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El PSOE no necesita a Susana en Madrid

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Ramón Triviño Barros *

El puente de la Constitución ha servido, supongo que entre otras cosas, para otear con sosiego el agitado panorama político y especialmente el que incumbe al Partido Socialista (PSOE). La conclusión de la reflexión realizada se dirige a buscar la solución a un conflicto interno que cada día que pasa se antoja más enervado. El tiempo está jugando un papel inverso al deseado por la Comisión Gestora del PSOE.

Las diferencias entre el aparato de Ferraz y la voluntad de la militancia y los votantes se agrandan cada día y sus aspiraciones recorren caminos contrapuestos. Hace años que los analistas próximos a la izquierda vienen hablando de la imperiosa necesidad de que el PSOE emprenda el camino de la regeneración que sin lugar a dudas no puede venir de una estructura apolillada que no está en condiciones de generar un proceso revitalizador.

 

Las diferencias entre el aparato de Ferraz y la voluntad de la militancia y los votantes se agrandan cada día y sus aspiraciones recorren caminos contrapuestos.

 

En estas mismas fechas hemos podido asistir a nuevas escenas del enfrentamiento entre los dos aspirantes, aún no declarados, para hacerse con las riendas del poder en el seno del Partido Socialista. De una parte Susana Díaz, la sultana, como la llaman sus detractores, que sigue cosiendo sin hilo y que juega a amagar, mientras que trata de captar adeptos entre los otrora partidarios de Pedro Sánchez.

Un juego que no le beneficia, a pesar del descarado apoyo de la gestora que preside Javier Fernández y que ha emprendido sin saber hasta dónde llega su propia altura. No es lo mismo manejarse en Andalucía, por otra parte, una comunidad determinante para el PSOE y todo el conjunto de España, que dar el salto a Madrid, donde no contará con sus actuales resortes de poder ni con el coro de los que la halagan sin cesar y que la pueden equivocar respecto a su futuro personal y a su propia estatura, que ni ella misma conoce.

Un ejemplo de su errónea política para trasladar su imagen de mujer de Estado al conjunto de los ciudadanos lo encontramos en el acto celebrado el pasado viernes día 9 en la Agrupación Socialista de Umbrete (Sevilla) en el que el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, auguró que la presidenta de la Junta de Andalucía va a acabar «mandando» en el PSOE en los próximos meses. Y aseguró que, tras muchas conversaciones y encuentros, estaba convencido de que “los dioses del socialismo y de la política la cubren con un manto más poderoso del que la cubrían hace un año».

 

Un ejemplo de su errónea política para trasladar su imagen de mujer de Estado al conjunto de los ciudadanos lo encontramos en el acto celebrado el pasado viernes día 9 en la Agrupación Socialista de Umbrete (Sevilla) 

 

Lambán remató su particular exaltación del culto a la personalidad añadiendo que hay pocas personas en este país y en el PSOE que tengan la «capacidad de empatía» que tiene Susana Díaz, algo fundamental a la hora de ejercer el liderazgo, según Lambán. Y recalcó que el PSOE necesita un liderazgo «incluyente» y «fuerte», capaz de retomar el camino. Y añadió que la presidenta de la Junta va a ser requerida en los próximos meses «para parar, templar y mandar» y que «con la ayuda de todos nosotros» va a acabar mandando.

En consecuencia, el símil taurino de Lambán viene a poner de manifiesto que el Susanismo significa todo lo contrario de lo que demandan, no sólo la militancia del PSOE sino también la inmensa mayoría de los votantes de las históricas siglas. En consecuencia, el PSOE no necesita para nada la fórmula que representa la sultana y que según las encuestas gusta mayoritariamente a la derechona.

La alternativa, de momento, parece encarnarse en la figura de Pedro Sánchez Castejón, quien reapareció durante el citado puente en Asturias, donde volvió a reclamar un PSOE más democrático, unido y enfrentado al PP. Aunque el problema de Sánchez, o el de su futuro, está también en su falta de decisión para anunciar su candidatura a la secretaría general y a las hitopéticas primarias, cada día más cuestionadas por el aparato.

 

El PSOE no necesita para nada la fórmula que representa la sultana y que según las encuestas gusta mayoritariamente a la derechona.

 

Una sensación que se extiende como mancha de aceite, junto a la impresión de la carencia de un proyecto político definido, a pesar de lo cual es incuestionable a día de hoy con quién está la militancia y el electorado socialista.

En cualquier caso habrá que estar atentos a los posibles nuevos liderazgos, que aporten savia nueva o a aquellas propuestas programáticas que dibujen bien las soluciones a los problemas que tiene planteados la socialdemocracia, pero esencialmente, el conjunto de los ciudadanos.

 

* Ramón Triviño es Periodista