The news is by your side.

El que esté libre, que tire la primera piedra

philip-marlowe_Salvador_Gata
Salvador Gata*

Hace unos días hemos asistido a un luctuoso acontecimiento, la muerte de Miguel Blesa. Algunos lo han vivido sin duda con cierto regocijo y otros, entre los que me encuentro con tristeza y mucha rabia por lo injusto de estas situaciones.

Es cierto que, a primera vista, la actuación de esta persona parece ciertamente cuestionable, no es solo la ruinosa gestión de Caja Madrid, o el uso de las tarjetas black, sino toda una serie de actuaciones tendentes a premiar a los directivos que llevaron a esta entidad financiera a la quiebra y al enriquecimiento propio.

No faltan los fariseos que acuden puntualmente a las entradas y salidas de los juzgados para abroncar, insultar, amenazar e incluso agredir a cualquier personaje que tenga la desdicha de verse sometido a ese calvario (escarnio público).

Voces de ladrón, canalla, insultos de todo tipo ponen banda sonora a esta teatralización de la justicia.

Los actores principales asumen su papel con resignación y los “artistas” invitados lo interpretan con furia y vehemencia. Cualquiera diría que echamos de menos las lapidaciones, los linchamientos y las ordalías (juicios divinos).

 

No faltan los fariseos que acuden puntualmente a las entradas y salidas de los juzgados para abroncar, insultar, amenazar e incluso agredir a cualquier personaje que tenga la desdicha de verse sometido a ese calvario.

 

De los actores principales conocemos todos sus datos y antecedentes, sus vida y milagros, familia, bienes y posesiones, y nos ilustran con una amplia relación de fechorías, ciertas o inventadas, probadas o supuestas.  Los intrépidos reporteros se apostan en sus domicilios, en las escuelas de sus hijos, en la peluquería de sus mujeres, y por supuesto en las entradas a los calabozos y a los juzgados. Nos ofrecen las mil caras de los malhechores y se regodean en la humillación de los sometidos a estos procesos.

Sin embargo, de los actores invitados, todos esos voceros, insultadores, aplaudidores, amenazadores, supuestas víctimas, apenas vemos sus caras descompuestas por la ira y la indignación, sus manos agitándose en violentos gestos de amenaza o golpeando al preso o al vehículo en el que es trasladado.

Si, Miguel Blesa y otros muchos han cometido errores, incluso podríamos aventurar que han delinquido. Han cobrado comisiones, han eludido sus responsabilidades con el fisco, han usado y abusado de su situación de privilegio para colocar o enriquecer a sus amigos y familiares… todo eso y más puede que sea cierto.

 

Reconozco entre esos justicieros a Juan, un peluquero. Si la persona a la que llevo años visitando para cortarme el pelo.

 

¿Pero, y los insultadores? ¿Quiénes son? ¿Que hacen en la puerta de los juzgados en días laborales y desde primeras horas de mañana?

Reconozco entre esos justicieros a Juan, un peluquero. Si la persona a la que llevo años visitando para cortarme el pelo, pues soy de costumbres y no me gusta arriesgar con mi aspecto. Juan, lleva más de treinta años regentando su pequeño comercio de peluquería de caballeros. Solo abre a partir de las seis de la tarde y nunca sábados y domingo. Durante el día tiene otro trabajo por cuenta ajena por el que debe cobrar poco más de salario mínimo interprofesional. Esto hace que tenga acceso a todo tipo de ayudas, becas, viviendas VPO, etc, etc. Como es lógico su declaración de la renta le sale siempre a devolver.

Pero, ¿qué pasa con su negocio? No recuerdo haber solicitado ni obtenido factura alguna por los servicios que recibo, siempre pago en metálico (doce euritos de vellón) y casi siempre, por no decir siempre he de llamar con cierta antelación pues, al ser un buen “estilista” tiene una buena clientela y tiene todas las horas cubiertas. Pago en metálico, pero no obtengo factura. No hay IVA. Lo curioso es que este negocio no está dado de alta, no tiene licencia de apertura (de ahí las horas en las que se abre), por tanto no cotiza y el dinero que este hombre (un buen hombre por cierto) gana y no declara, podemos decir con total certidumbre que es “Dinero Negro”.

Con ocasión de una pequeña reforma en mi casa, contacté con un profesional de la construcción Antonio (un albañil). El presupuesto es a elegir, con IVA o sin IVA. Y los materiales los ponía él. Por curiosidad me acerqué al centro distribuidor de materiales de construcción para tener una idea del precio real de estos materiales. Y cuál fue mi sorpresa, este albañil exigía a este centro distribuidor una comisión del 20% sobre el precio que finalmente me iba a cobrar a mí. Es decir, me cobraba una cantidad considerablemente superior al precio real abonado por él. Ante esta confidencia por parte de este almacén de construcción, su responsable me confesó amargamente que esto es la práctica habitual de todo el gremio de la construcción que, o bien accedía a este chantaje o, de lo contario no les compraban ningún material.

 

Y también vi entre estos justicieros al jefe del taller donde llevo mi maltrecho utilitario para subsanar las inevitables averías propias del uso y del tiempo. La factura, ¿con IVA o sin IVA?…

 

Si, reconocí a Antonio entre esos insultadores voceros que esperan a las puertas de los juzgados a los presuntos corruptos acusados de haber exigido comisiones a los empresarios ricos para concederles contratos de obras o servicios.

Y también vi entre estos justicieros al jefe del taller donde llevo mi maltrecho utilitario para subsanar las inevitables averías propias del uso y del tiempo. La factura, ¿con IVA o sin IVA?…

Y a ese vecino, que lleva años cobrando una paga por invalidez (tuvo un accidente de trabajo, quizá un esguince de pestaña) y que es acreedor de todo tipo de ayudas y subvenciones pero que no duda en “ayudar” a su cuñado, y al amigo de este y al que se tercie para recolectar la aceituna en octubre, la fruta en primavera, trapichea revendiendo jamones y ofrece seguros de distintas compañías… todo en la más absoluta clandestinidad. Como no podía ser menos, su mujer hace exactamente lo mismo…

Y si miró más detenidamente las caras de esos falsos indignados, insultadores profesionales, seguro que encuentro a todo tipo de profesionales liberales que trabajan en negro. Pero también podríamos encontrar a esos magistrados que tan pulcros son de la legalidad vigente pero que no declaran las clases particulares que da a sus alumnos para “ayudarles” a preparar sus oposiciones, que son contratados por los mejores bufetes de abogados para dar conferencias (muy bien remuneradas, por cierto) y que no dudan en abandonar su puesto funcionarial en cuanto algún poderoso les ofrece la posibilidad de incorporarse a su selecto grupo de asesores…

Yo no creo en dios, ni creo en Jesús, pero sí creo en sus palabras…”El que esté libre de culpa que tire la primera piedra”

 

*Salvador Gata.

(Seudónimo por razones profesionales).