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El silencio de los corderos

Benito Fernandez
Benito Fernández

Decía un hermoso poema de Pablo Neruda aquello de “me gustas cuando callas porque estás como ausente” y, dadas las circunstancias actuales que rodean el cacao maravillao de la política española en el que nos metimos el pasado 20 de diciembre, le aconsejaría a algunos (y algunas) que mejor mantuvieran la boca cerrada para evitar que entraran no moscas, sino escorpiones y víboras como revelaban gráficamente los bocadillos de las historietas de Mortadelo y Filemón. Nuestra querida presidenta y presunta futura lideresa socialistas, Susana Díaz, está demostrando que no da puntada sin hilo y que, fiel a su trayectoria política, sabe que retirarse a tiempo es una victoria y que a enemigo que huye, puente de plata.

Ya le ocurrió con sus antecesores, Pepe Griñán y Manuel Chaves, en el asunto de la corrupción y los EREs donde tras prometer con alharacas pero solo de boquilla que acabaría con esas malas prácticas, “vengan de donde vengan y caiga quien caiga”, optó por mantener el más estricito silencio y jugar a la mudita cuando el Supremo imputó a ambos. Y si te ví no me auerdo, queridos Pepe y Manolo. ¿Los EREs fraudulentos de la Junta? A mí que me registren, que yo nada tengo que ver, le aconsejaron sus asesores que dijera. Con el cambio de jueza instructora el asunto, que mantuvo en vilo la estructura del socialismo andaluz casi un lustro, acabó diluyéndose sin salpicar lo más mínimo a la baronesa andaluza que incluso salió reforzada.

[blockquote style=»1″]Conforme se acerca la fecha de la investidura, las diversas posiciones se van recolocando y hechos como el acuerdo de Gobierno alcanzado en Cataluña tras la retirada de Artur Mas pueden forzar la máquina para que todas las reticencias mostradas por Susana sobre la consulta podemista, queden cualquier día de estos en mero papel mojado. [/blockquote]

Es algo que siempre me ha llamado la atención desde que Susana Díaz accedió a la Presidencia de la Junta. Su capacidad para afrontar dialécticamente los grandes problemas y su total incapacidad para solucionarlos. Como ya he citado, pasó con la corrupción y ha pasado con la altísima tasa de paro o con las deficiencias educativas en nuestra comunidad, de las que siempre ha tenido la culpa el Gobierno del PP. Y ha pasado también con otros asuntos de intereés nacional como el debate monarquía-repúblicas, la reforma de la Constitución o el desafío separatista catalán. En todos esos temas Susana siempre se ha mostrado ciertamente conservadora y sus declaraciones públicas han sido más duras y han ido,.incluso, más allá de los discursos del mismísimo Mariano Rajoy..

Todo ello, junto con la escasez de llideres de entidad en su partido, ha provocado que su figura haya ido escalando peldaños hasta convertirse en una de las más valoradas candidatas a dirigir no sólo el PSOE sino también los destinos de España. Susana se ha convertido, en sólo un par de años, en el activo más importante del socialismo español huérfano últimamente de dirigentes con la vitola felipista del estadismo.

Su última jugada ha sido el enfrentamiento directo con su secretario general y candidato a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, tras los penosos resultados otenidos por éste en las eleciones generales del 20-D. Un pulso arropado por otros barones regionales (Extremadur y Castilla-La Mancha, fundamentalmente) que han puesto en la picota los pactos de multiizquierda y anti PP propuestos por Sánchez. La raya roja del referéndum catalán que plantea Podemos era hasta ahora el límite que los poderes fácticos del PSOE le habían impuesto a su candidato para poder firmar un acuerdo con Pablo Iglesias que le permita su investidura. Hasta ahí nada que objetar, pero parece que las cosas no están tan diáfanas como algunos pensaban. Y el donde dije digo, digo Diego podría acabar imponiéndose por puros intereses partidistas.

Conforme se acerca la fecha de la investidura, las diversas posiciones se van recolocando y hechos como el acuerdo de Gobierno alcanzado en Cataluña tras la retirada de Artur Mas pueden forzar la máquina para que todas las reticencias mostradas por Susana sobre la consulta podemista, queden cualquier día de estos en mero papel mojado.

Lo digo porque no sería la primera vez que la realidad de los hechos superan las demagógicas palabras de la presidenta andaluza. Su reciente silencio y su relativo respaldo a dejar que Sánchez intente cerrar acuerdos con quienes sea, Podemos, Ciudadanos, Esquerra Republicana o el PNV, para ser investido ponen de manifiesto, una vez más que cuando el PSOE se juega algo importante, se impone el silencio de los corderos. Vamos, no nos engañemos, como le ocurre también al PP. Como diría un tertuliano del Sálvame, “valgo más por lo que callo que por lo que cuento”.