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El secuestro de Andalucía

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Caty León

Los actos instituciones del Día de Andalucía que se están celebrando ahora mismo mientras escribo esto (debo ser casi la única persona que los sigue con detalle en la televisión mientras el pueblo andaluz disfruta del buen tiempo en la calle), certifican que Andalucía no existe. Canal Sur se encarga de poner voz e imagen al discurso del Presidente del Parlamento, a las entrevistas a los diferentes portavoces políticos y a una tertulia de periodistas moderada por Carlos María Ruiz. En todos estos frentes el mensaje es el mismo: Qué pasa en España, qué hacemos con Cataluña.

El papel de Andalucía en la reflexión de su día es tan residual que todos están tácitamente de acuerdo. Sean del partido que sean. No es cosa partidaria, pues, sino estructural, esta evidencia de que la comunidad más poblada y extensa del país no existe sino como apéndice molesto. Sus malas cifras en todos o casi todos los indicadores son una rémora que nadie quiere mirar de frente. Somos el sur del sur. Y no tenemos arreglo, piensan por ahí arriba.

Andalucía está secuestrada porque los medios de comunicación no representan aquí el cuarto poder, y, por tanto, no cumplen con su función de informar objetivamente y de criticar lo criticable. Y no hablamos solo de Canal Sur, que también.

Resulta por demás sintomático que en la mesa de la tertulia de la televisión autonómica no se hable de los problemas de Andalucía ni de sus logros, más allá de los típicos tópicos que dicen que tenemos un gran potencial, que somos muchos y muy buenos, que estamos llamados a conquistar la gloria. El debate (mínimo) se centra en España y en la situación de des-gobierno, en los pactos y, cómo no, en Cataluña y el federalismo. Alguien dijo una vez en frase más larga que nadie pensaba en Andalucía y, desde luego, no piensan en ella ni los políticos, ni los medios de comunicación, ni, como consecuencia de ello, los propios ciudadanos.

Andalucía está secuestrada porque hay un único partido en el poder desde hace décadas que no es capaz de resolver con verdadera eficacia sus dificultades y que anda siempre al albur de cargar a otros la responsabilidad. Andalucía está secuestrada porque la oposición, que antes era básicamente el Partido Popular, no ha sido capaz de vertebrar una alternativa sólida que ofrezca la ilusión necesaria a los andaluces para cambiar el sentido de su voto mayoritario. Está secuestrada porque los nuevos partidos no creen en Andalucía y se mueven con medias tintas, oponiéndose más al gobierno central que al autonómico.

El Día de Andalucía certifica la invisibilidad de un proyecto político que no ha cuajado más allá de lo puramente administrativo.

Pero hay más: Andalucía está secuestrada porque los medios de comunicación no representan aquí el cuarto poder, y, por tanto, no cumplen con su función de informar objetivamente y de criticar lo criticable. Y no hablamos solo de Canal Sur, que también.

El secuestro de Andalucía tiene que ver, no lo olvidemos, con la ausencia de sociedad civil, más ocupada en asociaciones cofradieras, folklóricas o vecinales, que viven al amparo del poder, el único que han conocido. El secuestro de Andalucía tiene que ver con las diferencias provinciales que se han aventado, en lugar de matizarse con la autonomía. Hay ocho Andalucías y todas ellas secuestran a la única Andalucía que debía existir.

El Día de Andalucía certifica la invisibilidad de un proyecto político que no ha cuajado más allá de lo puramente administrativo. Ahí si hay tela que cortar. Organigrama puramente andaluz. Andalucía es la Junta de Andalucía y la Junta es el PSOE. Y no hay más. Bueno sí. Un día festivo en el calendario. Andalucía no es un sentimiento y, si lo es, ese sentimiento cabe en el BOJA.