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El PSOE solo ha ganado una batalla, no la guerra

Francisco Rubiales
Francisco Rubiales

La victoria obtenida por los rebeldes del PSOE es parcial y solo se consolidará si la gestionan correctamente, en beneficio de España. Pedro Sánchez, que intentará hacerse de nuevo con el control del partido, al igual que el Cid Campeador, puede vencer después de muerto.
Si los socialistas ganadores no utilizan su victoria para regenerar el partido y la política española, pueden ser derrotados en un futuro no lejano por un Pedro Sánchez que no está muerto sino gravemente herido y que intentará regresar, apoyado por los militantes, si los nuevos líderes fracasan.

La derrota de Pedro Sánchez ha cortado en seco un camino irracional y dañino para el PSOE y para España, que dividía al socialismo en dos bandos y que condenaba a España a padecer un gobierno de destrucción y locura, integrado por independentistas cargados de odio a la nación y por comunistas y totalitarios disfrazados de populistas y demócratas.

Pero si los vencedores de ayer no gestionan su victoria con inteligencia y lucidez, abriendo el camino de la regeneración y forzando al PP a gobernar España de otra manera, con más democracia, justicia y limpieza, Pedro Sánchez volverá para ganar y hacerse con el control del maltrecho socialismo español.

Permitir, sin más, que Rajoy gobierne de nuevo, sin obligarle a cambiar el lamentable rumbo de su gobierno, seria un error que abriría las puertas al regreso de Sánchez y de la radicalización del socialismo español.

Una vez defenestrado el enloquecido secretario general, el paso siguiente debe ser negociar una abstención que permita que España cuente con un gobierno, pero no a cambio de nada sino sujeto a cambios que lo orienten hacia la regeneración y una política más justa y decente.

Permitir, sin más, que Rajoy gobierne de nuevo, sin obligarle a cambiar el lamentable rumbo de su gobierno, seria un error que abriría las puertas al regreso de Sánchez y de la radicalización del socialismo español, que caería en manos de Podemos y de la locura.

Los nuevos dirigentes socialistas tienen que imponer a Rajoy cambios regeneradores y avances sociales, como mínimo los que estaban incluidos en el pacto de regeneracion que impuso Ciudadanos.

Si Susana Diaz y sus rebeldes no entienden que lo que han obtenido no es la victoria definitiva sino algo de tiempo para regenerarse ellos y el país, su triunfo se tornará en derrota.

La crisis terrible que todavía envuelve al PSOE no ha terminado y solo es un capítulo más de una larga y triste lista de errores y traiciones a la justicia, a la democracia, al verdadero socialismo y a España. El espectáculo de ayer en la calle Ferraz, con militantes mitineros convocados para que insultaraan a los dirigentes rebeldes, fue bochornoso y reflejo de la pérdida inmensa de dignidad y decencia padecida por el PSOE en las últimas décadas, la consecuencia lógica de la corrupción, del abandono de la democracia y de haber acostumbrado al partido a cometer el peor de los pecados en democracia, que es anteponer los intereses propios al bien común.

Si Susana Diaz y sus rebeldes no entienden que lo que han obtenido no es la victoria definitiva sino algo de tiempo para regenerarse ellos y el país, su triunfo se tornará en derrota porque los adversarios, capitaneados por Pedro Sánchez, arropado por los derrotados y por la militancia más contaminada y radicalizada, están al acecho para regresar al amparo de los errores del adversario.

La crisis reciente ha sido de una dureza extrema y, como todas las guerras civiles, dejan profundas heridas difíciles de cicatrizar. Los vencedores tendrán también que curarlas y lograr que los españoles olviden pronto la vergüenza de contemplar la vergonzante trifulca, ambiciosa y sin estilo ni grandeza, de los socialistas.

 

 

* Francisco Rubiales es Periodista.