimiento de esta ausencia a través de redes sociales, tal como ha declarado el propio delegado territorial de Cultura, José Manuel Girela. Tras confirmar los técnicos que el órgano no se encontraba en su lugar, el pasado 20 de octubre, la abadesa de Santa Inés presentó en el Registro General de la delegación de Cultura un escrito en el que autorizaba a la Fundación Alqvimia Musicae “a realizar los trámites oportunos y presentar los documentos necesarios sobre la restauración del órgano de tubos situado en el bajocoro de la Iglesia”. Pero la infracción ya había sido cometida. La comisión técnica territorial había abierto la instrucción del expediente sancionador, procedimiento que puede ser recurrido y al que pueden presentar cuantas alegaciones se estimen oportunas. La comisión territorial de patrimonio propuso una desproporcionada sanción de 170.000 euros, de ahí lo escandaloso del asunto. Quizá, pueda achacársele al delegado territorial de Cultura, José Manuel Girela, la torpeza de firmar esta propuesta de sanción, que es lo que realmente ha provocado el escándalo y no el hecho de que las religiosas hayan vulnerado lo establecido en la ley.

 

«¿Te imaginas que mañana aparece anunciado el órgano de Maese Pérez en una subasta de Sotheby’s? Sería un escándalo porque se estaría vendiendo patrimonio de todos los andaluces»

 

Situación regularizada

Tal como ha confirmado el propio Girela, la comisión de patrimonio procedió a regularizar la situación del órgano de Santa Inés, aprobando el pasado miércoles la propuesta de restauración y las actuaciones que se han llevado a cabo hasta ahora. «Desde la Delegación Territorial de Cultura hemos ayudado a las religiosas a ponerse al día con este asunto», ha asegurado Girela, quien ha negado de manera directa que haya intención alguna de perjudicar a las hermanas clarisas.

 

No obstante, regularizar la situación no supone evitar la sanción. «¿Te imaginas que mañana aparece anunciado el órgano de Maese Pérez en una subasta de Sotheby’s? Sería un escándalo porque se estaría vendiendo patrimonio de todos los andaluces», ha sido el ejemplo usado por el delegado territorial de cultura. A continuación de esto, Girela sugería, en la misma llamada telefónica, que la sanción será mucho menor que la propuesta inicialmente. «Hay casos muy conocidos que comienzan con una sanción muy llamativa pero que termina siendo simbólica», refiriéndose a la cantidad que finalmente impondrá la comisión técnica de patrimonio a las hermanas clarisas por haberse saltado la ley.

 

¿Por qué actuaron así las religiosas de Santa Inés?

Es la gran pregunta que, de momento, no han contestado las hermanas clarisas, remitiendo cualquier duda al abogado Joaquín Moeckel, quien se ha ofrecido a defenderlas en este asunto. «Se ha ofrecido él», ha asegurado la madre superiora del convento contra lo que se ha publicado hasta ahora. Otro fuente así lo confirma: «Moeckel está en este asunto desde el minuto uno que tuvo conocimiento del asunto». El abogado sevillano ha dado orden expresa a todas las partes implicadas para que no contesten preguntas de los periodistas. Así lo han expresado desde la Fundación Alqvimia Musicae, el propio organista Abraham Martínez y la madre superiora de Santa Inés.

 

Abraham Martínez y la Fundación Alqvimia Musicae sabían que actuaban al margen de la ley pero el argumento que los movía, además de la buena voluntad y la urgencia de la reparación, alude al supuesto monopolio que ejerce una empresa sobre el arreglo y mantenimiento de órganos musicales, tal como ha expresado el propio organero.

 

Sin embargo, atando cabos, una posible explicación de por qué las hermanas clarisas actuaron de este modo podría ser el hecho de estar ajenas al conflicto de intereses que mantienen algunas de las partes. Ellas solo querían restaurar su órgano al menor coste posible. Es decir, que quienes menos pintarían en este asunto son las desgraciadas monjas, quienes finalmente soportarán la sanción por una imprudencia administrativa. Abraham Martínez y la Fundación Alqvimia Musicae sabían que actuaban al margen de la ley pero el argumento que los movía, además de la buena voluntad y la urgencia de la reparación, alude al supuesto monopolio que ejerce una empresa sobre el arreglo y mantenimiento de órganos musicales, tal como ha expresado el propio organero. Esta hipótesis se fundamenta en la postura del organista de la Catedral de Sevilla, José Enrique Ayarra, desaconsejó a las religiosas poner el instrumento de Maese Pérez en manos de Abraham Martínez y que lo confiasen a esta empresa, a pesar de que el importe era muy superior. Ante el temor de que el cauce legal obligase a poner el órgano en manos de la empresa concertada, fundación y organista podrían haber decidido actuar por cuenta propia. Hasta el momento, ni el Arzobispado de Sevilla ni la Delegación Territorial de Cultura de la Junta de Andalucía se han posicionado sobre este asunto.

 

Un convento que se cae a pedazos

El cóctel molotov sobre el órgano de Maese Pérez incluye otro ingrediente envenenado: la dejadez que la Junta de Andalucía ejerce sobre un Bien de Interés Cultural y el acuerdo firmado con las religiosas para la restauración del convento. «Preferimos actuar ante la dejadez», ha asegurado Abraham Martínez. Lo cierto es que el convento se cae a pedazos ante la impasibilidad del Arzobispado de Sevilla, quien aplica una política de autofinanciación de bienes a cada entidad, sea parroquia, hermandad u orden religiosa, y el abandono reiterado de la Administración Pública. Este asunto ha sido mezclado de manera interesada con el arreglo del órgano de Santa Inés. «Esto no se va a quedar aquí –aseguran algunas de las partes-, habrá más denuncias públicas y la Junta tendrá que responder a sus incumplimientos».

 

El estado ruinoso de la mayoría de los conventos de clausura y el descenso de las vocaciones religiosas  ha atraído la mirada del sector turístico: bienes patrimoniales con varios siglos que podrían transformarse en lujos establecimientos hoteleros, un aspecto en el que la Administración y la Iglesia están deseando estrecharse las manos para alcanzar un acuerdo, evitando escándalo entre la opinión pública.

 

*Daniel Gutiérrez Marín es Periodista.

@LepetitMarin