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El Proceso de Roberto M.

Exigimos a UGT-A que retire inmediatamente la querella contra una persona honesta y honrada como Roberto Macías que, al igual que Josef K, “sin haber hecho nada malo, una mañana fue detenido".

 

«Alguien debió de haber calumniado a Josef K., porque sin haber hecho nada malo, una mañana fue detenido«

 

Así comienza la magistral obra de Franz Kafka, “El Proceso”, en la que se narra la odisea de Josef K. cuando le comunican el inicio de un proceso criminal contra él. A partir de aquí se sucede una auténtica pesadilla para K. en la que se tiene que enfrentar a todo el aparato del Estado, intentando defenderse de no se sabe qué, y contra un complejo aparato burocrático formado por jueces, abogados, funcionarios, policía, etc., intentando comprender los recovecos de la maquinaria del Estado que arremete contra él y sucumbiendo a toda esa burocracia que cae sobre su persona, con la indefensión de un individuo que se enfrenta a todo un sistema corrupto.

De la misma manera que Josef K, Roberto Macías –Roberto M.–, “sin haber hecho nada malo”, como bien indica la novela de Kafka, se está viendo envuelto en una horrible pesadilla desde que UGT-A arremetiera contra él, solicitando una pena de 4 años y 60.000 euros de indemnización, “por daños morales”. En este proceso infernal le lleva de una ventanilla a otra, con continuas citaciones, comparecencias ante jueces y fiscales y tratando de contrarrestar peritajes que mienten descaradamente. UGT-A, que forma parte de este sistema, usa el legalismo para introducir a Roberto M. en el laberinto burocrático para desgastarle, para agotar sus recursos y su integridad para, por un lado, doblegar su fortaleza moral y, por otro, presentarlo como una acción ejemplarizante para disuadir a otros trabajadores honrados, otros alertadores, para que no osen atentar contra su modelo sindical, basado en la defensa de su propio patrimonio antes que en la defensa de los trabajadores.

Pero no quiero pararme solamente en la defensa de Roberto como persona íntegra y necesaria para la defensa de una sociedad libre de corrupción. Existen muchos Josef K. no solo en España sino también dispersos por todo el mundo. Y es que ya conocemos múltiples casos en España, como el del militar Luis Gonzalo Segura, denunciando la corrupción en el Ejército, o el de Ana Garrido, por su esencial testificación en el caso Gürtel, por poner solo algunos de los ejemplos más conocidos. También existen casos más mediáticos a nivel internacional como el de Julian Assange o Bradley/Chelsea Manning.

Y es que el capitalismo se está desmoronando por momentos. Cada vez son más las sucesivas crisis económicas que, lejos de superarse, están provocando continuas crisis políticas. Ahí tenemos el caso más claro de Latinoamérica –incluso en países política y económicamente aparentemente estables como Chile– en el que medidas económicas contrarias al pueblo trabajador están provocando medidas represoras por parte de sus respectivos gobiernos como respuesta a las huelgas y movilizaciones, pues este sistema en descomposición ya no puede ofrecer nada a los trabajadores y, a medida que se profundiza en la crisis económica, más sale a flote la metástasis de la corrupción política.

En Europa, la respuesta política a la crisis económica se está manifestando de manera similar, con un auge progresivo de la extrema derecha, ultranacionalista, con un viraje hacia el fascismo de sus gobiernos. Ahí tenemos los ejemplos de Italia, Hungría, Polonia, Austria, Alemania o, recientemente, de España.

En el caso de España, la crisis económica de 2008 pudo ser respondida –de alguna manera y por decir algo–, con unas medidas políticas destinadas al rescate de la banca, regalando unos 60.000 millones de euros. Y decimos “regalando” pues hemos podido conocer recientemente que, de los 65.000 millones “prestados” a la banca, solo han podido recuperarse aproximadamente 5.000 millones de ellos. Las familias, a su vez, pudieron hacerle frente a la crisis gracias al sostén de los pensionistas, haciendo de pilar económico para muchas de estas familias en las que una gran mayoría de sus miembros (y en algunos casos, todos ellos) estaban en paro. Sin embargo, esta quiebra económica, lejos de superarse, ha hundido más sus raíces, pero ya sin la cobertura de ese colchón social.

En Andalucía, la profunda crisis económica fue abordada por la Junta de Andalucía mediante la subvención a una ingente cantidad de empresas para que pudieran ejecutar ERE, usando fraudulentamente, según la justicia, fondos públicos para dar ayudas a los afectados de esos despidos colectivos. Pero, para poder llevar a cabo esta medida política, aparecen como colaboradores necesarios los sindicatos UGT y CCOO. La labor de estos sindicatos ha sido, como poco, la de dirigir a los trabajadores al matadero laboral (el despido) de manera “pacífica”, sin conflicto alguno, sin ninguna movilización y de manera ordenada, asumiendo la pérdida de su puesto de trabajo a cambio de unas míseras ayudas que nada han solucionado sus vidas a la larga; y más aún con la nueva crisis económica que se avecina. A cambio, estos sindicatos accedían a la gestión de cursos de formación, precisamente, para esos parados. A tenor de las múltiples causas abiertas, parece que, en algunos casos, se usaron esas ayudas a la formación de manera fraudulenta. Y precisamente Roberto M. ejerció como testigo de esta forma de proceder en la causa abierta contra UGT-A.

Por lo tanto, tenemos a los sindicatos UGT y CCOO formando parte activa de esta trama. Que alertadores de la corrupción como Roberto denuncien estas irregularidades no es sino un torpedo a la línea de flotación de unas organizaciones incrustadas en el sistema, que mantienen sus estructuras en base a conducir a los trabajadores al paro a cambio de prebendas.

Así transcurrieron los peores años de la crisis en Andalucía: destruyendo tejido industrial y puestos de trabajo, con UGT y CCOO haciendo de agente desmovilizador y aplacando cualquier posible conflicto en la clase obrera andaluza. Y este que les escribe, que tiene ascendencia asturiana de la cuenca minera del Nalón, ya sabe a lo que condujo esta forma de proceder en los años 80, con un siniestro personaje de UGT como José Ángel Fernández Villa, también implicado –¡Qué casualidad! – en casos de corrupción, enriqueciéndose supuestamente durante años a costa de los trabajadores de Asturias. Ya sabemos cómo ha quedado el panorama en la cuenca del Nalón: minas de carbón cerradas definitivamente, el sector del Metal en proceso de desmantelación (Duro Felguera o, recientemente, la empresa Vesuvius), etc. Ese es el panorama que ha dejado la mal llamada “Reconversión Industrial”: a día de hoy, Langreo y Mieres han quedado como un páramo industrial sin ningún futuro laboral para las nuevas generaciones, más allá del exilio forzoso.

Y ahora, en puertas de una nueva crisis económica, poco margen queda para aplacar a una clase trabajadora cada vez más desesperada y empobrecida por un sistema que se tambalea. Pero, aunque el sistema esté quebrado y en descomposición, aún colea y se resiste a caer. Es por ello que se recrudece su virulencia contra el que intente acabar con él como hace la bestia herida y acorralada cuando es asediada. Pero en su afán de aparecer más fuerte y temible de lo que es, lo que demuestra es su debilidad en su desesperación por resistirse al inevitable final. Final que no llegará a no ser que se le dé su puntilla definitiva. Y esto no es posible con una suma de luchas individuales si no mediante una acción coordinada y organizada.

Y es que no es una cuestión exclusiva de personas individuales que se enfrentan a toda la maquinaria del Estado. Es, más bien, la maquinaria estatal la que se enfrenta a todo aquel que ose hacer tambalear el sistema. Sistema que ya no puede sostenerse, que ha entrado en una profunda crisis económica y política pero que aún se sirve de mecanismos para apuntalar el edificio en ruinas en el que se ha convertido.

Es necesario solidarizarse con los Josef K, personalizados en gente como Roberto Macías, que se enfrentan solos a toda la maquinaria del sistema, pero sería un error mayúsculo y una irresponsabilidad limitar nuestra acción aislando el problema, en el ejemplo que nos ocupa, como un asunto entre UGT-A y Roberto. Debemos ir un paso más allá, pues esta es una lucha entre los que quieren sostener un edificio en ruinas contra los que ven necesario derribarlo, porque ya no es habitable, y construir uno nuevo.

No es cuestión de hacer solamente un llamamiento solidario a que personas individuales, colectivos y organizaciones de todo tipo apoyemos a los alertadores de corrupción, solidarizándonos con Roberto y, a continuación, con el siguiente denunciante, como si de una feria itinerante se tratara, que va de pueblo en pueblo. Si bien, en esa lucha, en ese acto voluntarioso, el pueblo aprende y se impregna de las experiencias de las propias luchas, la ilusión se desvanece una vez que el circo abandona la ciudad, dejando no solo un páramo desangelado, sino una tristeza y un vacío del que cuesta recuperarse. Debemos enfocar ese vacío y la añoranza de la experiencia vivida en crear las condiciones para que vuelva esa ilusión de nuevo a nosotros; analizar las condiciones objetivas, desarrollar las subjetivas y no cejar en el empeño para hacer entender que no basta con remendar la fachada de un edificio en ruinas cuando el daño es estructural. Es necesario hacer entender que si UGT-A arremete contra Roberto, la cúpula militar contra Luis Gonzalo Segura o todo un partido político como el PP contra Ana Garrido, es porque éstos cuestionan y desnudan la corrupción de un sistema en descomposición. Estos casos son solo las manifestaciones de un problema estructural. En el caso concreto de UGT-A, éste necesita que no decaiga el sistema que él mismo parasita y es, por ello, por lo que arremete contra Roberto.

Como consecuencia de todo lo anterior, resurge con fuerza la necesidad de una lucha organizada, consciente, en la que todos los medios se deben poner al servicio de la superación de este sistema. Por eso, hacemos un llamamiento al pueblo trabajador a organizarse para afrontar el derribo de un sistema corrupto y sustituirlo por uno que satisfaga nuestras necesidades como trabajadores. Pero, en este momento concreto, no debemos mirar hacia otro lado en la cuestión individual de Roberto Macías y, por ello, exigimos a UGT-A que retire inmediatamente la querella contra una persona honesta y honrada como Roberto que, al igual que Josef K, “sin haber hecho nada malo, una mañana fue detenido«.